Los primeros núcleos de resistencia cristiana, etapas de la Reconquista y modelos de repoblación
Primeros núcleos de resistencia cristiana
Los primeros focos de resistencia surgieron en la franja cantábrica y los Pirineos, llegando a formar los grandes reinos cristianos peninsulares. Sirvieron de contención a una posible expansión islámica hacia el norte y recibieron apoyo del Imperio carolingio. La fundación del reino astur suele situarse en el 718 con la proclamación como rey de Pelayo, noble visigodo victorioso en la batalla de Covadonga (722). Alfonso II, «el Casto», estableció su capital en Oviedo y durante su reinado se hallaron los restos del apóstol Santiago en Compostela. Alfonso III lo transformó en el reino de León. En el siglo X, el conde Fernán González reunió varios territorios dispersos y formó el condado de Castilla. El reino de Pamplona (futuro reino de Navarra) surgió en el siglo IX; una política de enlaces matrimoniales permitió la incorporación del condado de Aragón. El máximo prestigio y expansión se alcanzó en el siglo XI con Sancho III el Mayor. En torno a Jaca, a comienzos del siglo IX, surgió el condado de Aragón, que tras la citada unión con Navarra y, a la muerte de Sancho III, surgió como reino con Ramiro I en el siglo XI. Un conjunto de condados vasallos de la monarquía carolingia desde el siglo VIII (Marca Hispánica) fue el origen del Condado de Barcelona bajo el mando de Wifredo el Velloso. Borrell II, en el siglo X, aprovechó el final de la dinastía carolingia para ganar autonomía. El matrimonio del conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, con doña Petronila, hija del rey de Aragón, en el siglo XII, constituye el origen de la Corona de Aragón.
Principales etapas de la Reconquista
La Reconquista fue un proceso de expansión territorial de los reinos cristianos a expensas de al-Ándalus, estimulado por las exigencias económicas de los señores feudales que necesitaban nuevos espacios.
Siglos VIII-X
Superioridad militar islámica. Los reinos cristianos se limitaron a ocupar territorios casi despoblados (tierra de nadie) en el valle del Duero.
Siglo XI
El califato entró en crisis y se fragmentó en reinos de taifas. Alfonso VI, rey de Castilla y León, conquista Toledo en 1085. Los musulmanes reclaman la ayuda de los almorávides, que frenan el avance cristiano con victorias como las de Sagrajas, Consuegra y Uclés. Aragón se extiende hasta el valle medio del Ebro, tomando Zaragoza en 1118.
Mediados del siglo XII
Coincidiendo con la decadencia almorávide, se culmina la conquista del valle del Tajo (tomando Lisboa) y del valle del Ebro hasta Tortosa.
Segunda mitad del siglo XII
El poder de los almohades y las disputas entre los reyes cristianos frenaron el avance conquistador, que se limitó a los cursos altos de los ríos Turia, Júcar y Guadiana.
Siglo XIII
Los reinos cristianos se unen en un ejército que derrota a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y despeja el camino hacia el valle del Guadalquivir. En Aragón, Jaime I el Conquistador se anexiona Mallorca, Ibiza y el reino de Valencia. Portugal conquista Faro; y Castilla culminó, con Alfonso X el Sabio, la conquista de Andalucía y se incorporó el reino de Murcia. Solo pervivió el estado musulmán en el reino nazarí de Granada.
Modelos de repoblación
La Repoblación fue un fenómeno paralelo a la Reconquista que consistió en la ocupación y explotación económica de los territorios conquistados por los cristianos a al-Ándalus.
Entre los siglos VIII y X, en los territorios casi despoblados al norte del Duero y al pie del Pirineo, se repobló mediante la presura o aprisio. Consistía en la ocupación de una tierra despoblada por quien la iba a explotar. Como resultado, surgió una zona de pequeñas y medianas propiedades de hombres libres.
Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y sociedad estamental
En la Edad Media, los reyes ocupaban la cima del poder feudal y, por tanto, eran el señor de todos los habitantes del reino y la principal representación del poder político. Aunque en realidad, su poder estaba limitado por la autonomía de los señoríos y los privilegios de la nobleza y el clero.
Organización política: Monarquía y Cortes
El rey era la figura fundamental del gobierno, pero en torno a él se fue creando un grupo de personas que le ayudaban en estas tareas, al que se denominó corte o Curia Regia. A partir del siglo XIII, surgieron nuevas instituciones como los Parlamentos o Cortes. Su origen está en las reuniones extraordinarias de la Curia Regia, en las que se integró el grupo o brazo de los ciudadanos (formado por representantes de las ciudades, miembros todos ellos de la oligarquía urbana). Ante situaciones graves, el rey convocaba reuniones de Cortes para debatir los temas propuestos. En estas reuniones, los participantes se agrupaban en función de las tres categorías sociales medievales (brazos o estamentos): nobleza, clero y estado llano o representantes de las ciudades.
El principal cometido de las Cortes era discutir y votar las peticiones económicas que realizaba el rey, fundamentalmente la aprobación de recursos económicos para las campañas militares (subsidios); a cambio, el rey se comprometía a tener en cuenta las peticiones de los diferentes estamentos. Por ello, le interesaba contar con la burguesía, ya que la nobleza estaba, en parte, exenta de pagar impuestos. Empezaron a formalizarse a raíz del crecimiento de las ciudades y del auge de una rica burguesía que el rey deseaba incorporar a los órganos de gobierno junto a la nobleza.
Las Cortes en Castilla y León
Las primeras Cortes que se crearon en la Península fueron las del reino de León en 1188 y, más adelante, las del reino de Castilla en 1217. Con la unión de ambos reinos, las Cortes comenzaron a convocarse juntas, aunque también se reunieron por separado hasta el siglo XV. Las Cortes castellanas mantuvieron siempre un carácter consultivo y de aprobación de subsidios. Los poderes de las Cortes de Castilla eran muy limitados, concretándose en presentar quejas y hacer peticiones al rey, además de conceder impuestos y subsidios y aceptar las leyes.
Las Cortes en la Corona de Aragón
En la Corona de Aragón, cada reino tenía sus propias Cortes (Cataluña, 1214; Aragón, 1247; y Valencia, 1283). A diferencia de las de Castilla, gozaban de función legislativa y votaban los impuestos. A partir del siglo XIV, se creó en Cataluña una delegación permanente de las Cortes, la Generalitat, cuya función era recaudar impuestos y vigilar por el cumplimiento de las leyes.