La Europa de la Restauración y las Revoluciones Liberales (1815-1848)

La Europa de la Restauración

El Sistema de la Restauración: El Congreso de Viena

Las grandes potencias europeas se reunieron en el Congreso de Viena (1814-1815) con el objetivo fundamental de restaurar el orden político y social previo a la Revolución Francesa. Se buscaba acabar con los principios de soberanía nacional y constitucionalismo, y retornar al absolutismo monárquico.

El retorno al absolutismo se fundamentó en el rechazo de la Revolución Francesa y en el principio de legitimidad, que reconocía el derecho divino de los monarcas a gobernar. Sin embargo, en algunos países, como Francia, la posibilidad de retornar totalmente al absolutismo era inviable. Luis XVIII se vio obligado a promulgar una Carta Otorgada, un documento que reconocía algunos derechos políticos a la burguesía, partidaria de reformas.

La Reordenación del Mapa Europeo

El Congreso de Viena remodeló las fronteras de Europa en función de los intereses de las potencias vencedoras, sin tener en cuenta las aspiraciones nacionales de los pueblos. El objetivo era equilibrar las fuerzas de las grandes potencias mediante el reparto de los restos del imperio napoleónico.

Además, se establecieron dos principios que regirían la política internacional: la celebración de congresos para resolver disputas y el derecho de intervención en los países amenazados por una revolución liberal, ejercido por el ejército de la Santa Alianza.

Las Revoluciones Liberales

Las Revoluciones de 1820 y 1830

Durante la Restauración, los liberales, organizados en sociedades secretas como la masonería, pasaron a la clandestinidad. En 1820, una oleada revolucionaria provocó una primera quiebra del sistema de la Restauración. El triunfo de las revoluciones en España, Portugal, Nápoles y el Piamonte demostró la fuerza del movimiento liberal.

En 1830, la revolución se inició en Francia y significó el derrocamiento de los Borbones y la implantación de una monarquía constitucional con Luis Felipe de Orleans. Su influencia se expandió fuera de las fronteras francesas y contribuyó a la independencia de Bélgica.

A finales de la década de 1830, el absolutismo fue desapareciendo en Europa occidental y se impuso un liberalismo moderado. Los liberales moderados defendían el sufragio censitario y limitaban el ejercicio de las libertades.

La Experiencia Democrática y Social de 1848

Una nueva revolución en 1848 puso fin definitivamente al sistema de la Restauración. Las causas de esta revolución se encuentran en la insuficiencia de las reformas liberales moderadas y en el deterioro de las condiciones de vida de los artesanos y obreros.

En Europa oriental, la revolución de 1848 comportó la evolución del feudalismo. En Europa occidental, abrió las puertas a los nuevos ideales democráticos, que defendían la soberanía popular y el sufragio universal masculino.

Construcción de los Estados Nacionales

Nación y Movimientos Nacionalistas

La formación de los estados-nación se había iniciado con la configuración de estados unitarios en los siglos XVII y XVIII. La Revolución Francesa y las revoluciones liberales estimularon el desarrollo del concepto de nación.

El pensamiento liberal defendía la nación como un conjunto de ciudadanos ligados por una historia, una lengua y una cultura comunes, pero sobre todo por la voluntad de vivir juntos y regirse por las mismas leyes e instituciones.

Los Primeros Movimientos Nacionalistas (1820-1830)

El mapa europeo definido en el Congreso de Viena fijaba la existencia de seis estados multinacionales y más de treinta comunidades culturales sin estado, entre las que destacaban la alemana y la italiana.

En el contexto de las revoluciones liberales, se iniciaron las primeras revueltas nacionalistas con el fin de conseguir la independencia. En Grecia, sometida al Imperio Turco, en 1820 se inició una insurrección independentista de contenido liberal. Bélgica se independizó de los Países Bajos tras un proceso de guerra civil que llevó al enfrentamiento con los holandeses.

La Primavera de los Pueblos

La revolución de 1848 tuvo un importante contenido nacionalista en los países del Imperio Austríaco, una entidad absolutista en la que la minoría austriaca monopolizaba el poder y dominaba a las demás comunidades.

De este modo, la revolución de 1848 alumbró una «Primavera de los Pueblos». La insurrección se inició en Viena y provocó la abdicación del emperador. Pero también comportó la emergencia de movimientos nacionalistas en Praga, Polonia y Croacia. En la Lombardía italiana, la insurrección reclamó la retirada de los austriacos, mientras que en Venecia se llegó a proclamar la república. En Hungría se proclamó la independencia.

Si bien todos estos movimientos fueron derrotados, el Imperio Austríaco se vio obligado a introducir reformas.

Glosario

Términos Clave
  • Napoleón III: Emperador de Francia (1852-1870) que llegó al poder tras una insurrección popular.
  • Estados Generales: Asamblea convocada por el monarca e integrada por representantes de los tres estamentos (nobleza, clero y pueblo llano).
  • Monarquía Constitucional: Monarquía en la que el poder real está limitado por una constitución elaborada y aprobada por el parlamento.
  • Congreso de Viena: Reunión de las grandes potencias europeas (1814-1815) para restaurar el orden político y social tras la Revolución Francesa.
  • Sufragio: Derecho al voto.
  • Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano: Documento de 1789 que otorgaba a los franceses la condición de ciudadanos ante la ley, dotados de derechos políticos y de propiedad.
  • Directorio: Gobierno de Francia (1795-1799) que estableció un poder ejecutivo y legislativo dividido en cinco personas, entre las que se encontraba Napoleón Bonaparte.
  • Carta Otorgada: Documento que reconocía algunos derechos políticos, promulgado por Luis XVIII de Francia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *