Revolución Industrial: Transformación Económica y Social en Gran Bretaña (1780-1860)

Revolución Industrial: Transformación Económica y Social en Gran Bretaña (1780-1860)

Entre 1780 y 1860, Gran Bretaña experimentó una profunda transformación económica y social que posteriormente se extendió por Bélgica, Francia, Alemania y, más tarde, por Estados Unidos. Este proceso, conocido como Revolución Industrial, se caracterizó por el predominio de la producción de bienes manufacturados y por el crecimiento sostenido de la producción. El resultado de progresos tecnológicos y de grandes cambios en la organización del trabajo convirtieron a Gran Bretaña en el centro industrial y financiero del mundo.

La industrialización consolidó un nuevo sistema, el capitalismo, fundamentado sobre los principios del liberalismo. La sociedad se estructuró alrededor de dos clases sociales principales: la burguesía y el proletariado. Como consecuencia del crecimiento de la producción, la renta por habitante aumentó de manera considerable, pero la población no mejoró su nivel de vida hasta mediados del siglo XIX debido a las duras condiciones que el sistema impuso a los sectores tradicionales.

1. Transformaciones Agrarias y Crecimiento Demográfico

1.1 Revolución Agrícola

Las transformaciones en la agricultura hicieron posible un notable aumento de la producción de alimentos, lo que a su vez permitió la supervivencia de una población en rápido crecimiento. Tres innovaciones agrarias fueron clave:

  • Cambios en el sistema de cultivo: La difusión de la rotación de cultivos, que combinaba la siembra de cereales con plantas forrajeras, permitió suprimir el barbecho y mejorar la fertilidad de la tierra.
  • Introducción de nuevas máquinas: La introducción de nuevos métodos de siembra, herramientas, cultivos y fertilizantes permitió aumentar y diversificar la producción de alimentos.
  • Nueva estructura de la propiedad: El cercamiento de tierras comunales conllevó su privatización. La subida del precio de los cereales estimuló a los grandes propietarios a adueñarse de las tierras, perjudicando a los pequeños propietarios y campesinos pobres, quienes se vieron obligados a emigrar a las ciudades.

1.2 El Aumento de la Población

El aumento de la oferta de alimentos hizo posible un elevado crecimiento demográfico. Este crecimiento fue el resultado de cambios en la natalidad y en la mortalidad. Durante el siglo XVIII, la natalidad se elevó como consecuencia del descenso de la mortalidad infantil y de un mayor deseo de las familias de controlar el número de nacimientos. La reducción de la tasa de mortalidad fue el resultado de una mejor alimentación, algunos avances médicos e higiénicos y la difusión del jabón; por consiguiente, la esperanza de vida creció notablemente.

2. El Desarrollo de la Industria

2.1 La Mecanización y el Sistema Fabril

El cambio en los sistemas de producción se caracterizó por el uso de máquinas y por la sustitución de animales por energías como el vapor. Ambos elementos provocaron la concentración de obreros en fábricas, dando lugar al sistema fabril y a la ruina de muchos artesanos. La mecanización se inició en la industria textil con la lanzadera volante, las nuevas hiladoras y los telares mecánicos. La máquina de vapor permitió abandonar las energías tradicionales y aumentó la productividad, abaratando costes y disminuyendo precios.

2.2 La Industria Algodonera

El algodón resultaba sumamente económico. Hasta el siglo XVIII, los tejidos de algodón se importaban de la India, pero Gran Bretaña se dio cuenta de que podía extraer beneficios de la fabricación. A mediados del siglo XVIII, consiguió no solo abastecer el mercado interior sino exportar buena parte de su producción.

2.3 El Carbón y el Hierro

El carbón se convirtió en el gran combustible, alimentando a la máquina de vapor y desempeñando un papel imprescindible en el proceso siderúrgico. La producción de carbón aumentó gracias a innovaciones en la minería. La sustitución del carbón vegetal por el carbón de coque permitió un crecimiento del sector minero del carbón y la producción de hierro en grandes cantidades.

2.4 Otros Sectores Industriales

El resto de la economía no quedó al margen de los cambios. La industria química se transformó ante las necesidades del textil, que requería ingentes cantidades de tinte, blanqueadores y ácido sulfúrico. La metalurgia se consolidó para fabricar las máquinas. Otros sectores de rápida expansión fueron la construcción y la industria química.

2.5 Los Nuevos Transportes

Se mejoraron los caminos y canales, pero fue el ferrocarril el que provocó una verdadera revolución en el transporte gracias a su rapidez, capacidad de carga, menor coste y mayor seguridad. En el siglo XIX, los barcos de vela fueron sustituidos por los de vapor. Las grandes expectativas de desarrollo económico crecidas por el ferrocarril condujeron a un gran boom bursátil de las compañías constructoras a principios del siglo XIX.

2.6 El Impulso del Mercado

La mejora de infraestructuras y el transporte hizo posible una economía de mercado. Gran Bretaña se benefició del mercado exterior que le ofrecía el mercado atlántico para la exportación de la producción, pero la mayor transformación fue el desarrollo de un mercado interior debido al crecimiento de la población, el aumento de la capacidad adquisitiva, la especialización y la mejora de los transportes.

2.7 La Industrialización del Continente

El proceso de industrialización se expandió por Estados Unidos, Japón y Europa continental. Las transformaciones económicas se iniciaron en Francia y Bélgica, donde la industrialización se sustentó en la explotación de yacimientos de carbón, una agricultura desarrollada, una red de transportes y un activo comercio. Alemania aumentó su desarrollo industrial gracias a la abundancia de carbón y hierro, la concentración del capital financiero en grandes corporaciones bancarias, un sector siderúrgico y la industria química. En la Europa meridional, el crecimiento industrial fue más tardío y lento. En Europa oriental, la industrialización solo se dio en zonas localizadas de los imperios austrohúngaro y ruso a finales de siglo.

3. El Liberalismo

3.1 Liberalismo Económico

El liberalismo económico fue la base ideológica del capitalismo. Pensadores como Adam Smith y John Stuart Mill defendían la libertad de mercado y la no intervención del Estado en la economía. Otros, como David Ricardo y Malthus, eran más pesimistas sobre las consecuencias del capitalismo.

3.2 Capital, Trabajo y Mercado

El capitalismo se configuró como un sistema en el que los instrumentos de producción y lo que se produce con ellos son propiedad privada, concentrada en la burguesía, mientras que el proletariado solo posee su capacidad para el trabajo. Trabajadores y empresarios se relacionan en el mercado, donde unos demandan empleo y otros ofrecen trabajo. El capitalismo es un sistema de iniciativa libre, no planificado, con el objetivo del máximo beneficio individual. Los desajustes entre oferta y demanda provocan crisis periódicas.

3.3 Proteccionismo y Librecambio

Gran Bretaña se mostró partidaria del librecambio, que permitía que las mercancías se intercambiasen libremente dependiendo exclusivamente de la competitividad de las empresas. El proteccionismo, por otro lado, defiende la imposición de aranceles a la entrada de productos extranjeros para proteger la industria nacional. A pesar de la defensa del librecambio por parte de Gran Bretaña, todos los estados mantuvieron un componente de proteccionismo más o menos intenso.

4. Las Consecuencias Sociales

4.1 El Proceso de Urbanización

La difusión de la industrialización y la organización fabril de la producción obligaron a los trabajadores a trasladarse a las ciudades, dando lugar a una sociedad urbana. La emigración interior hacia las ciudades procedió de las áreas rurales circundantes. El crecimiento urbano afectó al resto de Europa.

4.2 La Segregación Urbana

El rápido crecimiento de las ciudades originó una fuerte segregación social por barrios. La burguesía edificó en los barrios residenciales, donde la suciedad y la contaminación industrial eran menores. Los barrios obreros crecieron rápidamente y a menudo sin ninguna planificacion.

4.3 La Nueva Sociedad de Clases

La Revolución Industrial transformó la estructura social. Los pequeños propietarios se convirtieron en jornaleros, el número de campesinos disminuyó, los artesanos se arruinaron y surgió el proletariado industrial. La aristocracia perdió relevancia social ante la consolidación del poder económico como pilar del estatus social. La burguesía, vinculada con el comercio, las finanzas y la industria, se convirtió en la clase dominante. Sus valores se basaban en la propiedad privada, el trabajo, el ahorro y el individualismo. También surgió la clase media, que no ejercía un trabajo manual (abogados, médicos, profesores). Los asalariados, con condiciones laborales precarias, sueldos escasos y jornadas laborales muy prolongadas, no mejoraron su nivel de vida hasta mediados del siglo XIX.

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