Recorrido por la Historia de España: De los Pueblos Prerromanos al Siglo XVIII

Pueblos Prerromanos y Colonizaciones Históricas

En la península ibérica, durante el primer milenio antes de Cristo, se desarrollaron diversos pueblos autóctonos, que destacaron en la metalurgia. Estos pueblos se vieron influidos por la llegada de pueblos colonizadores provenientes del Mediterráneo y, en el caso de los celtas, del Centro y Norte de Europa.

Pueblos Autóctonos

  • Tartesos: Vivieron entre los siglos IX a.C. y VII a.C. en la zona que va de Huelva a Cartagena. Destacaron por su gran desarrollo económico y su sociedad jerarquizada, liderada por reyes como Argantonio. Se dedicaban al comercio, eran pacíficos y tenían leyes escritas en verso.
  • Íberos: Habitaron la zona del sureste peninsular hasta el siglo III a.C. Se dedicaban a la agricultura, la ganadería y el comercio, desarrollando su propia moneda. Eran guerreros, se jerarquizaban por riqueza, practicaban el culto a varios dioses y poseían una escritura aún sin descifrar.
  • Celtíberos: Eran una mezcla de los celtas llegados del este de Europa y los íberos. Tenían una economía ganadera y agrícola, con escaso comercio y siendo común el pillaje. Poseían una organización pre-estatal y fueron absorbidos durante la romanización, aunque opusieron gran resistencia en lugares como Numancia y Segóbriga.
  • Pueblos del Norte: Vivían en castros. Tenían una economía basada en la recolección y la ganadería, practicaban la orfebrería, eran matriarcales y rendían culto a elementos de la naturaleza. También presentaron gran resistencia a la Romanización.

Colonizaciones Históricas

Los pueblos autóctonos fueron influidos por la llegada de pueblos colonizadores del Mediterráneo con intenciones comerciales:

  • Fenicios: Procedentes de Fenicia, llegaron en el siglo IX a.C. Su interés era la explotación de recursos. Establecieron colonias comerciales como Gadir (Cádiz) o Malaka (Málaga). Nos legaron el salazón, los perfumes, el incienso y los primeros signos del alfabeto.
  • Griegos: Procedentes de la isla de Focea, llegaron en el siglo VIII a.C. buscando metales y territorio. Crearon colonias comerciales como Akra Leuke (Alicante). Introdujeron el cultivo de la vid y el olivo, el comercio de metales y sus dioses.
  • Cartagineses: Procedentes de Cartago, llegaron a partir del siglo VI a.C. Establecieron asentamientos como Ebusus (Ibiza) y Qart Hadast (Cartagena). Su intención era explotar recursos. Legaron la orfebrería y el culto a la diosa Tanit.

La Romanización de Hispania

La Conquista Romana de la Península Ibérica

Los romanos llegaron a la península con motivo de las Guerras Púnicas, luchadas contra Cartago por el control del Mediterráneo. Los cartagineses sometían a los pueblos autóctonos a crueles medidas, por lo que los romanos intervinieron, desembarcando en 218 a.C. bajo el mando del general Publio Cornelio Escipión para enfrentarse a Aníbal Barca.

La conquista romana de la península se desarrolló en tres fases:

  1. Primera fase (218 a.C. – 197 a.C.): Conquista de los valles del Ebro y Guadalquivir, que opusieron poca resistencia. Se fundó la primera ciudad romana, Tarraco.
  2. Segunda fase (197 a.C. – 29 a.C.): Conquista del interior peninsular, que ofreció gran resistencia con figuras como Viriato y el uso de la «guerra de guerrillas». Durante este periodo, las guerras civiles en Roma también afectaron a la península.
  3. Tercera fase (29 a.C. – 19 a.C.): Conquista de los pueblos del norte (cántabros, astures, etc.), que opusieron gran resistencia y requirieron la intervención del emperador Octavio Augusto para finalizar la conquista. Se crearon nuevas ciudades como Legio VII Gemina (León).

El Proceso de Romanización

Tras la conquista, se inició la romanización, el proceso de asimilación de la cultura romana. Este proceso duró unos 400 años, fue heterogéneo y supuso la adopción de leyes, lengua y cultura romanas.

  • El latín se convirtió en la lengua unificadora.
  • Se estableció el derecho romano.
  • Se construyó una extensa red de vías (calzadas), como la Vía Augusta.

Sociedad, Economía y Religión

La sociedad estaba jerarquizada, dividida por el estatus jurídico y la riqueza. El territorio se dividió inicialmente en dos provincias: Hispania Ulterior e Hispania Citerior, según su proximidad a Roma.

En la economía, la principal actividad era la agricultura, basada en los latifundios y el cultivo de la Tríada Mediterránea (trigo, vid y olivo). La ganadería (ovina y equina), la minería (explotación de las Médulas, oro) y el comercio (con puertos como Gijón) también tuvieron gran importancia.

La religión en el Imperio Romano era muy variada, admitiendo dioses romanos y orientales. El cristianismo se estableció en la península y, bajo el emperador Teodosio, se convirtió en la religión oficial del Imperio. Se luchó contra herejías como el Priscilianismo y el Arrianismo.

La Monarquía Visigoda

Llegada y Asentamiento

El Imperio Romano sufrió una gran crisis en el siglo III. La crisis militar debilitó el limes (frontera), facilitando la entrada en la península de una oleada de pueblos bárbaros en el 409. Suevos, alanos y vándalos lograron asentarse.

Otro pueblo bárbaro, los visigodos, procedentes del Danubio, firmaron un foedus (tratado) con Roma, que los aceptaba como federados a cambio de defender sus fronteras. Los visigodos entraron en la península en el 418, expulsando a la mayoría de los pueblos bárbaros, excepto a los suevos. Tras la pérdida de la Galia frente a los francos en la Batalla de Vouillé (507), los visigodos se vieron obligados a establecerse definitivamente en la península, fijando su capital en Toledo.

Hacia el año 509, los aproximadamente 100.000 visigodos se establecieron como élite, asumiendo el poder político. Trajeron consigo una cultura muy romanizada, aunque con elementos de derecho germánico.

Unificaciones del Reino Visigodo

Diferentes reyes llevaron a cabo importantes unificaciones:

  • Con Leovigildo: Se logró la unificación territorial al expulsar a suevos y bizantinos.
  • Con Recaredo I: Se consiguió la unificación religiosa al convertirse al catolicismo (Tercer Concilio de Toledo, 589).
  • Con Recesvinto: Se alcanzó la unificación legislativa al fusionar el derecho romano y germánico en el Liber Iudiciorum (o Código de Recesvinto), aplicable a todos los ciudadanos.

Organización Política y Social

Los visigodos establecieron una monarquía electiva. El rey era aconsejado por el Aula Regia y nobles de confianza en el Officium Palatinum. Las asambleas, como los concilios, adquirieron gran importancia, especialmente tras la conversión al catolicismo, uniendo el poder del clero y la monarquía.

La economía y sociedad estaban ruralizadas, basadas en la agricultura y ganadería, con escaso comercio. La sociedad era jerarquizada, con campesinos libres y siervos vinculados a un señor.

Cultura y Arte Visigodo

En cuanto a la cultura, destaca el papel de San Isidoro de Sevilla, quien instruyó a Recaredo, introdujo la filosofía aristotélica y escribió las Etimologías.

En arquitectura, realizaban pequeñas iglesias en piedra con arcos de medio punto y herradura, heredados de los romanos. Destacaron en la orfebrería, como se aprecia en el Tesoro de Guarrazar (donde se encuentra la Corona de Recesvinto).

Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura

Economía en Al-Ándalus

La economía en Al-Ándalus fue muy próspera. Su principal actividad era la agricultura, donde introdujeron nuevas técnicas hidráulicas y productos como el arroz, el azúcar, la berenjena y la zanahoria. También se desarrollaron, a menor escala, la ganadería ovina y equina, y la minería. En la artesanía, introdujeron la seda y elaboraron productos en diversos materiales. El comercio fue muy próspero, convirtiendo a Al-Ándalus en un foco importante del Mediterráneo y el Norte de Europa. Dentro de las ciudades, el comercio se realizaba en el zoco y en los arrabales.

Sociedad y Urbanismo

Las ciudades tenían un plano laberíntico y a menudo se construían sobre antiguas ciudades romanas, aunque también crearon nuevas ciudades. Estaban rodeadas por la medina, que albergaba la mezquita, el alcázar y las escuelas. En los barrios extramuros vivían los judíos y los cristianos. La ciudad por excelencia era Córdoba.

La sociedad estaba dividida en creyentes (musulmanes) y no creyentes (judíos y cristianos). Los creyentes gozaban de privilegios y no pagaban impuestos; incluían a la élite (árabes y sirios) y después a los bereberes y eslavos. Los no creyentes pagaban impuestos y no podían acceder a cargos públicos.

El poder político residía en el califa, y después en el emir y el walí. El ministro era el háyib y el juez el cadí.

Cultura y Arte en Al-Ándalus

Al-Ándalus fue un referente cultural, alcanzando su máximo esplendor durante el Califato y los reinos de taifas. Se hablaban numerosas lenguas, destacando el árabe. Se hicieron avances en medicina (con prácticas como las cesáreas), en filosofía (con figuras como Averroes) y en geografía (con el mapa de Al-Idrisi).

El arte hispanomusulmán se caracterizó por su gran religiosidad. Destacó la arquitectura, que utilizaba materiales modestos y se centraba en representaciones geométricas y caligráficas. Sobresalieron las mezquitas y los palacios.

  • En el Emirato Dependiente: Se inició la Mezquita de Córdoba.
  • En el Emirato Independiente: Se amplió la Mezquita de Córdoba.
  • En el Califato de Córdoba: Se construyó la ciudad palatina de Medina Azahara.
  • En los reinos de taifas: Destaca el Palacio de la Aljafería de Zaragoza.

La Alhambra, construida por el reino nazarí de Granada, es el monumento mejor conservado.

El Legado Judío en la Península Ibérica

Los judíos en tiempos de los musulmanes gozaron de prosperidad, aunque sufrieron persecuciones en diversos pogromos en el siglo XIV. Eran una minoría y vivían en las juderías. Se dedicaban a profesiones como la medicina y la banca. Destacó el filósofo judío Maimónides. Muchos trabajaron en la Escuela de Traductores de Toledo.

La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y Aragón y el Reino de Navarra (Siglos XIV y XV)

La Baja Edad Media, durante los siglos XIV y XV, se caracterizó por numerosas crisis y cambios.

Crisis del Siglo XIV y XV

Se produjo una crisis demográfica debido a la falta de alimento, que debilitó a la población y la hizo vulnerable a epidemias. La Peste Negra, llegada a la península en 1348 a través de Mallorca, redujo la población en un 30%, afectando especialmente a Cataluña. Las numerosas guerras, los pogromos y los enfrentamientos entre la nobleza contribuyeron a esta crisis demográfica. El endurecimiento de las condiciones para los campesinos propició revueltas.

En cuanto a la economía, predominantemente agraria, entró en crisis por la abundancia de lluvias, que limitó el crecimiento de la producción y generó hambrunas. Esto provocó la despoblación de las áreas rurales. En las zonas aún cultivadas, las condiciones se endurecieron, generando tensiones sociales. Las tierras desocupadas fueron aprovechadas por la Mesta, lo que impulsó la industria textil y artesanal.

El fortalecimiento político de la nobleza chocó con los objetivos del clero y la monarquía. La nobleza ejerció una gran presión sobre la monarquía, dando lugar a tensiones y guerras civiles.

Situación en los Reinos Peninsulares

El Reino de Castilla, tras su unión definitiva en 1230, se consolidó y realizó expediciones por el Atlántico. En el siglo XIV, se produjeron asaltos a las juderías y guerras civiles, como la de sucesión por el trono de Enrique IV.

En Aragón, también hubo revueltas internas entre campesinos y señores, como las de los payeses de remença, y enfrentamientos urbanos como los de la Biga y la Busca. Surgieron problemas políticos por la muerte sin descendencia de Martín I y guerras civiles de la nobleza contra Juan II. Durante estos años, Aragón se expandió por el Mediterráneo, enfrentándose a Francia y Venecia y conquistando Sicilia, Nápoles, Cerdeña y plazas en Atenas y el Norte de África. El alto coste de estas expediciones obligó a la monarquía a pactar con la nobleza.

El Reino de Navarra estuvo gran parte del tiempo vinculado a Francia hasta el matrimonio de Blanca de Navarra con Juan II de Aragón. En el reino sucedieron conflictos sociales y dinásticos, así como guerras con Castilla.

La Guerra de Sucesión Española, la Paz de Utrecht y los Pactos de Familia

La Guerra de Sucesión Española (1701-1713)

La Guerra de Sucesión Española fue un conflicto de carácter internacional y civil que se desencadenó tras la muerte sin descendencia de Carlos II en 1700. En su testamento, Carlos II designó como heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia.

Esta decisión generó gran preocupación en Europa, ante el riesgo de una unión dinástica entre España y Francia que alteraría el equilibrio de poder. Por ello, se formó la Gran Alianza de La Haya, integrada por potencias como Austria, Inglaterra y los Países Bajos, que apoyaban al archiduque Carlos de Austria como pretendiente al trono español.

En España, el conflicto adquirió un carácter de guerra civil: la Corona de Castilla apoyó a Felipe de Anjou, mientras que la Corona de Aragón se inclinó por el archiduque Carlos.

La guerra se extendió por España y Europa. Un punto decisivo ocurrió en 1711, cuando el archiduque Carlos heredó la corona del Sacro Imperio Romano Germánico, lo que hizo que sus aliados vieran con recelo la posibilidad de una unión de poderes aún mayor que la franco-española.

La Paz de Utrecht (1713)

La guerra finalizó con la firma de la Paz de Utrecht en 1713. Este tratado reconoció a Felipe V como rey de España, pero con la condición de que las coronas de España y Francia nunca se unieran. España perdió importantes territorios europeos, como Flandes, Nápoles, Milán y Gibraltar, que pasaron a manos de otras potencias europeas (principalmente Austria y Gran Bretaña).

Los Pactos de Familia

Los Pactos de Familia fueron acuerdos firmados en el siglo XVIII entre los monarcas borbones de España y Francia para fortalecer su alianza frente a otras potencias, especialmente Gran Bretaña. Se firmaron tres pactos durante los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III. Estos pactos implicaron una colaboración militar, política y económica entre ambas monarquías borbónicas y buscaban recuperar la influencia internacional de España tras las pérdidas territoriales y de poder sufridas en la Guerra de Sucesión y la Paz de Utrecht.

Sociedad, Economía y Cultura del Siglo XVIII

Sociedad Estamental

La sociedad española del siglo XVIII continuó siendo una sociedad estamental con poca movilidad entre grupos. La nobleza y el clero mantuvieron sus privilegios y ocuparon los altos cargos de la Administración y del Gobierno. El Estado Llano era el grupo más numeroso y heterogéneo. La burguesía mejoró su posición gracias al desarrollo del comercio.

Economía del Siglo XVIII

En la economía se produjeron mejoras significativas.

  • Agricultura: Se adoptaron medidas para mitigar las crisis de subsistencia causadas por la pobreza de los suelos. Se introdujeron nuevos cultivos, se construyeron canales de riego, se colonizaron nuevas tierras, se liberalizó el comercio de granos y se limitaron los privilegios de la Mesta.
  • Manufacturas: Se incrementó la producción mediante la adopción de medidas proteccionistas y el fomento de fábricas, como las Reales Fábricas, y de nuevos sistemas de producción. Carlos III aprobó los decretos de dignificación para estimular la actividad comercial y artesanal.
  • Comercio: La Corona impulsó los intercambios con las Indias mediante los Decretos de Libre Comercio, la supresión de aduanas interiores, el refuerzo de la marina comercial y los Pactos de Familia para contrarrestar el expansionismo inglés.

Cultura: La Ilustración en España

La Ilustración se desarrolló en menor medida en España debido al gran conservadurismo. Sus ideas se difundieron a través de las Sociedades Económicas de Amigos del País y mediante tertulias, con figuras destacadas como Jovellanos y Goya. Se fomentó el despotismo ilustrado con reformas culturales promovidas por la Corona, como la creación de academias nacionales y el fomento de las ciencias.

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