Muerte de Franco, reforma política

En el último cuarto del Siglo XX España experimentó un progreso histórico innegable. El desarrollo económico se tradujo en una considerable elevación del nivel de vida y en una difusión amplia del Estado de bienestar. Desde el principio de los años 70, dos hechos resultaban evidentes para la mayoría de los españoles, por un lado, el declive físico de Franco presagiaba un final ya próximo. Por otro lado, estaba el hecho de que la pervivencia de la dictadura, nacida de la Guerra Civil casi cuatro décadas atrás, supónía un anacronísmo cada vez más difícil de compatibilizar con el importante crecimiento económico experimentado en los años anteriores. Pero este progreso económico y social no estaba acompañado de una evolución paralela en lo político.
Se denomina “transición política española”, al proceso de desmantelamiento ‘de la dictadura que se desencadenó a la muerte de Franco y que culminó con el establecimiento de un régimen democrático. La muerte de Franco marcó el inicio de una nueva etapa en la Historia de España. Desde antes de 1975, existían tres opciones respecto al futuro político de España: el inmovilismo, la refonna y la ruptura. Los inmovilistas o continuistas, defendían la idea de la inmutabilidad de las leyes e instituciones franquistas después de la muerte de Franco y contaban con numerosos apoyos entre las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil y la Policía. Los reformistas,procedentes del franquismo, pero la mayoría. De una generación posterior, que no había hecho la guerra; Muchos eran tecnócratas vinculados al Opus Dei o falangistas y exfalangistas . Su posición política partía de la base de que el franquismo no podía perdurar tras la muerte de su fundador, veían necesario un proceso de reformas que impidiera la toma de poder tanto de la izquierda, que llevaba la iniciativa democrática, como de la extrema derecha inmovilista. Con la ruptura democrática se identificaban todos los sectores políticos derrotados en la Guerra Civil, especialmente nacionalistas vascos, catalanes y gallegos; anarquistas, socialistas y comunistas, y en general la oposición de izquierdas y algunos grupos demócrata-cristianos.Para los rupturistas, la transición a la democracia debía realizarse siguiendo un camino político enteramente nuevo,


que empezara con la amnistía política,un gobierno provisional y un proceso constituyente. Juan Carlos I asumíó la Jefatura del Estado a título de Rey. La nueva monarquía nacía legítimada por el franquismo, lo que le aseguraba el control del Ejército, la Administración y las fuerzas del orden público. En el discurso de su jura corno rey, D. Juan Carlos apuntaba sus intenciones conciliadoras y reformistas, pero se manténían abiertos muchos interrogantes. Para tranquilizar al aparato franquista, se decidíó la continuidad de Arias Navarro como presidente del gobierno, con un gabinete en el que había algunos reformistas. La lentitud del reformismo y los problemas que causaba la crisis económica daban cada vez más fundamento a la ruptura democrática- Para dar cohesión a sus planteamientos,en 1976, los dos principales organismos de la oposición se fusionaron en la Coordinadora Democrática, conocida popularmente como la Platajunta, que representaba a la práctica totalidad de las organizaciones políticas y sindicales y reivindicaba las libertades, la amnistía y la autonomía de las nacionalidades históricas. El rey,dispuesto a estabilizar la propia Monarquía, forzó la dimisión de Arias Navarro- D. Juan Carlos, con el apoyo de Fernández Miranda en el Consejo del Reino, nombró entonces nuevo presidente a Adolfo Suárez,esta decisión causó una gran sorpresa y el recelo de la oposición. Suárez inició un nuevo estilo político. Para hacer creíbles sus intenciones reformistas, el nuevo presidente concedíó una amplia amnistía e inició contactos con la oposición para implicarla en el proceso de reforma.
Fue así como se abríó camino la estrategia de la ruptura pactada, una vía que intentaba dar paso a otro sistema, pero comenzando por el desmantelamiento paulatino de la estructura y la legislación heredadas del régimen anterior. El instrumento legal para lograr la transición a la democracia fue la Ley para la Reforma política obra de Fernández Miranda, un texto corto que reclamaba la soberanía popular y prevéía la transformación de las Cortes franquistas en otras bicamerales elegidas por sufragio universal.También anunciaba unas futuras elecciones democráticas, organizadas por el gobierno con el concurso de partidos políticos. El siguiente paso era lograr la aprobación de las Cortes,lo que significaba su suicidio político


y el fm de la legalidad fianquista.La aprobación se logró a cambio de ciertas garantías: no exigir responsabilidades políticas ni económicas a los implicados en la dictadura y mantener en la ilegalidad al Partido Comunista. A continuación, Suárez convocó para el 15 de Diciembre un referéndum para que el pueblo esPañol se pronunciara sobre la Ley para la Reforma Política. El gobierno y la oposición intensificaron sus contactos y ésta aceptó el camino de la reforma para implantar la democracia. Sin embargo, las dificultades que se planteaban eran enormes. Dos amenazas eran las más importantes: la violencia terrorista y el miedo a un golpe militar. Este tipo de dificultades puso en grave peligro la Transición, y llegó a su máxima tensión en los primeros meses de 1977. Una vez garantizada la pluralidad política, los partidos se prepararon para concurrir a las prirneras elecciones democráticas que tendrían lugar en España desde 1936. Las elecciones quedaron convocadas para el 15 de Junio de 1977. El nuevo gobierno de UCD y las Cortes surgidas de las elecciones del 15 de Junio se enfrentaron a dos retos históricos fundamentales. Por un lado, era preciso atajar la crisis económica y definir el nuevo sistema de relaciones laborales; por otro, se tenía que construir un nuevo marco político democrático a través de una Constitución que también diera respuesta a una cuestión espinosa: integrar las reivindicaciones de las nacionalidades históricas sin cuestionar la unidad de España. A medida que avanzaba la década, se hacía patente que la crisis iniciada en 1973 con el aumento de los precios del petróleo se configuraba ya como la mayor crisis económica internacional desde la Gran Depresión de 1929. En una economía como la española, tan dependiente del exterior, los efectos económicos tenían que ser notables, especialmente en forma de inflación y paro. Así, en Octubre de 1977, se firmaron los Pactos de la Moncloa, que marcaron las directrices posteriores de la política económica. Sus dos objetivos fundamentales fueron reducir la inflación y poner en marcha un conjunto de reformas para repartir equitativamente los costes de la crisis. Los pactos lograron frenar la inflación, aunque no pudieron detener el incremento del paro. La elaboración de una nueva Constitución se convirtió


en el eje de la vida política nacional hasta su aprobación en Diciembre de 1978. Por vez primera en la historia de España, se óptó por elaborar un texto de consenso entre las distintas fiierzas políticas parlamentarias. Para ello se formó una ponencia de siete miembros integrada por diputados de los diferentes partidos. El problema más delicado fue el del modelo territorial del Estado. El problema del modelo de Estado se resolvíó, finalmente, apostando por un modelo unitario, pero descentralizado: la España de las autonomías. El resultado de todos estos meses de discusiones fue un texto constitucional que declaraba a España un “Estado social y democrático de derecho” .La Constitución fue aprobada en las Cortes y luego presentada en referéndum a los ciudadanos el 6 de Diciembre de 1978. Los primeros pasos de la democracia se vieron seriamente amenazados por la acción desestabilizadora del terrorismo, que no dejaba de crecer, así como por el peligro de golpe militar.La aprobación de la Constitución inició la normalización democrática. En Marzo de 1979 se celebraron nuevas elecciones legislativas, que ganó UCD. Al mes siguiente se produjo el triunfo de la oposición de izquierdas en las elecciones municipales. El mayor triunfo político del gobierno en este período fue la aprobación de los Estatutos de Autonomía de Cataluña y el País Vasco. A finales de Enero de 1981, Adolfo Suárez presentó su dimisión ante el doble acoso que significaban la dura oposición socialista y lacontestación dentro de su propio partido. El 23 de Febrero de 1981, un destacamento de guardias civiles bajo el mando del teniente coronel Antonio Tejero ocupó el Congreso, secuestró a los diputados y anunció que una autoridad militar se haría cargo del poder. Al día siguiente, las tropas que habían asaltado el Congreso se rindieron y los diputados que habían sido tornados como rehenes salieron ilesos. El fracaso del 23-F representó el principio de la desaparición de la amenaza militar y revitalizó la democracia española. El gobiemo de Calvo Sotelo se vio dificultado por la desintegración de su propio partido y acabó disolviendo las cortes y convocando elecciones legislativas anticipadas para el 28 de Octubre de 1982. Además, la situación económica había vuelto a empeorar y el paro alcanzaba los dos millones de personas. El PSOE de Felipe González logró un triunfo espectacular y la mayoría absoluta.

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