Impacto Económico de la Primera Guerra Mundial (1914-1918)
La Primera Guerra Mundial provocó un aumento drástico en los gastos militares, superando los ingresos fiscales y obligando a los gobiernos a endeudarse significativamente. Esto generó fuertes presiones inflacionistas y desequilibrio financiero. Mientras tanto, naciones no participantes como Estados Unidos y Japón se apoderaron de mercados internacionales que tradicionalmente dominaban los europeos. La producción se centró en la fabricación de armamento, descuidando el sector agrario. El déficit en la balanza comercial se agravó al disminuir las exportaciones y aumentar las importaciones. El patrón oro fue suspendido, los gobiernos controlaron las transacciones financieras y se empezó a usar dinero fiduciario, lo que contribuyó a las hiperinflaciones de la década de 1920, junto con una fallida estabilización monetaria y financiera. La deflación, el aumento del desempleo, la disminución de la producción y la inflación redujeron los ahorros y la inversión, desestabilizando el sistema bancario y paralizando el crédito. A finales de los años 20, el intento de recuperar el patrón oro fracasó debido a la caída de la burbuja financiera. Mientras las potencias europeas se enfrentaban a las consecuencias de la guerra, la economía estadounidense prosperaba. Sin embargo, la especulación en la Bolsa de EEUU, impulsada por el crecimiento industrial, condujo al Crack de 1929, desencadenando la Gran Depresión y el fin del patrón oro.
Reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial
Tras seis años de guerra, Europa quedó devastada, con millones de muertos, ciudades destruidas (especialmente las áreas industriales), agricultura devastada que provocó hambruna, infraestructuras destruidas, economías estancadas, alto desempleo y escasez de alimentos, lo que a su vez generó huelgas y revueltas. El Telón de Acero interrumpió las rutas comerciales europeas. Alemania, como principal perdedora, debía reducir su nivel de vida, soportando reducciones industriales, situación que el canciller Adenauer buscó revertir. La preocupación de Estados Unidos por el avance del comunismo en Alemania y la necesidad de la recuperación económica europea impulsaron la creación del Plan Marshall. Estados Unidos, con sus reservas de oro intactas y su base agrícola e industrial fortalecida por la guerra, experimentó un gran crecimiento económico durante el conflicto. Tras la guerra, la reconversión industrial se enfocó en bienes de consumo, y el gasto consumista aumentó. El comercio internacional se volvió crucial para exportar los excedentes de producción, y el Plan Marshall facilitó la adquisición de materias primas y bienes manufacturados de Estados Unidos. El plan buscaba la colaboración europea para crear un plan de reconstrucción financiado por EEUU. En 1944, la conferencia de Bretton Woods buscó reorganizar el sistema económico internacional, estableciendo un nuevo orden con un sistema monetario estable basado en el dólar y un patrón oro-divisas. Se crearon el GATT, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Tras la guerra, se inició la formación de la Unión Europea, inicialmente un tratado entre seis países (Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos) para gestionar conjuntamente sus industrias pesadas y evitar la fabricación de armas para uso entre ellos. Figuras como Adenauer, Monnet, Churchill, Schumman, De Gasperi, Spaak, Spinelli y Hallstein son considerados «padres fundadores de Europa».
Crisis del Petróleo de 1973
La crisis del petróleo de 1973 se originó en el desorden del sistema monetario internacional tras la caída del dólar. La guerra de Vietnam afectó la economía estadounidense, llevando al presidente Nixon a desligar el dólar del patrón oro, finalizando el sistema de Bretton Woods. La flotación de las principales monedas occidentales generó inestabilidad. En este contexto, la reacción de la OPEP al apoyo occidental a Israel en la guerra de Yom Kippur provocó un aumento drástico del precio del petróleo. El precio del crudo se cuadruplicó entre octubre y diciembre de 1973, y los países árabes impusieron un embargo petrolero a países como Estados Unidos y Holanda. El embargo duplicó el precio real del crudo, provocó cortes de suministro y aceleró la recesión global. El crecimiento económico se frenó, la inflación aumentó y el desempleo creció, generando estanflación. Industrias y sectores enteros se vieron obligados a reconvertirse, introduciendo innovaciones tecnológicas, ahorrando energía y reduciendo personal. Los países de la OPEP aumentaron sus ganancias (petrodólares). La crisis cuestionó las ideas keynesianas de intervencionismo estatal y el «estado de bienestar», argumentando que el gasto estatal excesivo generaba la crisis. El keynesianismo, que proponía aumentar el poder adquisitivo para impulsar el consumo y la producción, manteniendo el pleno empleo incluso con inflación controlada, fue puesto en duda.