Reforma agraria y desamortización en el siglo XIX

Proceso de revolución liberal

1808. Algunas leyes giraron alrededor de redefinir nuevo derecho público. El liberalismo se relacionaba la titularidad individual con la capacidad de disponerla libremente. El principal derecho de los individuos es la existencia feliz, donde la propiedad privada se convierte en el medio imprescindible para alcanzarla. La propiedad privada da sentido al interés por el trabajo y se convierte en elemento motriz y sustento de la riqueza. El Estado liberal tiene dos tareas respecto a la propiedad privada: garantizar la inviolabilidad de tal derecho y proporcionar la libertad necesaria para ejercerlo, y procurar no limitarlo. En conclusión, para el pensamiento liberal había una conexión entre la propiedad privada y la libertad. La reforma agraria es imprescindible para la modernización económica de las sociedades europeas. Si la agricultura e industria se desarrollan a la par, los excedentes humanos y alimenticios encontrarán acomodo en la sociedad industrial y surtirán de productos elaborados al mundo rural. En caso contrario, una sociedad campesina atrasada no poseerá capacidad de consumo para sostener a las nuevas industrias, o las industrias no podrán absorber a los desempleados. Los objetivos iniciales de la desamortización son crear propietarios plenos de su tierra con formas modernas de cultivo para aumentar la productividad.

2. La herencia del Antiguo Régimen

La agricultura es una actividad económica muy importante, tanto por la población activa empleada como por la riqueza generada. Durante el siglo XIX soportó una situación de atraso como consecuencia de las estructuras agrarias heredadas del Antiguo Régimen. La tierra estaba en manos de la nobleza e Iglesia, lo que impedía el libre comercio de la tierra. Además, el rendimiento era muy bajo debido al atraso técnico, nulas inversiones y escasas expectativas de enriquecimiento personal. La vida campesina era muy dura, con exceso de trabajo y escaso rendimiento, además de condiciones climáticas adversas y hambre. Por ello, la agricultura del siglo XVIII era un problema social y económico necesitado de reformas.

3. Evolución del proceso desamortizador

Las reformas agrarias fueron planteadas en el siglo XVIII. Los proyectos ilustrados buscaban medidas de modernización que liberaran la tierra de privilegios y crearan nuevas clases propietarias. El proyecto más famoso fue el de Jovellanos, ‘Informe sobre la Ley agraria’, que no se llevó a cabo, pero dejó la idea en el aire. Posteriormente, los proyectos tuvieron como nuevo objetivo la venta de tierras inmovilizadas para obtener recursos para el Estado. Este proceso tuvo lugar durante los gobiernos de Godoy, las Cortes de Cádiz, el trienio liberal, Mendizábal y Pascual Madoz. La desamortización fue la medida práctica de mayor trascendencia tomada por los gobiernos liberales durante el siglo XIX y XX.

4. La desamortización en el período isabelino

El impulso definitivo de la desamortización llegó con el triunfo de la opción liberal en la persona de Isabel II. Durante la regencia de María Cristina se inició el proceso de convertir en libre la propiedad del Antiguo Régimen, que finalizó en 1856. Este proceso implicó la desaparición del régimen señorial de raíz feudal, la supresión del mayorazgo, la desaparición de la propiedad amortizada de la iglesia y la desaparición de la propiedad colectiva. La desamortización supuso dos momentos: la apropiación de los bienes por parte del Estado y la puesta en venta mediante subasta, donde solo las clases sociales con dinero podían adquirir estos bienes.

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