Regionalismo y nacionalismo en la Restauración: movimientos obreros y autonomía regional

Regionalismo y nacionalismo (movimiento obrero)

Durante el reinado de Alfonso XIII, la Restauración comenzó a sufrir cada vez más críticas. Los movimientos regionalistas y nacionalistas, y el movimiento obrero, tuvieron un papel relevante como principales grupos de oposición política y de gobierno, junto con republicanos y carlistas. La Restauración supuso el triunfo de un modelo de estado centralizado. Sin embargo, no tardaron en aparecer manifestaciones culturales y políticas. A estas manifestaciones se les denomina regionalismos y nacionalismos, que son movimientos que reivindican el reconocimiento de la identidad diferencial de una región. El regionalismo es la reivindicación de altas cotas de autonomía y del autogobierno, independentista o no, y el regionalismo es la exaltación de las tradiciones culturales regionales, así como la defensa del particularismo, la defensa del derecho a la autonomía y autogobierno, la defensa de un estado descentralizado. Con ningún nacionalismo, abogaron por la separación y la independencia y, por último, fueron promovidos por la burguesía y las altas clases sociales. Durante la Restauración se desarrollaron los regionalismos y nacionalismos periféricos en Cataluña, País Vasco y, en menor medida, en Galicia, Canarias, Andalucía y País Valenciano. Aunque sus raíces se encuentran en la Renaixença, el nacionalismo catalán alcanzó su mayor desarrollo durante la Restauración. Hubo dos tendencias, el catalanismo monárquico tradicionalista y conservador de derechos, que fue la tendencia más importante durante la Restauración y representaba los intereses de la burguesía industrial catalana. Defendía la creación de un estado federal. Su gran figura fue Prat de la Riba, redactor de las Bases de Manresa y fundador de la Liga Regionalista en 1901. En 1904, bajo su presidencia, se creó la Mancomunidad de Cataluña, que consistía en una institución del ámbito catalán que impulsó un proyecto de integrar por primera vez las cuatro diputaciones provinciales en un instrumento de autogobierno. Solo las cuatro provincias catalanas hicieron uso de esa ley. La otra tendencia fue el catalanismo republicano radical de izquierdas, que fue una tendencia nacionalista que tuvo menos fuerza y que se desarrolló a partir de los años 20. Representaba los intereses de las clases trabajadoras.


Nacionalismo vasco

El nacionalismo vasco tuvo sus orígenes en el malestar producido por la abolición de los fueros, que eran regiones que tenían poder legislativo propio y podían establecer leyes y normas en su distrito. La figura más importante fue Sabino Arana, fundador en 1894 del P.N.V. Su base social predominó en el campo y en trabajadores del mismo. El nacionalismo vasco tuvo algunas características específicas como catolicismo ultraconservador, racismo y xenofobia. El radicalismo del nacionalismo vasco fue decayendo a partir de la muerte de su fundador. Otros nacionalismos fueron el nacionalismo gallego, en Andalucía y en Canarias un nacionalismo minoritario de Secundino Delgado. Secundino Delgado dio voz al movimiento nacionalista con publicaciones muy importantes y es el principal impulsor del nacionalismo en Canarias, siendo vinculado al independentismo cubano de corte anarquista. También es fundador del Partido Nacionalista Canario. El movimiento obrero en España tuvo sus primeras manifestaciones en la primera mitad del siglo XIX y, sobre todo, durante el Sexenio Revolucionario. Durante la Restauración, el movimiento obrero alcanzó su madurez, especialmente a partir de 1887. El proletariado español lo componían trabajadores industriales u obreros, mineros y jornaleros del campo. El movimiento obrero español estuvo claramente dividido entre dos ideologías que se disputaban el favor del proletariado, el anarquismo y el socialismo. Por una parte, el anarquismo triunfó en Cataluña y Andalucía en el último tercio del siglo XIX y en la violencia y el terrorismo constituyeron el principal método empleado por los anarquistas para conseguir sus objetivos. Destacaron sucesos como el estallido de dos bombas en el Liceo de Barcelona o los asesinatos políticos de Cánovas y Canalejas. Por otra parte, en el primer tercio del siglo XX aparecieron otras que influyeron en la creación de centros de enseñanza y la acción sindical y promoción de huelgas generales, así como la creación de la principal organización anarco-sindicalista (C.N.T.). El socialismo, que es un orden social basado en socialización de los medios de producción y su control administrativo colectivista, que puede ser estatal o no. El orden socialista se caracteriza por un control que consiste en la sociedad con un orden entero sobre las funciones económicas particulares que la integran. Triunfó en Madrid, Asturias y País Vasco y en 1879 Pablo Iglesias fundó el P.S.O.E., constituido por un partido político en 1888 al mismo tiempo que se creaba la U.G.T. Los anarquistas, que tenían una ideología política que defiende la libertad, inexistencia de leyes y políticas y que se establezcan los estados, viviendo en comunas, renunciaron a la violencia como método de lucha y desarrollaron una intensa acción sindical y participaron en los procesos electorales. Hubo momentos de colaboración entre anarquistas y socialistas, como en la convocatoria de la primera manifestación del 1 de mayo o en la convocatoria de la huelga general revolucionaria de 1917.

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