La Primera Guerra Carlista (1833-1840) y la Regencia de María Cristina

La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

  1. El problema sucesorio.

En los últimos años de la vida de Fernando VII, en octubre de 1830, nació Isabel de Borbón. Unos meses antes del parto, en previsión de que el recién nacido no fuera varón, el rey aprobó la Pragmática Sanción por la que se abolía la Ley Sálica de 1713 que excluía del trono a las mujeres.

Así, cuando Fernando VII murió en 1833 le sucedió en el trono su hija de tres años Isabel II. Debido a la minoría de edad de la reina el gobierno de la nación fue asumido por una regencia encabezada por la viuda y sobrina del rey (fue la cuarta esposa de Fernando VII) y madre de la reina, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.

Carlos Mª Isidro, hermano del rey y hasta ese momento su sucesor, vio cerrado su camino al trono. Carlos no aceptó los derechos de su sobrina al trono. Éste es el origen de las llamadas Guerras Carlistas (durante el siglo XIX habrá dos guerras carlistas: 1833-1840 y 1872-1876).

  1. La guerra civil (1833-1840).

Inmediatamente después de conocerse la muerte de Fernando VII, en septiembre de 1833, se iniciaron levantamientos armados a favor del pretendiente Carlos. Comenzaba una larga guerra civil que iba a durar siete largos años y desgarraría la nación.

El conflicto sucesorio escondía un enfrentamiento que dividió política y socialmente al país.


El bando isabelino-cristino contó, al principio, con el apoyo de una parte de la alta nobleza y de los funcionarios, así como de un sector de la jerarquía eclesiástica. Pero ante la necesidad de captar apoyos ante el avance del carlismo, la regente se vio obligada a buscar la adhesión de los liberales a su causa (aunque personalmente ella no era liberal). De este modo, y para que se unieran la burguesía y los sectores populares de las ciudades en la defensa de Isabel, María Cristina tuvo que acceder a las demandas de los liberales que exigían el fin del absolutismo y del Antiguo Régimen.

En el bando carlista se agruparon todos los que se oponían a la revolución liberal: pequeños nobles rurales, parte del bajo clero y muchos campesinos de determinadas zonas del país, muy influenciados por los sermones de sus párrocos y para los que el liberalismo venía a suponer simplemente un aumento de impuestos. Todos estos grupos identificaron sus intereses con la defensa de los derechos al trono de Carlos y los ideales que el pretendiente defendía, el absolutismo y el inmovilismo. Ya durante el reinado de Fernando VII, en torno a Carlos se habían agrupado los denominados «apostólicos», núcleo del absolutismo más intransigente, conservador y reaccionario.

El carlismo, como pronto se empezó a llamar al movimiento que apoyaba los derechos de Carlos de Borbón, se presentaba como una ideología tradicionalista y antiliberal. Tuvo fuerte influencia en Navarra, País Vasco… Generalmente el campo apoyaba a Carlos y las ciudades a Isabel..

El programa ideológico-político del carlismo se podía sintetizar en el lema “Dios, Patria, Fueros, Rey”. Los fueros eran un conjunto de normas, derechos y privilegios otorgados por el rey a los habitantes de un territorio determinado. Estos son los principales elementos de su programa político:


  • Oposición radical a las reformas liberales. Inmovilismo

  • Defensa de la monarquía absoluta

  • Tradicionalismo católico y defensa de los intereses de la Iglesia

  • Defensa de los fueros vasco-navarros, amenazados por las reformas igualitarias y centralistas de los liberales:

    • Instituciones propias de autogobierno y justicia

    • Exenciones fiscales

    • Exenciones de quintas para el servicio militar

El desarrollo del conflicto armado pasó por dos etapas bien diferenciadas:

La primera etapa (1833-1835) se caracterizó por la estabilización de la guerra en el norte y los triunfos carlistas. Don Carlos llegó a instalarse en Navarra y organizó una monarquía alternativa. El general carlista Zumalacárregui conquistó algunas zonas del Norte, aunque fracasó en el asedio a Bilbao, donde encontró la muerte. A Zumalacárregui le sustituyó el general Maroto.

En la segunda fase (1836-1840) la guerra terminó por decantarse hacia el bando isabelino-cristino a partir de la victoria del general liberal Baldomero Espartero en Luchana ,lo que puso fin al asedio de Bilbao. A partir de aquí las derrotas carlistas fueron continuas y Don Carlos terminó por huir a Francia.


La guerra concluyó con el denominado Convenio o Abrazo de Vergara (1839), acuerdo firmado por los dos hombres fuertes de la guerra, el liberal Espartero y el carlista Maroto. En el acuerdo se reconocieron los grados militares y se hizo una ambigua promesa de respeto de los fueros vasco-navarros. El general carlista Cabrera se negó a aceptar el acuerdo y continuó defendiendo la causa carlista en el Maestrazgo.

La Regencia de María Cristina (1833-1840)

Ante la minoría de edad de Isabel, María Cristina de Borbón asumió la Regencia a la muerte de su marido Fernando VII en 1833. Pese a que la Regente no se identificaba con su ideario, los liberales se configuraron como la única fuerza capaz de mantenerla en el trono.

  1. Las Agrupaciones Políticas Durante El Período Isabelino.

Los liberales moderados, antiguos doceañistas en el Trienio, plantearon un programa mucho más conservador.

  • Orden y autoridad fuerte: fortalecimiento del poder del rey y restricción de las libertades.

  • Rechazo de las reformas que pusieran en cuestión sus propiedades, veían el exceso de libertad como un peligro al poder ser utilizada por las clases populares. No obstante, tras las desamortizaciones realizadas por los progresistas, no trataron de devolver sus propiedades al clero o a los ayuntamientos.

  • Sufragio censitario restringido.

  • Designación de los ayuntamientos por el gobierno central (sin elecciones).

  • Supresión de la Milicia Nacional.

Su apoyo social residía en las clases altas del país: terratenientes, grandes industriales, burguesía financiera y comercial.

Sus principales dirigentes fueron Martínez de la Rosa, el general Narváez y Alejandro Mon.

Los liberales progresistas, antiguos exaltados, mantendrán el siguiente ideario: (Teneis que poner mínimo 4)

  • Limitación del poder de la Corona

  • Ampliación del sistema de libertades

  • Defensores de reformas radicales como la desamortización de los bienes eclesiásticos y de los ayuntamientos.

  • Ampliación del cuerpo electoral. Defienden un voto censitario más amplio.

  • Elección popular de alcaldes y concejales en los ayuntamientos.

  • Liberalismo económico y reducción de la protección arancelaria.

  • Constitución de un cuerpo armado, la Milicia Nacional, como garante de las libertades.

Los progresistas concentraron su apoyo social en las clases medias urbanas: artesanos, tenderos, empleados…

Sus principales dirigentes durante el reinado de Isabel II fueron Espartero, Mendizábal, Pascual Madoz y Juan Prim.

A lo largo del reinado de Isabel II y la regencia de su madre María Cristina solo estuvieron en el poder durante breves períodos: (Bienio progresista). La mejor concreción de su programa fue la Constitución de 1837.

Se sufre una escisión por su izquierda, naciendo el Partido Demócrata. Que defendían el sufragio universal, la asistencia social estatal y una amplia libertad de asociación.

Al final del reinado de Isabel II comenzó a cobrar fuerza el republicanismo, que aspiraba a la abolición de la monarquía, la instauración de la república y a reformas profundas y de carácter democrático.

  1. El gobierno de Cea Bermúdez (1833)

El primer gobierno de la regencia estuvo presidido por Francisco Cea Bermúdez y estaba compuesto por absolutistas moderados. La única reforma de este gobierno fue la división provincial de España, realizada por Javier de Burgos.

  1. El Estatuto Real de Martínez de la Rosa (1834)

Así, María Cristina llamó a Martínez de la Rosa, un liberal moderado, a formar un gobierno que hiciera frente a la insurrección carlista. Martínez de la Rosa emprendió una serie de reformas muy moderadas. Entre ellas destacó el Estatuto Real en 1834.

Se trata de una Carta Otorgada, concedida por la voluntad de la Regente, en la que se conceden algunas reformas:

Se establecieron unas Cortes bicamerales formadas por la Cámara de Próceres, constituida por los Grandes de España y otros designados de forma vitalicia por el monarca, y la Cámara de Procuradores, elegida mediante un sufragio censitario muy restringido. Solo los varones de más de treinta años que poseyeran una renta superior a doce mil reales anuales tenían derecho de voto.

Estas Cámaras tenían funciones muy limitadas. El monarca mantenía importantes poderes: podía convocar y suspender Cortes cuando quisiera y cualquier ley, además de la aprobación de las Cámaras necesitaba el consentimiento del rey (derecho de veto). (Decir alguna característica)


La insuficiencia de las reformas de Martínez de la Rosa, en un contexto de guerra civil contra los carlistas, llevó a que los liberales terminaran por escindirse en dos grupos: moderados y progresistas. La guerra civil culminó la división del liberalismo español, iniciada en el Trienio Liberal. Así nacían el partido moderado y el partido progresista.

  1. La desamortización de Mendizábal (1836)

Se forma un nuevo gobierno progresista encabezado por Mendizábal, anterior ministro de Hacienda, que puso en marcha la famosa desamortización. La desamortización de Mendizábal consistió básicamente en la expropiación y nacionalización de bienes de la iglesia para su posterior venta en pública subasta al mejor postor. El objetivo era recaudar fondos para el Estado, que estaba en guerra.

  1. La Constitución de 1837.

En contexto de guerra civil, tuvo lugar en 1836 la «Sargentada de la Granja». Los sargentos de la Guardia Real obligaron a la Reina Regente que descansaba en el palacio de la Granja a suspender el Estatuto Real y proclamar la Constitución de 1812.

Una vez en el gobierno, dándose cuenta de que la Constitución de 1812 era inaceptable para los moderados, iniciaron un proceso de reforma de la Constitución de Cádiz, buscando el compromiso con los moderados mediante una serie de concesiones.

El nuevo texto constitucional tuvo las siguientes características:

  • Se establecía, sin lugar a dudas, el principio de la soberanía nacional.

  • El Estado se organizaba siguiendo la división de poderes:


    • Cortes bicamerales: Congreso de los Diputados y Senado

    • Todas las leyes aprobadas por ambas cámaras

    • El Senado es nombrado por el rey, tras elección de una terna por el cuerpo electoral.

    • Poder ejecutivo: el Rey.

      • El rey designaba a senadores y nombramiento de ministros. Los ministros debía conseguir la “doble confianza”.

      • En caso de desacuerdo, el rey podía adoptar la disolución de las Cortes.

  • Se recogían diferentes derechos individuales y libertad de imprenta.

  • No se prohibían otras religiones. El Estado se comprometía a subvencionar al clero expropiado con las desamortizaciones.

No determinaba el tipo de sufragio, se aprobó una ley electoral que estableció el voto censitario masculino. Tenían derecho de voto:

  • Los mayores contribuyentes

  • Varones de determinado nivel intelectual

  1. La Regencia de Espartero (1840-1843)

La oposición de la Regente a la Ley de Ayuntamientos unido a diversos problemas ligados a la vida privada de María Cristina la forzaron a renunciar y a marchar fuera del país. En su ausencia se nombró a un nuevo Regente: el General Baldomero Espartero (1841-1843).

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