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T1 La Paz en la Biblia y en el pensamiento actual 

La Paz en la Biblia: Designa una situación de plenitud en la que no solo han sido abolida la violencia, sino también la injusticia.

Vigencia estructural: cuando eliminamos la violencia estructural se implanta la que vamos a llamar paz positiva, cuya esencia es la justicia social. 

Violencia cultural: La violencia cultural se manifiesta en falsificaciones del lenguaje.

Apología de la no violencia 

La ahímsā: Es una doctrina Hinduism que sostiene la necesidad de resolver los conflictos sin recurrir a la violencia destructora y homicida.

Exigencias de la no violencia: No cooperar con el mal (desobediencia civil) y denunciar públicamente la injusticias.

Bienaventurados los no violentos: El Concilio Vaticano II ha alabado la no violencia. Jesús de Nazaret proclamó bienaventurados a los jo violentos y aseguró que ellos heredarán la tierra.

La necesidad puede obligar a matar

Situaciones extremas: Podrían darse situaciones extremas en las que sería necesario recurrir a la violencia. 

Necesidad del ejército: Pueden considerarse instrumentos de la seguridad y Libertad de los pueblos, que contribuyen realmente a estabilizar La Paz. 

Regulación de la violencia

Condiciones de la guerra justa: Existencia de una grave injusticia a la que se intenta poner remedio. Haber agotado previamente todos los procedimientos pacíficos. Declaración de la guerra por autoridad legítima. Tener motivos para suponer que las calamidades derivadas de la guerra no serán todavía mayores que la injusticia padecida. Una esperanza fundada de poner fin a la injusticia sin pagar un precio desproporcionado. 

El camino de La Paz

La amenaza de la propia fuerza: si quieres la paz, prepara la guerra.Si un país está fuertemente armado, nadie se atreverá a atacarle.

El desarme: la carrera de armamentos es la plaga más grave de la humanidad y perjudica a los pobres de manera intolerable. 

Educación: es necesario educar para el perdón y la reconciliación.

T2 El nombre de la Tierra Prometida: La Tierra Prometida recibe varios nombres. Canaán o tierra de cananeos: éstos eran los habitantes del lugar antes de la conquista de Josué. Palestina o país de filisteos: fueron enemigos constantes de los hebreos. Israel, nombre definitivo del patriarca Jacob; nombre del reino del Norte tras la ruptura de la unidad política de los israelitas a la muerte de Salomón. Nombre, también, del actual estado judío.
En la Biblia, Israel designa, con frecuencia, algo más que una nacíón: es el pueblo elegido, el pueblo de Dios. Los cristianos, le damos el hombre de Tierra Santa, porque Jesús, el Hijo de Dios, hecho hijo de María, santificó con su presencia y su palabra este país.

El país: Palestina formaba parte del Imperio romano desde el 64 a. C. Situada a más de un mes de navegación de Roma, estaba compuesta por una franja en forma de trapecio de 50 y 100 km. En sus bases y 220 km. De altura, con una extensión de unos 26.000 km2, es decir, como la mitad de Aragón o un poco menor que Galicia o Bélgica.

Estaba atravesada de norte a sur por el río Jordán («el que siempre corre», «el que baja»), que tiene la particularidad de hacer su recorrido bajo el nivel del mar.
El Jordán tiene unos 320 km. (algo menor que el Miño) y, tras nacer de tres fuentes en el sur del Líbano, forma en su trayecto tres lagos: el Hulé (a 68 m. Bajo el nivel del mar), el Tiberíades (llamado también mar de Galilea o Genesaret), que tiene 172 kms2 , 45 m. De profundidad y está a 212 m. Bajo el nivel del mar (en él se puede pescar) y, por último, el mar Muerto, a donde las aguas del Jordán (a 200 m 3 . Por segundo) van a parar, pero que nunca se llena ni se desborda porque la intensa evaporación compensa la falta de desagüe. Es un fenómeno único en el mundo, ya que se encuentra a 392 m. Bajo el nivel del Mediterráneo, siendo por ello la más grande depresión de la corteza terrestre. Su salinidad es de más del 20% (seis veces más que el Mediterráneo); esto, sumado a las fuentes de

asfalto, hace imposible la vida en su seno e impide que el cuerpo humano se hunda. La leyenda dice que bajo él se encuentran las abrasadas ciudades de Sodoma y Gomorra.

Galilea (Exterior de una casa común): Galilea es la regíón que está al norte. Su nombre significa «distrito». En su parte montañosa están las poblaciones de Naín, Nazaret y Caná. Séforis, a 5 km. De Nazaret, era un importante centro de caravanas entre Damasco y los puertos del Mediterráneo. La parte más llana, alrededor del lago. Tiberíades, era abundante en cereales, fruta, olivos y vid, así como en pesca y derivados. Allí estaban las ciudades de Cafarnaún («aldea de Naún»), Corozaín y Betsaida («casa de la pesca»). Por haberse fusionado la población con extranjeros, no judíos de religión, los galileos no eran bien vistos por los judíos fervientes, que llamaban a la regíón «Galilea de los gentiles», algo así como «el distrito de los ateos». Se les echaba en cara que no hablaban correctamente el arameo por no pronunciar bien las guturales. El ambiente era muy agrícola y pesquero, cosa que influirá en el lenguaje de Jesús.Los galileos eran nacionalistas y amantes de la libertad, preferían el honor al dinero. Para las autoridades, cualquier Galileo era un rebelde terrorista en potencia; de hecho, de esta regíón populosa y relativamente próspera surgieron los movimientos revolucionarios que tanto inquietaron a los romanos. Había bastante inmigración, y José, esposo de María, pudo ser uno de los que vinieron a ganarse la vida aquí.En 1962, Avi Jonah descubríó una lápida de mármol negro del siglo III a. C. Que nombra a Nazaret. Ni el Antiguo Testamento ni sus comentarios, sin embargo, lo hacen.

Samaria: Samaría está situada entre Galilea y Judea. Es fértil y con alto nivel urbano. Sus habitantes nunca fueron auténticamente judíos de religión, ya que muchos de ellos descendían d e c o lo n o s extranjeros, traídos por los asirios en el 722 a. C. Están, si cabe, más aferrados a la ley que los judíos. Esperan un mesías que será un nuevo Moisés («el que ha de venir»). Admiten en exclusiva el Pentateuco, pero rechazan el resto de los libros del Antiguo Testamento y no reconocen a Jerusalén como centro religioso. Ellos tienen su templo en el monte Garizín, en Siquén. En tiempos de Jesús, este templo estaba destruido, pero quedó como lugar de culto. Hay que recordar que entre ellos y los judíos existía un odio mutuo. En Cesárea del Mar, ciudad nueva, residía el prefecto romano y el grueso del ejército. Ciudades importantes de la regíón eran: Samaría («atalaya»), Siquén («cuello») y Betel («casa de Dios»).

Judea: Judea es la regíón más meridional. La ciudad principal de Judea es Jerusalén («ciudad de la paz», «de la felicidad»). Su importancia es, en primer lugar, religiosa: allí está el centro de formación religiosa de los judíos, su dirección y, sobre todo, el único templo judío del mundo, al que todos deben peregrinar.

A este motivo hay que añadirle su importancia política: mientras Herodes I es rey, mantiene una corte fastuosa y, después de él, habrá también guarnición militar; pero, además, es la sede de la «asamblea suprema» o sanedrín, cuya competencia se extiende, al menos teóricamente, a todos los judíos del mundo, lo que le da un peso internacional grande. Los dos motivos anteriores producían un tercero: su importancia económica. Aunque la ciudad tenía unos 60.000 habitantes, en las festividades pasaban de 125.000 los turistas peregrinos. Toda esa masa humana le daba enorme importancia económica: centro de grandes negocios monetarios, de banqueros, recaudadores de impuestos, de mercaderes de esclavos y de ganado (el templo consume mucho ganado). Los precios allí eran muy altos (hasta 10 veces más). Todo judío debía gastar la décima parte de su cosecha en Jerusalén y enviar dos días de su salario al templo. Grandes caravanas abastecían la ciudad, ya que Judea producía poco trigo, aunque bastante vid, olivos, higueras, dátiles y legumbres. En Jerusalén estaban prohibidos en aquel tiempo los jardines; sólo había una rosaleda que se empleaba para hacer perfume. Una regular ganadería (ovejas, cabras, novillos) podía abastecer a la población (ya que se comía poca carne y más pescado ahumado o salado), pero no al templo. Para hacer llegar los productos, había que protegerlos de los bandoleros.

En la parte montañosa o desierto de Judá, junto al Mar Muerto, se encontraba el principal centro esenio: Qumrán. Ciudades de esta regíón eran: Arimatea, Efraín, Jericó, Emaús, Betfagé («casa de los higos verdes»), Betania, que no se debe confundir con el lugar donde bautizaba Juan al otro lado del Jordán, y Belén («casa del pan»). Este pueblecito está a 8 km. De Jerusalén y a 148 km. De Nazaret.

Otras regiones: Otras regiones vecinas son también nombradas por los evangelios: Perea, en la Transjordania, donde bautizaba Juan. La Decápolis, confederación de diez ciudades para mutua defensa; una de ellas era Ammán, capital de la actual Jordania. Idumea, al surde Judea, que limita ya con el desierto árabe. Iturea, Abilene y Traconítida eran regiones transjordanas del norte.

La elección de una ciudad y de un templo: Jerusalén, ciudad de paz, ciudad de reyes, ciudad habitada por la presencia de Yahveh. La Biblia evoca la trágica historia de esta incomparable ciudad. Conquistada por el rey David; embellecida con un templo por su hijo Salomón; dotada de valiosos canales para transportar el agua en tiempos del rey Ezequías, conocíó la angustia del asedio y de la destrucción en el año 587 antes de Jesucristo. Reconstruida por Nehemías al volver del destierro, sucumbíó por segunda vez al poder de los romanos. El emperador Vespasiano arrasó la ciudad en el año 70 después de Jesucristo.

Los cristianos han visto en esta ciudad el doble

símbolo del rechazo y de la aceptación de Dios.

Capital religiosa del pueblo de Israel; centro del culto para las Doce tribus; irá aflojando los lazos de la Alianza, que la unen con Dios. La ciudad amiga de Dios prefiere las alianzas humanas. Los profetas denunciarán la idolatría de la ciudad santa, su falta de justicia social, la creciente corrupción moral. El rechazo de Dios llega al máximo con la muerte de Cristo, consumada a las puertas de la ciudad, en el monte Calvario.

De Jerusalén, sin embargo, irradiará a todo el mundo la Buena Noticia de Jesús resucitado. En Jerusalén celebrará el Nuevo Pueblo de Dios su primer concilio y el autor del Apocalipsis verá cumplida en la ciudad Santa, que desciende del cielo, los vibrantes anuncios de restauración y de esplendor que nos transmitieron los profetas.


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