La Segunda Guerra Mundial: Del Expansionismo Nazi a la Reconstrucción Global

El Ascenso del Nazismo y la Política de Apaciguamiento

La política expansionista nazi, con el abandono de la Sociedad de Naciones en 1933, marcó un claro rechazo al orden internacional establecido. Al igual que China e Italia, Alemania se anexionó el Sarre y se embarcó en un proceso de rearme, incluyendo el restablecimiento del servicio militar obligatorio. En 1936, inició la militarización de Renania, quebrantando el Tratado de Versalles. La debilidad de las democracias occidentales permitió la formación del Eje Roma-Berlín y la firma del Pacto Antikomintern contra la URSS. La política de no intervención, impulsada por la creencia de que la unificación germánica no derivaría en una política expansionista, le hizo ganar tiempo a Hitler.

El Anschluss, la ocupación de Austria en 1938 y su incorporación al Reich, fue la primera muestra clara del expansionismo nazi. La Conferencia de Múnich, convocada ese mismo año para abordar la cuestión de los Sudetes checoslovacos, evidenció la política de apaciguamiento. A pesar de los acuerdos, Hitler finalmente agredió a Checoslovaquia, anexionándose también Memel. De forma paralela, Mussolini invadió Albania, encendiendo las alarmas en las democracias.

El Estallido de la Guerra en Europa

La invasión de Polonia en 1939, tras el rechazo del gobierno polaco a las demandas alemanas sobre Danzig, provocó la reacción de las alianzas y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Previamente, la URSS, aislada internacionalmente, firmó un pacto de no agresión con Alemania.

El Imperialismo Japonés en Asia

Tras la crisis de 1930, Japón emprendió una política expansionista en Asia para obtener materias primas. En 1936, firmó el Pacto Antikomintern y, desoyendo a la Sociedad de Naciones, atacó Manchuria. Este acto estimuló el patriotismo japonés y, en 1937, se unió al Eje e invadió China, debilitando a Gran Bretaña y dejando a Estados Unidos como su principal rival.

La Guerra Relámpago y la Caída de Francia

La Blitzkrieg, o guerra relámpago, se caracterizó por la rapidez de movimientos, el uso de la aviación y los panzers. En tres semanas, los alemanes llegaron a Varsovia, incorporando parte del territorio polaco al Reich y estableciendo una administración nazi en el resto. Dinamarca y Noruega fueron las siguientes víctimas, sin que Gran Bretaña pudiera detener el avance alemán. El ataque a Francia, a través de Holanda y Bélgica, llevó a la caída del país en junio de 1940. Mussolini se unió a Hitler el 10 de junio. Francia quedó dividida en dos zonas: el norte, bajo ocupación nazi, y el sur, con un gobierno colaboracionista.

La Batalla de Inglaterra y el Frente del Desierto

Los bombardeos alemanes sobre núcleos urbanos británicos fueron repelidos por la Royal Air Force, con ayuda estadounidense a partir de 1941. En 1940, Italia invadió Egipto para controlar el Canal de Suez. Alemania intervino, doblegando a Gran Bretaña en la guerra del desierto en 1941, pero una contraofensiva aliada los frenó. En 1942, un ejército aliado venció a Rommel en Túnez.

La Campaña en la URSS

A pesar del pacto de no agresión, Hitler planeaba invadir la URSS. La derrota en Grecia, provocada por la intervención italiana, desvió su atención a los Balcanes. Hungría, Rumanía y Eslovaquia se convirtieron en estados satélites. Yugoslavia, tras unirse al Pacto Tripartito, sufrió una invasión alemana tras una serie de revueltas internas. El ataque a Grecia también fracasó. En 1941, Hitler comenzó la campaña de Rusia, enfocándose en Leningrado, Moscú y Stalingrado. La rendición del ejército alemán en Stalingrado marcó el inicio del declive nazi.

La Intervención de Estados Unidos y la Guerra en el Pacífico

El ataque japonés a Pearl Harbor en 1941 provocó la entrada de Estados Unidos en la guerra. Japón, imparable al principio, conquistó gran parte de Indonesia, pero fue contenido en el Mar del Coral y Midway en 1942. La derrota en Guadalcanal en 1943 marcó el inicio del declive japonés.

La Derrota del Eje

El fortalecimiento de los aliados y el debilitamiento del Eje, junto con los bombardeos masivos sobre ciudades alemanas y las revueltas antifascistas, marcaron el curso de la guerra. En 1943, los aliados atacaron el sur de Italia, encarcelando a Mussolini. Hitler lo liberó, dividiendo Italia en dos: una república fascista y una monarquía antifascista. El avance aliado en Italia llevó a la liberación de Roma en 1944. En el frente oriental, el Ejército Rojo hizo retroceder a los alemanes hasta sus fronteras de 1941, liberando Yugoslavia y Albania. El desembarco de Normandía en 1944 liberó París. El avance soviético continuó por Hungría y Polonia, mientras los aliados cruzaban el Rin. Mussolini fue capturado y ejecutado, y Hitler se suicidó. La rendición alemana se firmó el 7 y 8 de mayo de 1945.

La Derrota de Japón

El avance aliado en el Pacífico, liderado por MacArthur, llevó a la recuperación de Filipinas y las Marianas en 1944. La aparición de los kamikazes y los bombardeos sobre Tokio no detuvieron el avance aliado. En 1945, Truman autorizó el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Japón capituló el 2 de septiembre de 1945.

La Ocupación Nazi y el Holocausto

La ocupación nazi se caracterizó por la explotación y esclavización de la población, el control de la producción y la participación del capital en empresas. Los campos de concentración, como Dachau (1933) y Mauthausen (1938), y de exterminio, como Auschwitz, fueron escenario del genocidio. Millones de personas fueron asesinadas en estos campos, sometidas a duras condiciones, maltratos y trabajos forzados. La SS se encargó de la explotación de los campos, en colaboración con empresas.

Colaboración y Resistencia

Muchos colaboraron con los nazis por temor o por beneficio. Surgieron movimientos antifascistas en forma de sabotaje y espionaje a favor de los aliados. Destacó Tito en Yugoslavia y los partisanos italianos, que lucharon contra la República de Saló. En Francia, De Gaulle lideró la resistencia, culminando con la liberación de París.

Consecuencias de la Guerra

Impacto Demográfico

La guerra dejó 55 millones de muertos, la mitad en la URSS, y 35 millones de heridos. La mortalidad aumentó, el concepto de retaguardia desapareció y las prácticas de terror y genocidio causaron millones de víctimas. Los desplazamientos masivos y la modificación de fronteras dejaron a millones de personas deambulando.

Impacto Económico

El estado se puso al servicio de la guerra, cambiando la organización de la producción y la mano de obra, con una mayor incorporación de la mujer. Europa quedó devastada, con una reducción de la capacidad de producción y las vías de comunicación afectadas. Los centros industriales de Japón fueron destruidos. Algunos países no afectados crecieron económicamente. La conservación parcial de la industria bélica fue un punto de arranque económico. La intervención del estado fue clave para el desarrollo del estado de bienestar.

Impacto Moral

La guerra cuestionó los valores morales y definió un nuevo concepto de derecho internacional. El juicio de Núremberg sentó un precedente en la justicia internacional.

Las Conferencias de Paz y la Creación de la ONU

Las conferencias entre aliados (Carta del Atlántico, 1941; Teherán, 1943; Yalta, 1945) marcaron la colaboración y el reparto de territorios desnazificados. En Potsdam (1945), Alemania quedó bajo tutela aliada y Berlín se dividió en cuatro zonas. Se consolidaron las fronteras polacas y surgieron roces entre la URSS y Estados Unidos por la hegemonía. La Conferencia de París (1946) firmó la paz definitiva. La ONU, creada en la Conferencia de San Francisco en 1945, se basó en el mantenimiento de la paz, la seguridad internacional, la cooperación económica y social, la igualdad soberana y el rechazo a la fuerza. Sus principales órganos son la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, la Secretaría y la Corte Internacional de Justicia.

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