Reinos cristianos en la Edad Media

1.1. Sociedad y economía en el Paleolítico y Neolítico. La pintura rupestre

1.2. Los pueblos prerromanos. Las colonizaciones históricas: fenicios y griegos. Tartessos

1.3. Conquista y romanización de la Península Ibérica. Principales aportaciones romanas en los ámbitos social, económico y cultural.

1.4. El reino visigodo: origen y organización política. Los concilios

2.1. Al Ándalus: la conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato y califato de Córdoba

2.2. Al Ándalus: reinos de taifas. Reino nazarí

2.3. Al Ándalus: economía, sociedad y cultura

2.4. Los primeros núcleos de resistencia cristiana. Principales etapas de la Reconquista. Modelos de repoblación

2.5. Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y sociedad estamental


2.6. Organización política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al final de la Edad Media. 

3.1. Los Reyes Católicos: uníón dinástica e instituciones de gobierno

3.2. El significado de 1492. La guerra de Granada y el descubrimiento de América

3.3. El Imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política interior y conflictos europeos

3.4. La Monarquía Hispánica de Felipe II. Gobierno y administración. Los problemas internos. Guerras y sublevación en Europa.

3.5. Exploración y colonización de América. Consecuencias de los descubrimientos en España, Europa y América

3.6. Los Austrias del Siglo XVII: el gobierno de validos. La crisis de 1640


1.1El Paleolítico comenzó en África hace unos 2,5 millones de años y finalizó a partir del 10.000 a.C., cuando surgen las primeras agrupaciones neolíticas. Esta primera y larga etapa de la Prehistoria se desarrolló en el Pleistoceno, conocíó etapas glaciares e interglaciares y en ella se produjo el proceso de hominización. En la Península Ibérica se sucedieron distintas especies de homínidos con distintos rasgos físicos y cognitivos que, organizados en pequeños grupos nómadas, habitaron cobijos provisionales y cuevas cuando dominaron el fuego (Paleolítico medio). Practicaron una economía depredadora (recolección, caza) favorecida por el paulatino desarrollo de herramientas líticas  (lascas, bifaces, choppers o raederas) al principio y mejoradas posteriormente con el empleo de nuevas técnicas y materiales (huesos, astas o conchas marinas) En la Península la irrupción de la Revolución Neolítica se produjo en torno al 4.000 a.C gracias al contacto con otros pueblos del Mediterráneo (que da lugar, por ejemplo, a la Cultura de la cerámica cardial). 


En esta etapa se desarrolló una economía productora (agricultura y ganadería) lo que favorecíó la sedentarización, el incremento demográfico, la especialización en el trabajo y el surgimiento de la jerarquización social tal y como se demuestra en el fenómeno del megalitismo (con ejemplos como los dólmenes o las tumbas de corredor). La piedra pulimentada sustituyó a la tallada y  surgieron nuevas industrias: textil, cerámica y cestería. El arte rupestre, realizado por el Homo Sapiens, se inicia en la zona cantábrica (yacimientos en las cuevas de Altamira; El Castillo). El tema más habitual de las pinturas rupestres, de interpretaciones variadas (mágica, ‘arte por el arte’, religiosa), es la representación naturalista de animales (bisontes, caballos, ciervos) y realizadas de manera polícroma (ocre, rojo, negro). En la zona del Levante peninsular (Cogull, Valtorta) también existen yacimientos de arte rupestre (Mesolítico y Neolítico). Las pinturas, en este caso, realizadas en abrigos rocosos al aire libre, representan a seres humanos y animales de forma esquemática componiendo escenas de caza y danza monocromas, habitualmente en negro. 


1.2En la Península, durante el primer milenio a.C, se fueron conformando diversas culturas autóctonas con diferente grado de desarrollo y relación con los pueblos del Mediterráneo. Así, los celtas procedentes de Centroeuropa ubicaron sus castros en la submeseta norte y noroeste peninsular. Formaron una sociedad tribal, ganadera y no alfabetizada que dominó la metalurgia del hierro. Dentro de estos pueblos están, entre otros, los galaicos, astures y vetones ( autores de los Toros de Guisando).  Por su lado, los íberos se asentaron en el sur de la Península y en la costa mediterránea. Eran un conjunto de pueblos (layetanos, turdetanos… ) con una fuerte entidad cultural común. Se organizaron en sociedades tribales muy jerarquizadas, que habitaban en poblados amurallados y basaban su economía, monetizada, en la agricultura y la ganadería. De sus restos arqueológicos más destacados se conservan las Damas de Elche y Baza y varios alfabetos de su lengua común.  Otro pueblo, asentado en la franja oriental de la meseta, fueron los celtíberos (arévacos), un pueblo mercenario. Los tartesios, ubicados en el suroeste peninsular, basaron su prosperidad en sus buenas relaciones con los fenicios, su riqueza mineral (plata y cobre) 


y el control de las rutas comerciales del estaño británico. Entre sus restos materiales destacan los tesoros de la Aliseda o el Carambolo. Con respecto a los pueblos colonizadores procedentes del Mediterráneo, decir que llegaron a la Península atraídos por su posición estratégica y la riqueza mineral. Uno de estos pueblos, los fenicios, procedentes del Líbano, llegaron en el siglo IX y fundaron ciudades como Cartago y asentamientos comerciales como Gadir, Sexi o Malaca. En el siglo VIII llegaron los griegos en busca de metales, esparto, aceite y sal y fundaron, entre otras, ciudades destacadas como Emporion. Los cartagineses llegaron desde el siglo VI a.C, con fundación de ciudades como Cartago Nova; debido al enfrentamiento con Roma en la II Guerra Púnica, salieron derrotados de la Península. Por último, apuntar que entre el legado de los pueblos colonizadores cabe mencionar el salazón, la metalurgia del hierro o el uso del arado.


1.3Con el triunfo de Roma frente a Cartago durante la II Guerra Púnica en el siglo III a.C. Por el control del Mediterráneo occidental, comienza con el desembarco romano en Ampurias la conquista peninsular en varias etapas: 1ª) 218-197 a.C. Publio Cornelio Escipión  derrotó al ejército de Aníbal y expulsó a los cartagineses de la península (206 a.C). En esta etapa Roma ocupó la costa mediterránea, el valle del Guadalquivir y parte del Ebro. 2ª Etapa (197-29 a.C). El Senado Romano dividíó la península en dos provincias, Hispania Ulterior e Hispania Citerior, al tiempo que conquistó el interior peninsular, enfrentándose a la resistencia de lusitanos (al mando de Viriato) y celtíberos (Numancia).  3ª etapa 29- 19 a.C. Augusto, el primer emperador romano, completó la conquista al someter a los últimos pueblos que resistían en el norte, galaicos, cántabros, astures, al tiempo que realizaba una nueva división provincial: Bética, Tarraconense y Lusitania. Al tiempo que se producía la conquista, se realizaba la romanización de la Península, es decir, la imposición del modelo sociocultural, económico y administrativo romano. Se generalizó el latín, el politeísmo, el culto al emperador y más tarde el cristianismo.


 Se extendíó el derecho romano, la familia adoptó el sistema patriarcal y la sociedad se organizó en grupos de forma piramidal: orden senatorial, caballeros, plebe y esclavos. Se implantó la economía esclavista, la recaudación de impuestos y una moneda internacional, el denario, para favorecer los intercambios entre las distintas partes del Imperio. Las ciudades crecieron en número y tamaño siguiendo un trazado en cuadrícula (cardo y decumanus), con calzadas e infraestructuras públicas y diversas como acueductos (Segovia, Tarragona), teatros (Mérida), anfiteatros (Itálica), puentes (Alcántara) o murallas (Lugo). 


1.4La crisis profunda que experimentó a partir del siglo III el Imperio romano, facilitó la llegada de diferentes pueblos germánicos a las distintas partes del Imperio. Así, los suevos, vándalos y alanos se establecieron en el s.V en Hispania hasta que, gracias a la intervención de los visigodos por el pacto firmado con Roma, fueron expulsados (aunque los suevos permanecieron en Galleacia). Como recompensa por su intervención en Hispania, los visigodos, de religión arriana, fundaron el Reino de Tolosa en el sur de la Galia, pero tras su derrota frente a los francos en Vouille, se establecieron definitivamente en Hispania, con capital de su reino en Toledo. Con Leovigildo (572-586) se logró expulsar a los bizantinos y conquistar el reino suevo. Recaredo (586-601) se convirtió al catolicismo (III Concilio de Toledo) y finalmente, Recesvinto (653-672), promulgó el Líber Ludiciorum (código de leyes). Entre las instituciones destacadas de los reyes visigodos destacan el Aula Regia, un gabinete de notables de carácter consultivo que colaboraba con el monarca en la promulgación de leyes y administración de justicia, y los Concilios, una asamblea convocada por el rey y presidida por el obispo de Toledo,


que trataba asuntos políticos y religiosos. Socialmente comienzan a perfilarse los rasgos que definirán el feudalismo, con nobleza e iglesia poderosas, campesinado dependiente y mundo ruralizado. Los visigodos, al carecer de una monarquía estable y un poder real fuerte, con frecuentes disputas internas y luchas nobiliarias, facilitaron la penetración y posteriormente asentamiento en la Península del Islam a partir de 711.


2.1 En el 711, el general Tarik, en el  contexto de la expansión territorial del islam y al frente de un ejército bereber, cruza el estrecho de Gibraltar como aliado de los nobles visigodos (en disputa sucesoria tras la muerte del rey Witiza) y derrota al rey Don Rodrigo en la batalla de Guadalete. Poco después, con el apoyo de otro ejército mayoritariamente árabe, liderado por Muza, los musulmanes conquistaron rápidamente el territorio peninsular a excepción del norte montañoso; una rapidez causada por el establecimiento de pactos y capitulaciones, la tolerancia religiosa, una situación previa desfavorable para la población, que ve con buenos ojos el nuevo poder del Islam y el control estratégico del territorio. Una vez dominado, en Al-Ándalus, del siglo VIII al XI, se sucederán las siguientes etapas políticas: 1) Emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco (714-756), una etapa de asentamiento. Tras la derrota en Poitiers frente a los francos (732) los emires de Córdoba aseguraron el dominio efectivo del territorio.


 2) Emirato Independiente de Bagdad (756-929) es obra de Abd-al-Rahaman I. Es la etapa de consolidación del poder del islam en la Península, lo que permitíó enfrentarse ocasionalmente a los reinos cristianos del norte. 3) Califato de Córdoba (929-1031), con Abd-al-Rahaman III como califa primero y su hijo Al-Hakan II después, supuso un período de esplendor cultural. Después, Hisham II, delegó el poder en Al-Mansur (Almanzor), quien, desde un poder aún fuerte, se ocupó de realizar razias contra los cristianos, como la de Santiago de Compostela, 997. A su muerte se inició la decadencia del Califato, que derivará en una sucesión de califas débiles hasta, finalmente, fragmentarse en numerosos reinos, los reinos de taifas (1031), mientras el poder cristiano se consolida y avanza.


2.2 En los últimos años del Califato se suceden los conflictos hasta que, en 1031, el último califa, Hisham III, es depuesto, el poder central desaparece y Al-Ándalus se fragmenta en un multiplicidad de reinos de taifas. Se puede diferenciar tres fases: Primeras taifas. Las distintas taifas, enfrentadas entre sí, favorecíó que, con su debilidad, los reinos cristianos se expandieran hacia el sur, al tiempo que cobraban parias. La toma de Toledo por Alfonso VI (1085) provocó la intervención de los almorávides. Tras vencer a los castellanos en Sagrajas (1086), estos guerreros bereberes convirtieron a Al-Ándalus en una provincia de su Imperio (capital Marrakech). No obstante, su rigorismo religioso y su fuerte presión fiscal provocaron revueltas que llevaron a su caída en 1144. La decadencia almorávide dio paso a una nueva fragmentación de Al-Ándalus, lo que se conoce como segundas taifas. 


En el año 1147 llegan los almohades, quienes, tras controlar el sur, son derrotados en las Navas de Tolosa (1212). La siguiente fragmentación política dio inicio a las terceras taifas, un breve período que finaliza con sucesivas taifas (Valencia, Murcia, Sevilla…) cayendo frente a los cristianos. Tras la victoria cristiana en la batalla del Salado (1340) ya no habrá más intentos por parte de los ejércitos norteafricanos por controlar la península. El último reducto musulmán será el Reino nazarí de Granada (1238), que abarcaba, además de Granada, otros territorios como Almería, Málaga y otras zonas del sur peninsular. Alcanzó su esplendor durante el Siglo XIV bajo los reinados de Yusuf I y Muhammad V y desde el Siglo XV, ante la expansión cristiana, se convirtió en reino paria de Castilla, hasta que, finalmente, se produjo su rendición, entre Boabdil y los Reyes Católicos en 1492.


2.3 La economía andalusí, fundamentalmente agrícola, impulsó el regadío (acequias, norias) e introdujo numerosos cultivos (algodón, azúcar, arroz, cítricos), que convivieron con los presentes desde épocas previas (cereal, vid y olivo). En ganadería destacan la ovina y equina y, en minería, oro, plata, cobre. Su artesanía destaca por los tejidos de seda, los trabajos de cuero, orfebrería, papel, cerámica y armas. Comerciaban en los zocos, con una economía monetizada (dinares y dírham en oro y plata, respectivamente) y exportaban sobre todo productos agrarios (aceite) y artesanales, al tiempo que, en importación, destacaban materias primas, manufacturas de lujo y esclavos. Respecto a la composición social, era heterogénea, tanto en diversidad étnica como religiosa. 


Dentro del ámbito religioso dominaron los musulmanes suníes (árabes, magrebíes, muladíes), después, las minorías religiosas (mozárabes y judíos). Económicamente existían varios grupos, el de mayor prestigio (terratenientes y mercaderes), la masa popular (actividades agrícolas y artesanales), un grupo formado por intelectuales y comerciantes prestigiosos y, finalmente, los esclavos. Al-Ándalus fue una sociedad eminentemente urbana, donde surgieron nuevas ciudades y se revitalizaron otras, en las que florecíó un desarrollo científico y cultural presente en su poesía, filosofía (Averroes), matemáticas, astronomía (Azarquiel)y, por supuesto, su arte, con palacios como Madinat Al-Zahara, el complejo de la Alhambra de Granada y mezquitas como la de Córdoba, reflejo todo ello del poder andalusí. 


2.4 Después de la victoria de Pelayo en Covadonga (722) se creó el reino astur en la Cordillera Cantábrica. Con el traslado de su capital a León (Ordoño II) pasó a denominarse reino astur-leónés. Su condado de Castilla fue independizado por Fernán González (S.X). En el Pirineo occidental Iñigo Arista fundó el reino de Pamplona. En el Pirineo central se formaron los condados de Ribagorza, Sobrarbe y Aragón (anexionados a Pamplona en el Siglo X). En el Pirineo oriental los condados catalanes estuvieron inicialmente bajo control carolingio. Wifredo el Velloso inició un proceso de independencia que finalizó Borrell II (s.X).  Durante los siglos VIII al X los reinos cristianos avanzaron poco, hacia el valle del Duero, por ejemplo. La caída del califato y la creación de las taifas (S.XI) facilitaron el avance hacia el sur (Toledo 1085).


 Tras superar a los almorávides se llegó hasta el Guadiana. La fuerte intervención almohade (batalla de Alarcos 1195) y las disputas territoriales entre reinos cristianos (tratados de Tudilén, Cazola y Almizara) supusieron un freno al avance reconquistador. Ya en el Siglo XIII con la victoria cristiana en las Navas de Tolosa (1212) se reactivó definitivamente la reconquista. Se ocupó Extremadura, valle del Guadalquivir, Baleares, Valencia y Murcia, quedando como último reducto musulmán el reino nazarí de Granada hasta 1492.  Los modelos de repoblación seguidos durante la reconquista fueron: Del VIII-XI, la presura y el aprisio; en la 1ª mitad del s. XII, la repoblación concejil; en la 2ª mitad del s. XII de órdenes militares; y en el s. XIII, repartimientos de tierras.


2.5 Los reinos cristianos estuvieron gobernados por una monarquía legitimada por la Iglesia. El monarca estaba asesorado por la Curia Real (nobles y clérigos) y era la institución más importante hasta el Siglo XII. En 1188,  en el reino de León, el rey convocó a la Curia y a la oligarquía urbana, dando lugar a las Cortes. Los restantes reinos lo hicieron a partir del Siglo XIII. Las funciones de las Cortes eran asesorar al rey y votar impuestos. El gobierno municipal estuvo en manos de consejos. La feudalización de los reinos cristianos comenzó en los siglos VIII y IX y alcanzó su plenitud en los siglos XI y XII. La división social se fundamentaba en la posesión de la tierra y los privilegios tanto jurídicos como fiscales, lo que derivó en relaciones sociales basadas en las relaciones señor-vasallo, que produjeron una estructura piramidal. 


Los estamentos privilegiados, nobleza e Iglesia, poseían amplios señoríos y, además, en el caso de la nobleza, con la institución del mayorazgo, pasaban íntegros al heredero (que no podía venderlos ni dividirlos). Dentro de estos estamentos se distinguía, a su vez, una alta de una baja nobleza y un alto de un bajo clero. El pueblo o estado llano, que, a diferencia de los estamentos privilegiados, sí tenía obligaciones tributarias, estaba formado por una mayoría de campesinos (propietarios o no), artesanos y comerciantes urbanos, así como por otros grupos de pobres y marginados. Las minorías religiosas estaban representadas por mudéjares y judíos.


2.6 Durante la Edad Media, los reinos peninsulares mantuvieron una estructura política similar aunque con carácterísticas propias. Así, en Castilla la monarquía evoluciónó hacia un modelo autoritario. Amparado en la teoría del origen divino de los reyes, y apoyado en una legislación inspirada en el derecho romano (las Partidas de Alfonso X, el Ordenamiento de Alcalá 1348), el rey procuró ejercer su poder sin limitaciones. La Corte fue itinerante y para gobernar se sirvió de una administración central compuesta por un Consejo Real de carácter consultivo, unas Cortes (formadas por tres brazos donde se votaban decisiones de gobierno) y la Audiencia o Chancillería (órgano supremo de justicia). En la administración municipal destacaron los regidores y corregidores (representantes de la Corona). 


Mientras, en Aragón el modelo fue pactista, producto de la debilidad real frente a la nobleza. El rey debía respetar los fueros, costumbres e instituciones de los distintos reinos. Así, hubo un Consejo Real en cada reino, Aragón, Valencia y Cataluña. Como delegación de las Cortes, en Cataluña y Valencia surgíó la Generalitat y en Aragón, la Diputación del Reino. Hubo un virrey en cada reino y la justicia la ejercía el Justicia Mayor. Navarra tuvo un Consejo Real que asesoraba al rey, Cortes donde este juraba el Fuero General y una Diputación de tres estados que gestionaba la recaudación de subsidios aprobados en las Cortes. En 1512 Fernando el Católico, al morir Isabel I, anexiónó Navarra a Castilla, aunque conservó fueros e instituciones. 


3.1 El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón dio origen a una uníón dinástica de dos Coronas, en la que cada reino siguió rigiéndose por sus leyes e instituciones, por lo que se conformó un Estado plural y no unitario, integrado por unos territorios (Castilla y Aragón,) que sólo tenían en común unos mismos monarcas. Isabel y Fernando se casan en secreto en 1469. Tras la muerte de Enrique IV, hermano de Isabel, se produce  una Guerra Civil entre Isabel y Juana, hija de Enrique y apodada despectivamente la beltraneja. Isabel contó con el apoyo de parte de la nobleza castellana y de Aragón. Juana contó con el apoyo de parte de la nobleza castellana y Portugal. En 1479 acaba la guerra con la firma del Tratado de Alcacovas, por el que se reconoce a Isabel como reina y se reparten las zonas de expansión en el Atlántico. 


En este mismo año Fernando llega al trono y deciden gobernar conjuntamente sus territorios (Concordia de Segovia) pero la uníón de Castilla y Aragón fue meramente dinástica y no institucional. Con los Reyes Católicos se produce el paso a una monarquía autoritaria, sentando las bases del Estado moderno con instrumentos de control como la Santa Hermandad, el tribunal de la Inquisición, la limitación del poder de las cortes, los nobles y el clero. Las Cortes pierden importancia y van a ganar mucha importancia los consejos divididos en territoriales y temáticos. También se creó un ejército permanente, lo que redujo la dependencia de la nobleza. En la administración territorial destacan los corregidores (la máxima autoridad municipal) y la justicia recaía en las Chancillerías (tribunales judiciales).  Durante su reinado se produjeron hechos relevantes como la expulsión de los judíos en 1492, la conquista del reino de Navarra, la conquista de las Islas Canarias, la toma del reino nazarí de Granada y el descubrimiento de América.


3.2 1492 es la fecha que abre el periodo de la Edad Moderna y su importancia viene dada por la enorme trascendencia del descubrimiento de América y otros acontecimientos. Ese mismo año coinciden, además, otros dos hechos de enorme importancia: la expulsión de los judíos y la conquista del reino nazarí de Granada.   La guerra de Granada fue larga (1482-1492) y para ganarla Castilla aprovechó la crisis dinástica de la familia nazarí,. Las operaciones militares del asedio a Granada finalizaron el 2 de Enero de 1492 con la firma de las capitulaciones de Boabdil, el último rey de Granada. Con ello, se acababa con el proceso denominado Reconquista, que habría durado ocho siglos.  En el contexto de las exploraciones atlánticas de Castilla y Portugal, en la segunda mitad del Siglo XV, surge la figura de Cristóbal Colón que defiende un proyecto de navegación basado en la esfericidad de la Tierra, para abrir una nueva ruta al oeste y alcanzar los mercados asíáticos. El proyecto fue rechazado  inicialmente por ambas coronas, pero finalmente Isabel de Castilla aceptó y financió el viaje. 


Los Reyes Católicos firmaron con Colón las “Capitulaciones de Santa Fe” donde le nombraron almirante y virrey de las futuras tierras descubiertas y donde se le concedíó un diezmo de las riquezas encontradas. El 3 de Agosto de 1492 salieron de Palos (Huelva) tres naves ( Niña,  Pinta y Santa María) que después de una escala en Canarias alcanzaron tierra el 12 de Octubre del mismo año en una de las islas del Caribe que llamaron San Salvador. Al regresar, Colón informó al rey de Portugal del nuevo hallazgo y éste, aludiendo al tratado de Alcaçovas, reclamó parte de las tierras descubiertas. Finalmente se firmó el tratado de Tordesillas entre Castilla y Portugal, en el que se repartieron las tierras atlánticas. Las expectativas de riqueza generadas por el descubrimiento hicieron que en pocos años se iniciara el proceso de conquista del nuevo continente.


3.3 Carlos I de Habsburgo fue hijo de Juana l y Felipe el Hermoso. La muerte de su padre, la incapacidad mental de Juana y el fallecimiento de su abuelo Fernando el Católico (1516), dejaron en manos de Carlos V un conjunto heterogéneo de territorios que solo tenían en común a su monarca: Países Bajos, Franco Condado, Ducados de Luxemburgo, Estados de la Casa de Austria, y las Coronas de Castilla y Aragón con sus posesiones coloniales respectivas. A su llegada a España fue contemplado como un extranjero y pronto se dudó de su legitimidad, lo que, tras su partida en 1520 para ser coronado emperador, precipitó diversas revueltas internas, como la de las Comunidades de Castilla, que protestaron por el acaparamiento de cargos en manos extranjeras, la aportación del dinero castellano para pagar la elección imperial y la propia oposición al regente, Adriano de Utrecht. Los líderes comuneros de la revuelta fueron derrotados finalmente en Villalar (1521) y sus líderes, Bravo, Padilla y Maldonado, ejecutados. 


El otro conflicto interior fue la revuelta de las Germánías, un conflicto social del pueblo llano en contra de la nobleza, que se produjo en Valencia y Mallorca y que finalizó en 1522. En lo que a política exterior se refiere, Carlos I, en su idea de Imperio universal cristiano, se enfrentó con los turcos (conquista de Túnez 1535 y fracaso en Argel 1541) y con la Reforma protestante, que no logró detener y finalizó con la paz religiosa de Augsburgo (1555). Finalmente su política también le enfrentó con los intereses franceses, especialmente en Italia A pesar de la Victoria en Pavía (1525), el Saqueo de Roma (1527) y la Paz de Cambrai (1529), la guerra con Francia continuó durante todo su reinado, especialmente en el Milanesado, Flandes y Borgoña.


3.4 Después de la paz de Augsburgo (1555), Carlos V abdicó dividiendo su herencia entre su hijo Felipe y su hermano Fernando: el primero recibíó los estados hispánicos y borgoñones; el segundo, el patrimonio austriaco y los derechos al trono imperial. En 1556 Felipe II comienza un  reinado marcado por dos objetivos heredados de su padre: la defensa del catolicismo y el mantenimiento de la hegemonía en Europa. Para alcanzarlos mantuvo básicamente la estructura institucional que habían diseñado los Reyes Católicos, con una capital fija, Madrid, y ejercíó el gobierno apoyado en un sistema polisinodial* formado por consejos territoriales y temáticos, tales como los consejos de Castilla, Aragón, Flandes, Indias, Portugal e Italia y temáticos como los consejos de Estado, Hacienda, Inquisición, Cruzada y Órdenes Militares. Se mantuvo la delegación de poder en Virreyes y los secretarios del rey tuvieron un papel preponderante en el gobierno, al tiempo que las Cortes perdieron peso. Ante el creciente autoritarismo monárquico se produjeron importantes rebeliones internas, la de los moriscos en las Alpujarras (1568) y las alteraciones de Aragón (Justicia Mayor- Antonio Pérez). Por lo que respecta al contexto internacional,


 Felipe II, en su defensa del catolicismo e impulsor de la Contrarreforma, se enfrentó a los turcos en Lepanto (1571) y a la represión calvinista en los Países Bajos. La Paz de Cateau-Cambrésis (1559), tras la victoria de San Quintín (1557) puso fin al enfrentamiento con Francia, mientras que en tierras portuguesas, tras la muerte sin descendencia del monarca Sebastián, Felipe reclamó sus derechos a la corona y en las Cortes de Tomar de 1590 es reconocido rey de Portugal. La Inglaterra de Isabel, quien apoyaba a los protestantes, fue también objetivo del monarca español, que intentó invadirla con la fracasada Armada Invencible en 1588.


3.5La conquista de América fue privada, pero en nombre del rey mediante las capitulaciones. El conquistador era un segundón o de la pequeña nobleza. La conquista fue rápida gracias al acero, los caballos y las epidemias. Durante los primeros 20 años tras el descubrimiento conquistaron las islas antillanas. Durante la segunda fase Hernán Cortés conquistó el Imperio Azteca (1519-1521) y Pizarro el Imperio Inca (1531-1533). En la tercera etapa destacan Alvarado, Mendoza o Orellana. Se conquistó Centroamérica (cultura maya), y zonas de América del Sur y del Norte. Las Filipinas se conquistaron en 1571.Tras la conquista el máximo órgano de poder fue el Consejo de Indias. América se dividíó en dos virreinatos (Nueva España y Perú) que se dividieron en gobernaciones y estos en municipios o cabildos. Para la justicia hubo audiencias. La agricultura se trabajó mediante  encomiendas que eran grandes tierras (haciendas) que se entregaban a los colonos junto con un grupo de indígenas para que la trabajasen.


 El descenso de la población indígena hizo que fuese sustituida por esclavos negros africanos. La minería fue muy importante sobre todo la extracción de metales como el oro y la plata (Zacatecas y Potosí). El comercio fue monopolio de Castilla mediante la Casa de Contratación en Sevilla. Las consecuencias para los nativos más allá de  nuevos productos (caballos o vacas) fueron negativas ya que desaparecieron sus imperios, su cultura adoptando la castellana, sufrieron un  descenso demográfico y vivieron bajo un sistema de castas. Para Europa fueron positivas: nuevos productos (maíz, patata…) impulsó diversas ciencias y creó imperios. Para Castilla América fue una vía de escape de población y le ayudó a financiar su hegemonía aunque la abundancia de metales preciosos provocase una subida de precios.


3.6 Durante el Siglo XVII gobernaron en nuestro país Felipe III, Felipe IV y Carlos II, a los que se les conoce bajo el nombre “Austrias menores” por contraposición con los del s XVI, por la progresiva decadencia y pérdida de poder español en Europa y la personalidad de los monarcas que dejan el gobierno a sus validos. Estos son nobles que basan su poder en acumular cargos y confianza del rey, gobernando mediante juntas, rodéándose de sus parientes y amigos y prescindiendo de los consejos, lo que les valíó múltiples críticas. El duque de Lerma, valido de Felipe III (1598-1621), aprovechó su posición para enriquecerse, como en el traslado de la capital a Valladolid durante cinco años (1601-1601). Sus principales medidas fueron establecer la paz para evitar más gastos (Pax Hispánica). Para ello firmó la paz con Inglaterra (Tratado de Londres) y firmó una tregua con los Países Bajos. También se produjo la expulsión de los moriscos (1609 y 1614), lo que provocó empobrecimiento y despoblación. Al caer en desgracia le sustituye su hijo, el duque de Uceda. El conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV (1621-1665), inició una ambiciosa política de reformas fiscales para que las cargas impositivas recayesen en todos los reinos 


y no solo en Castilla, y hacer frente a los gastos derivados de la entrada de España en la Guerra de los Treinta Años (1618-48). Sin embargo estas medidas fracasaron en su mayoría y terminarán provocando la crisis de 1640 donde coinciden la rebelión en Cataluña, la llamada “guerra de los segadores”(1640-1652) y la sublevación de Portugal.. En la primera había fracasado en 1632 la Uníón de Armas, intento de crear un ejército con la aportación de todos los territorios de la Corona. Tras la entrada en guerra con Francia, la presencia de los tercios en Cataluña y sus excesos provocó el motín en Barcelona denominado “Corpus de Sangre”, que terminó con el asesinato del virrey y  la solicitud de ayuda francesa. Cataluña solicitó incorporarse a Francia. Sin embargo, la crisis económica, la peste y la opresión francesa, provocó la rendición final en 1652. Mientras, en Diciembre de 1640, estalló el levantamiento en Portugal, que no veía ventajas en continuar bajo la dominación de los Habsburgo. 


El duque de Braganza es proclamado rey como Juan IV. Incapaz de atender a dos frentes, Felipe IV se centró en el problema catalán, con lo que Portugal logró la independencia. Felipe IV apartó de la política al conde-duque ante su creciente impopularidad, siendo sustituído por Luis de Haro. Con Carlos II (1665-1700), fueron diversos los validos que se disputaron el poder: el jesuita Padre Nithard, Valenzuela, Juan José de Austria (su hermanastro) o el duque de Medinaceli

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