Somaten nacional 1923


LA DICTADURA DE Primo de Rivera

En el primer tercio del Siglo XX se acentuó la fractura entre un sistema político, la Restauración, de naturaleza oligárquica, y las transformaciones de la sociedad española, resultado del proceso de la industrialización y de la creciente urbanización.
Entre 1917 y 1923, el sistema de la Restauración se sumergíó en una crisis general.

– Fue muy difícil formar mayorías estables en el Parlamento (debido a la atomización de los dos grandes partidos), lo que ocasiónó numerosas crisis de gobierno, a pesar de formar gobiernos de concentración.
– Aumentó la conflictividad social: huelgas de obreros y de jornaleros, escisión en el PSOE con el surgimiento del PCE en 1921, pistolerismo patronal y reacción armada de los anarcosindicalistas, etc. El jefe del Gobierno, Dato, fue asesinado por unos anarquistas en 1921.
– Se exacerbó el problema territorial con la radicalización de los nacionalistas.
– Al crecimiento económico de los años de la Primera Guerra Mundial (España no intervino, y abastecíó a los contendientes) siguió una profunda depresión.
– La cuestión de Marruecos: se convirtió en el detonante final. En 1921 se produjo el desastre de Annual, lugar de Marruecos en el que perdieron la vida 12 000 soldados españoles. En las Cortes se abríó una comisión de investigación cuyo informe (expediente Picasso) reveló un estado de corrupción y de ineficacia en el Ejército que despertó la indignación general.

Hacia el año 1923, la situación política parecía haber llegado a un callejón sin salida. El 13 de Septiembre, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, lanzaba un manifiesto al país proclamando el estado de guerra y el advenimiento de una dictadura militar transitoria, que el rey Alfonso XIII acogíó con agrado, , al igual que la prensa, la Iglesia y la burguésía. En su mandato se pueden distinguir dos etapas:

– Directorio militar (sept. 1923-dic. 1925)
– Directorio civil (dic. 1925-Enero 1930)

EL DIRECTORIO MILITAR (1923-1925)
Primo de Rivera asumíó todo el poder, asesorado por un directorio compuesto por nueve militares. Se tomaron distintas medidas:

– Cierre de las Cortes y suspensión de la Constitución.
– Los gobernadores civiles fueron sustituidos por militares y los ayuntamientos y diputaciones fueron disueltos.
– Se persiguió la corrupción.
– Se detuvo el proceso de búsqueda de responsabilidades en Marruecos abierto con el expediente Picasso.
– Se restablecíó la paz social y el orden público.


– Supresión de la Mancomunidad catalana (creada en 1914 como organismo coordinador de las cuatro diputaciones catalanas, con competencias en obras públicas y cultura). La única bandera permitida era la española y el castellano el idioma oficial.
– Reforma de la Administración local y provincial.
– Pacificación de Marruecos, con la cooperación de Francia. Fruto de ello fue el desembarco de Alhucemas, en 1925.

Este éxito fue determinante en la decisión de Primo de Rivera de disolver el Directorio militar y establecer un Directorio civil. Esto significaba que se abandonaba la intención original de constituir únicamente un régimen transitorio y se apostaba por su consolidación.
EL DIRECTORIO CIVIL (1925-1930)
El nuevo régimen se basó en un nuevo partido político, una nueva Asamblea y una nueva Constitución:
– La Uníón Patriótica:
Creado en 1924, carecía de un programa ideológico definido, aunque sus principios descansaban sobre la defensa de la unidad de España, de la religión y del corporativismo en lo socioeconómico. Como órgano auxiliar del partido se creó el Somatén, una milicia cívica.

Asamblea Nacional Consultiva:

creada en 1926 para redactar una nueva Constitución, fue disuelta, por inútil, en 1929.

Proyecto constitucional de 1929:

establecía un régimen autoritario. No llegó a aprobarse debido a la mala acogida que tuvo entre la casi totalidad de la opinión pública.

POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL

La dictadura coincidíó en el tiempo con una coyuntura económica internacional muy favorable.
Entre 1924 y 1929 asistimos a los felices años veinte. La población española pasó de 21,3 millones a 23,5. En materia económica, el régimen se había declarado intervencionista y proteccionista y apostó decididamente por las obras públicas como motor de la economía. La Exposición Universal de Barcelona y la Iberoamericana de Sevilla (ambas en 1929) fueron el escaparate de los logros del régimen en esta materia.

La política agraria.-


Lo más destacado fue la puesta en marcha de una moderna y eficaz política hidráulica. Se construyeron pantanos y se crearon las confederaciones hidrográficas, todo ello orientado a mejorar y ampliar las zonas de regadío, además de posibilitar un ambicioso plan de producción hidroeléctrica.

La política industrial.-


Estuvo orientada a la protección del sector: se fomentó la industria del automóvil y se hizo obligatorio el uso del carbón español en barcos y ferrocarriles. La producción aumentó sensiblemente en el sector siderúrgico, químico y eléctrico. En 1927 se creaba la CAMPSA, con capital público y privado, para gestionar el monopolio del petróleo.

La política de transportes y comunicaciones.-


Las carreteras mejoraron su asfaltado y aumentaron en kilometraje. El número de automóviles se incrementó notablemente. Se mejoraron los ferrocarriles, y se inició un proceso hacia su nacionalización. Se fundó la Compañía Telefónica Nacional y se produjo el despegue de la radio.

La política hacendística.-


En manos de José Calvo Sotelo como ministro de Hacienda desde 1925, fue uno de los grandes éxitos del régimen. Se elaboró una reforma tributaria que elevó la recaudación en más de un 50 por ciento, se liquidó la Deuda, se ordenó el sector bancario y se luchó contra el fraude. Por primera vez desde hacía décadas la Hacienda española presentaba unas cuentas saneadas.

Política social.-


El régimen estaba muy preocupado por resolver la conflictividad que había caracterizado al país en los años anteriores. Se creó la Organización Nacional Corporativa: comités paritarios de obreros y patronos debían ponerse de acuerdo para fijar las condiciones laborales; en caso de no conseguirlo, el Estado actuaba de árbitro. En el terreno educativo, disminuyó el analfabetismo y aumentó el número de estudiantes universitarios.

LA CAÍDA DE Primo de Rivera Y EL CAMINO HACIA LA REPÚBLICA

Durante los más de seis años que duró la dictadura, la oposición no tuvo gran capacidad de movilización social, por lo que no fue necesaria una enérgica política represiva. La constituían: los representantes de la vieja política (que deseaban un regreso a la legalidad constitucional); los republicanos (con escaso apoyo popular); el catalanismo (adquiríó gran fuerza un catalanismo republicano y de izquierdas encarnado por el partido político fundado por Francesc Macià –Estat Catalá-); el movimiento obrero (tolerados los socialistas, duramente reprimidos los comunistas y los anarquistas); la Universidad; y el Ejército.
A partir de 1929 la situación se complicó para Primo de Rivera. Varios factores influyeron en su declive:

– La economía comenzó a cambiar de signo debido al nuevo contexto internacional.
– Los intentos de institucionalización del régimen fracasaron y su impopularidad crecía.
– Aumentó el malestar en el ejército. Este hecho resultó a la postre el decisivo.

El 28 de Enero de 1930
Primo de Rivera presentó su dimisión al rey. Se exilió a Francia, donde fallecíó a los dos meses.
LA DICTABLANDA DEL GENERAL BERENGUER
Alfonso XIII entregó el Gobierno al general Berenguer con la misión de preparar el retorno a la normalidad constitucional. Una serie de factores hicieron imposible la tarea de esta Dictablanda: la falta de habilidad política de Berenguer, la división entre los monárquicos, y la creciente coordinación de los republicanos que en Agosto de 1930 firmaban el Pacto de San Sebastián para traer la República mediante un pronunciamiento militar. La intentona golpista, que tuvo lugar en Jaca en Diciembre y en la base aérea de Cuatro Vientos en Enero, fue un fracaso, pero mostró que el republicanismo estaba en auge. En Febrero de 1931 el general Berenguer presentaba su dimisión.

Se convocaron elecciones municipales para el 12 de Abril de 1931.
Serían el primer paso para la normalización política del país e irían seguidas después por otras elecciones provinciales y, finalmente, unas elecciones generales. Los republicanos en coalición con los socialistas decidieron convertir esa consulta en un auténtico plebiscito contra la monarquía. Comenzaba la cuenta atrás para la proclamación de la Segunda República Española.

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