Que sector social hizo la constitución de 1830

3.1.- EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820)


3.1.1. El Manifestó de los Persas


Fernando VII «el Deseado» regresó a España en 1814. A su regreso, el pueblo lo recibe como la solución a todos sus males. Un grupo de diputados absolutistas le presentó el denominado Manifestó de los Persas, en el que le aconsejaban la restauración del sistema absolutista y la derogación de la Constitución elaborada en las Cortes de Cádiz de 1812. El Manifestó de los Persas, pues, reclama la vuelta al absolutismo y condena el liberalismo y la obra política gaditana.
Contando con el apoyo del ejército, de la población y de parte de los diputados, Fernando VII derogará la Constitución de 1812. Se vuelve así al Antiguo Régimen, en un fenómeno que se repite en toda Europa y se denomina Restauración.

3.1.2. El Sexenio Absolutista (1814-1820)


Apenas dos meses después de volver a España, Fernando VII declaró ilegal la convocatoria de las Cortes de Cádiz y anuló toda su obra legislativa. Con el regreso de Fernando VII, España volvía a la situación anterior. Apoyado en la Iglesia y en los grandes terratenientes, el rey prohibíó la publicación de periódicos y resucitó la Inquisición, que enseguida se puso manos a la obra con la retirada de cientos de publicaciones del periodo de la guerra. Los jesuitas volvieron a España, donde se mantendrían hasta el siguiente estallido liberal.


Estos seis años de restauración absolutista fueron un periodo incoherente, sin un programa sistemático de gobierno, podemos considerar como cuestiones centrales:

– La represión contra los enemigos del régimen:

Unos 12.000 afrancesados fueron desterrados; los constitucionalistas y liberales fueron perseguidos y
entre ellos los diputados que votaron en Cortes a favor de la Soberanía Nacional fueron encarcelados por decisión personal del rey.

– La grave situación económica:

Al término de la guerra el país estaba destrozado y exhausto económicamente, y la situación se agrava por la emancipación de las colonias americanas. Fernando VII se niega a los intentos desamortizadores y a una reforma fscal que transforme las estructuras del Antiguo Régimen (pago de impuestos por los privilegiados). La burguésía se irá por ello inclinando a la opción liberal.

– La oposición liberal

Ante estos acontecimientos la oposición liberal, clandestina por la represión, reacciona con múltiples pronunciamientos militares, que intentan restaurar la Constitución. Además, era patente el descontento de los ofciales de la guerrilla antinapoleónica, en gran parte del pueblo llano, a los que el rey margina a favor de los militares de origen noble; muchos de los protagonistas de estos pronunciamientos serán antiguos 


guerrilleros. Toda una serie de pronunciamientos se producen a lo largo de varios años: Espoz y Mina, Díaz Porlier… E l rey reprime duramente estas actuaciones encarcelando a los protagonistas, enviándolos al exilio o fusilándolos.

3.2. EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)


Las oleadas revolucionarias de 1820 en contra de la Restauración empiezan en Alemania y se extienden por toda Europa. El 1 de Enero de 1820 el comandante Rafael Riego, que se encontraba en Cabezas de San Juan (Sevilla), al frente de unas tropas preparadas para su traslado a América, realiza un nuevo pronunciamiento a favor de la Constitución del 1812. Por un lado, el gobierno, acostumbrado a deshacer con facilidad estas intentonas, se mostró pasivo ante los sublevados; por otro lado, la inexistencia de periódicos (prohibidos en 1815) hizo que se extendieran los rumores que magnifcaban los hechos. La consecuencia es que otros militares se envalentonaron los pronunciamientos se extendieron por toda España, obligando al rey a jurar la Constitución («Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional»).

Se pone así en marcha el llamado Trienio Liberal o Constitucional (1820-1823). Tras la formación de
una Junta Provisional y posteriormente de unas Cortes, se forma un gobierno moderado.


Se va a producir entonces una escisión en el seno de los liberales:
– doceañistas o moderados (participantes en las Cortes de 1812), elitistas, que pretenden reformar la Constitución a favor de los sectores poderosos (introducción de una segunda cámara controlada por los más pudientes de la sociedad)
– veinteañistas o exaltados, populistas, partidarios de Riego y de implantar la Constitución sin reforma alguna. La política en este trienio continuó la obra reformista iniciada en 1810: abolición de los privilegios de clase, señoríos, mayorazgos y la Inquisición. Se preparó el Código Penal y volvíó a estar vigente la Constitución de 1812. Se vuelve legislativamente a la Constitución de 1812 y a los decretos de las Cortes de Cádiz. La Iglesia fue la institución que más sufríó con el cambio de régimen, al aprobarse la supresión de las órdenes monacales y la desamortización de las tierras de los monasterios. En tres años los gobiernos liberales, moderados o exaltados, se sucedían unos a otros sin ser capaces de solucionar los grandes problemas que los acosaban: la crisis en el país y las insurrecciones armadas de campesinos y realistas descontentos (en Aragón, Cataluña, País Vasco y Navarra), los enfrentamientos entre liberales (que se acusaban entre ellos de tibios o de radicales), el obstruccionismo del rey (constantemente conspirando para recuperar el poder absoluto) y, desde el exterior, los recelos de la Santa Alianza.


La restauración europea puso freno a las ideas liberales. Desde 1822, toda esta política reformista tuvo su respuesta en una contrarrevolución llevada a cabo a través de la Santa Alianza que, desde el centro de Europa, defendía los derechos de los monarcas absolutos. Se envía a España a los «Cien mil hijos de San Luis», ejército organizado por Francia. El 7 de Abril de 1823 entraron en España las tropas francesas mandadas por el Duque de Angulema, a las que se sumaron tropas realistas españolas. El gobierno constitucional y las Cortes huyen a Andalucía, mientras confían en que el pueblo reciba hostilmente al ejército francés; pero las tropas extranjeras son recibidas con júbilo por el pueblo y, sin mucha resistencia, imponen de nuevo el absolutismo. Nada pudieron hacer los liberales ante unas tropas que doblaban las suyas. Con las manos libres, el rey invalidó toda la legislación del trienio y puso fn a este segundo intento de revolución liberal. Para respaldar la restauración absolutista, buena parte del ejército francés permanecería en España durante cinco años.

3.3. LA DÉCADA ABSOLUTISTA(1823-1833)


La última etapa del reinado de Fernando VII fue de nuevo absolutista. La nueva restauración absolutista de Fernando VII signifcó, como la anterior, el restablecimiento parcial del Antiguo Régimen. Los historiadores liberales llaman a este periodo la Década Ominosa. Desde 1823 hasta su 


muerte, Fernando VII gobernó como monarca absoluto. Recuperado su poder, lo primero que hizo fue vengarse de los liberales, desatando una durísima represión. Sus principales actuaciones fueron crear una policía que controlase el reino y depurar la administración y el ejército de sospechosos de liberalismo. El país volvíó a cerrarse a las novedades del pensamiento y la ciencia (en 1830, ante la revolución liberal en Francia, el rey cierra las universidades españolas). Varios miles de españoles se pusieron a salvo en el exilio, donde no permanecerían inactivos, sino que conspirarían abiertamente contra Fernando VII, a la espera de su oportunidad.

Se produce una contraofensiva legislativa. Se suprimíó nuevamente la Constitución y se
restablecieron las instituciones anteriores, salvo la Inquisición (sustituida por Juntas de Fe en algunas
diócesis). Los liberales vuelven a la oposición; los exilios, los pronunciamientos militares fallidos, los
fusilamientos, en defnitiva, la represión reaparece. Lo demuestran los ajusticiamientos de Riego, El
Empecinado, Mariana Pineda y Torrijos.


Hubo dos cuestiones centrales que no terminaron de resolverse:

– La amnistía:

Las presiones exteriores ante la brutalidad de la represión en España provocaron que en 1824 Fernando VII concediera lo que con evidente desinterés y desagrado denominaba “la amnistía dichosa”. Las consecuencias de ello fueron totalmente para contraproducentes: para los liberales la amnistía era poco menos que una burla, ya que el decreto planteaba tal cantidad de excepciones que casi nadie podría benefciarse de ella. Para los realistas, en cambio, resultaba una concesión excesiva y una traición, lo que provocó que los más intransigentes se alinearan con el infante Carlos María
Isidro. Hubo insurrecciones de ambos bandos, duramente reprimidas.

– La reforma de la Hacienda:

Debido a la exención de impuestos de los privilegiados, la fnanciación del Estado seguía siendo un problema, agravado por la penosa situación del país tras la guerra. El ministro López Ballesteros intentó poner orden en la confusa Hacienda Pública, pero no se resolvíó la crítica situación.

3.4. LA CUESTIÓN SUCESORIA


Los años fnales del reinado se centraron en la cuestión sucesoria: a pesar de haber contraído matrimonio en cuatro ocasiones, sólo su última esposa le dio dos descendientes, dos niñas. En torno a Carlos María Isidro, hermano y posible sucesor de 


Fernando VII, surge un partido ultraconservador, partidario de volver a las formas del Antiguo Régimen.

Desde 1713 estaba vigente la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres. En 1789, las Cortes
aprobaron una Pragmática Sanción que la derogaba, pero no fue publicada hasta 1830. Poco
después, nacíó la princesa Isabel. Una parte de la corte defendía la candidatura al trono de Carlos
María Isidro, y negaba la legalidad de la Pragmática.
A la muerte del rey, el 29 de Septiembre de 1833, quedaba como heredera su primogénita Isabel, que
reinaría con el nombre de Isabel II. Carlos María Isidro y sus partidarios no reconocen a Isabel II
como reina y se inicia la Primera Guerra Carlista.

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