La Revolución Americana y la Guerra de Independencia de los Estados Unidos

La Revolución Americana: Los Orígenes de la Revolución

Los colonos se negaron a pagar, consideraron que no debían pagar impuestos. Ante el monopolio de la venta del té a la Compañía de las Indias Orientales, la respuesta fue llamada Boston Tea Party o Motín de Té (1773). El 4 de julio de 1776 fue proclamada la independencia de los Estados Unidos de América en una declaración redactada por Thomas Jefferson.

La Guerra de Independencia de los Estados Unidos

Tuvo dos etapas. En la primera fase (1775-1777), los insurgentes, dirigidos por George Washington, se enfrentaron a los británicos siguiendo una táctica de guerrillas. La victoria en Saratoga (1777) decidió a Francia (enemiga del Reino Unido). España también apoyaba activamente la causa independentista. En la segunda fase (1778-1782), las tropas fueron derrotadas en Yorktown. La paz se restableció con el Tratado de París (1783). El Reino Unido reconocía la independencia de los Estados Unidos de América.

La Constitución Americana

Cincuenta delegados reunidos en Filadelfia en 1787 prepararon el texto de la nueva constitución. Se establecía un sistema político con tres poderes:

  • Poder Legislativo: Dos cámaras, el Senado y la Cámara de Representantes. Existe un parlamento.
  • Poder Ejecutivo: Gobernadores de cada estado. Un presidente, el presidente nombraba los secretarios de estado. George Washington fue el primer presidente.
  • Poder Judicial: Tribunal Supremo (jueces).

La Convocatoria de los Estados Generales

El monarca aceptó convocar los Estados Generales. Se hizo pública la convocatoria, pero Francia sufría una gran crisis de subsistencia. Los cuadernos de quejas en los que harían públicas sus peticiones demostraban el malestar del pueblo francés. Los cuadernos de la nobleza y el clero defendían los privilegios tradicionales y los del tercer estado reclamaban libertad de expresión, de reunión o de comercio y la suspensión del régimen feudal. ¿Qué es el tercer estado? del abate Sieyès.

La Revolución

Tuvo tres fases:

  1. Primera Fase: Asamblea Nacional (1789-1892)

Los Estados Generales deliberaban por separado y después emitían un voto. De la revuelta institucional a la revuelta popular: la revuelta del tercer estado. El rey se autoproclamó Asamblea Nacional. Se reunieron en la sala del juego de pelota, juraron no disolverse hasta haber dado a Francia una constitución. La asamblea pasó a llamarse Asamblea Nacional Constituyente. La Gran Revolución Urbana del 14 de julio de 1789 con el asalto a la prisión de la Bastilla de París. La Bastilla era el lugar en el que se encerraban los disidentes políticos. En el verano de 1789 tuvo lugar una violenta revuelta campesina, llamada El Gran Miedo. La obra de la Asamblea Constituyente: la asamblea respondió con el decreto de abolición del sistema feudal (diezmo, monopolios feudales) y se declaró la igualdad a la hora de pagar impuestos.

Segunda Fase: La Convención (1792-1794)

Las masas populares asaltaron el Palacio de las Tullerías, del que huyó la familia real. Los asaltantes eran los revolucionarios más radicales, los sans-culottes. Tras la insurrección, la revolución se radicalizó. La asamblea suprimió la monarquía y decidió elegir una nueva asamblea llamada Convención, por sufragio universal masculino. La Convención se encargaría de redactar la nueva constitución.

Tercera Fase: La Política Conservadora (1794-1799)

La burguesía moderna deseaba terminar la revolución instaurando una república conservadora y censitaria. Persiguió a los defensores del terror. Los sans-culottes desaparecieron de la política.

El Imperio Napoleónico

En 1804, el Consulado nombró a Napoleón emperador hereditario. Las ambiciones de dominio universal de Napoleón. Logró importantes victorias terrestres en el centro y este de Europa contra los austriacos y los rusos, destacando la victoria de Austerlitz y la derrota marítima de Trafalgar. Esta victoria, que le dio primacía absoluta en los mares, empujó a Napoleón a decretar el bloqueo continental.

Liberalismo y Nacionalismo

El intento de perpetuar el absolutismo estaba condenado al fracaso. La vuelta del antiguo régimen ya no era posible. La ocupación francesa había inundado con ideas revolucionarias sobre la soberanía nacional y los derechos del hombre, y ya no se consideraban subditos, sino ciudadanos. Sus países no eran reinos en el sentido de posesiones heredadas por un rey, sino naciones. Estas personas exigían el derecho a participar en el gobierno. Por eso se sucedieron las revoluciones. Hasta 1848 hubo tres oleadas revolucionarias: 1820, 1830 y 1848, y al final ganaron los liberales.

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