Resúmenes tema reinado de Isabel II

7.- El problema sucesorio al final del reinado de Fernando VII

La década ominosa (1823-1833) se caracterizo por el retorno al absolutismo tras anular la legislación de trienio, represión a liberales y crisis económica (perdida de colonias). Se creó un cuerpo de voluntarios realistas que sustituyó a la Milicia Nacional.

En 1826 se adoptó una posición más moderada, próxima al despotismo ilustrado. Se creó el consejo de ministros, recortaron gastos, elaboraron presupuestos generales del estado y se firmó el banco de San Fernando (antecedente del Banco de España) y se mantuvo la abolición de la inquisición.

Esto provocó la aparición de los realistas, que eran partidarios del absolutismo, y que apoyaba las cortes para subir al trono organizaron una insurrección en 1827, la “guerra de los agraviados” y pasó a su decreto, dio origen al carlismo. En 1830 se produjeron de nuevo conspiraciones liberales y en este contexto surgíó la cuestión sucesoria.

Fernando VII seguía sin descendencia tras tres matrimonios, y tras morir su 3ª esposa, en 1829 se casó son su sobrina María Cristina, quien quedo encinta al poco tiempo. Fernando queriendo garantizar la sucesión de su hijo/a, publicó la pragmática sanción de 1830, que eliminaba la ley sádica y restablecía la línea de las partidas, que no impedía el trono a las mujeres. Don Carlos consideró ilegal esta ley, y en Octubre de ese año nacíó Isabel, pasando él a un segundo plano sucesorio. En 1832 nacía otra hija de Fernando, que reducía más sus derechos.

Ese año se desencadenaron los “sucesos de la granja”, que durante una gran enfermedad del rey, los partidarios de Carlos presentaron un decreto derogatorio de la pragmática, firmado por el rey.

El rey se recuperó y volvíó a ponerla en vigor, nombrando a Cea Bermudez al frente del gobierno.
Decretaron amnistía para deleite político y la autorización de regreso de algunos exiliados. Don Carlos abandonó la corte u se fue a Portugal.

El 29 de Septiembre de 1833 moría Fernando VII, iniciando la regencia de María Cristina. Don Carlos exigíó el trono desde Portugal con el manifiesto de Abrantes, siendo proclamado rey el día 3 en diversas ciudades españolas, iniciando la I guerra carlista (1833-1839).

10.- Principales medidas económicas del bienio progresista, 1854-1856

Las principales medidas económicas del bienio progresista son tres: la desamortización de Madoz (1855), a través de esta ley se ponían a la venta las tierras de la iglesia y los propios y baldíos (las tierras de los ayuntamientos). El proceso fue rápido y se amortizó mucha más deuda. Se acentuó el proceso de concentración de la propiedad agraria en manos de la oligarquía y los municipios perdieron su principal fuente de ingresos al privatizar los bienes de propios, baldíos y comunales.

Por otro lado, se aprobó la ley general de Ferrocarriles (1855), que fijaba las condiciones favorables para la construcción de una red ferroviaria. Se elaboró un mapa de líneas radial y centralizado, y se fijó un ancho de vías superior al europeo.

Por último cabe destacar las reformas financieras (1856), se reguló la emisión de moneda y se creó el Banco de España. Le ley de sociedades bancarias y crediticias reguló la fundación de sociedades por acciones y las otorgó amplia libertad de actuación. Entre 1857 y 1866 se multiplicaron las sociedades financieras: sociedades ferroviarias y sociedades de inversiones y numerosos bancos. La crisis financiera de 1866 llevó a la quiebra a casi todos ellos.


8.- Principales carácterísticas políticas del reinado de Isabel II (1833-1868)

El reinado de Isabel II se caracteriza por la implantación de un régimen liberal.
Se distinguen dos etapas: la etapa de las regencias (1833-1843) y su reinado personal (1843-1868).

En primer lugar, la etapa de las regencias (1833-1843). Tras la muerte de Fernando VII, María Cristina (1833-1840) nombró un gabinete formalmente absoluto. Durante este gobierno, precedido por Ceá Bermudez tiene lugar la división provincial, llevada a cabo por Javier de Burgos (ministro de fomento).

En Enero de 1834 la regente llamó a Martínez de la Rosa, liberal doceañista, a formar gobierno. Durante este año emprende un tímido programa reformista que en cabeza el Estatuto Real, texto de carácter liberal que limitaba el poder absoluto. La protesta en ¡el motín de los sargentos de la granja” en 1836 dio lugar a un periodo de transición que permitíó aprobar una constitución de carácter progresista en 1837. La modificación de la ley municipal en 1840 provocó la renuncia de María Cristina a la regencia, siendo sustituido por Espartero (1840-1843).

La segunda etapa del reinado de Isabel II se corresponde con su reinado (1843-1868). La evolución política del reinado de Isabel II estuvo determinada por la intervención de Narváez  y O´Donell en las decisiones políticas. El ejercicio de gobierno estuvo en manos de dos grandes partidos, el moderado y el progresista, con claro predominio del primero que contaba con el apoyo de la reina.

Sus primeros diez años de reinado (década moderada, 1844-1854), tuvieron como protagonista al general Narváez. En 1845 las cortes aprueban una nueva constitución de carácter moderado. La legislación ordinaria de los gobiernos moderados creó un estado centralizado. Se elaboró un orden jurídico unitario con un nuevo código penal, se creó la Guardia Civil (1844), se adoptó el sistema métrico decimal y se reforma la administración fijando la demarcación provincial.

La revolución del verano de 1854 dio lugar a un periodo de dos años (Bienio Progresista, 1854-1856) en que los progresistas, dirigidos por Espartero y la uníón liberal, intentaron restaurar los principios del régimen constitucional de 1837 mediante una serie de reformas y la redacción de una nueva constitución (1856) de carácter progresista que finalmente no llegó a ser promulgada.

Entre 1858 y 1863 la reina confió el gobierno a O´Donell, que aportó prosperidad económica y una política exterior agresiva “de prestigio”.

En 1863 la oposición al gobierno de progresistas, demócratas y republicanos, además del empeoramiento de la situación económica obligó a la reina a entregar el gobierno a los moderados, quienes le retuvieron hasta 1868, alterándose en el poder Narváez y O´Donell. Su carácter autoritario y la fuerte represión que ejercieron (noche de San Daniel, sublevación de los sargentos de San Gil) además de la mala situación económica hizo que la oposición progresista y demócrata comenzaran a organizarse (Pacto de Ostende, 1866), encabezando en Septiembre de 1868 un proceso revolucionario (La gloriosa) con el que concluía el reinado de de Isabel II.

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