Tradiciones que trajeron los españoles a América

TEMA 1: La Guerra de Independencia: Causas, desarrollo, y contendientes. La Guerra de Independencia se desarrolló entre 1808 y 1813 en Europa a comienzos del Siglo XIX conocidas como Guerras Napoleónicas. El origen lejano habría que buscarlo en la mayor dependencia de la política exterior española, respecto a la francesa, tras la derrota de las tropas españolas frente a los ejércitos revolucionarios. La Paz de Basilea de 1795 y el Tratado de San Ildefonso de 1796 marcan el comienzo de esta dependencia.  El origen más cercano está en la firma del Tratado de Fountainebleau en el año 1807, que permite a las tropas francesas atravesar el territorio español para ocupar Portugal (aliado de Inglaterra). Las tropas francesas, aprovecharon esta oportunidad para ocupar  el territorio. Esta circunstancia es utilizada por los partidarios del príncipe Fernando para dar el golpe definitivo a Godoy, favorito de Carlos IV, provocando el llamado motín de Aranjuez. Este levantamiento consiguió la abdicación del rey Carlos IV en su hijo Fernando. La crisis dinástica es aprovechada por Napoleón que reúne a padre e hijo en la localidad de Bayona y, logra que la corona de España pase a su hermano José. La resistencia a aceptar estos hechos por buena parte de la población española, puesta de manifiesto inicialmente en los sucesos del 2 de Mayo en Madrid, se considera el inicio de la guerra.

La superioridad militar de las tropas napoleónicas se hizo evidente durante todo el conflicto. A pesar de esta circunstancia, la resistencia de los que se opónían al bando napoleónico fue también muy intensa (victoria de las tropas españolas en  la batalla de Bailén o la feroz resistencia de ciudades como Zaragoza o Gerona). Una parte de la oposición al ejército francés estuvo protagonizada por pequeñas partidas guerrilleras que castigaban a las tropas enemigas. Estos guerrilleros contaban con el apoyo del pueblo y con la ventaja de su conocimiento del terreno. Tal circunstancia obligó a Napoleón a mantener en España un ejército muy numeroso para poder controlar el territorio. A pesar de la resistencia, las tropas napoleónicas se hacían poco a poco del territorio controlando la mayor parte del país. En ese año, el inicio de la campaña de Rusia obligó a Napoleón a desplazar allí a personales militares que tenía en España, lo que disminuyó al ejército francés. 


 Esta circunstancia sería aprovechada por las tropas dirigidas por el duque de Wellington ( inglesas, portuguesas, y españolas  ) para iniciar un contraataque desde Portugal, consiguiendo importantes éxitos en las batallas de los Arapiles ( Salamanca )  y  en  Vitoria. A finales del año 1813 salían las últimas tropas francesas de España y Napoleón firmó el Tratado de Valençay por el que se devolvía el trono a Fernando VII a cambio de la objetividad española en el conflicto que todavía estaba abierto en Europa.

En cierta medida la Guerra de la Independencia también puede considerarse una Guerra Civil pues en ella se enfrentaron españoles en bandos contrarios. 

La oposición a las tropas napoleónicas fue mayor entre la población española ( los patriotas ) pero estaba protagonizada por grupos que tenían intereses distintos. Existía una parte de la población, especialmente entre la nobleza y el clero, que pretendía  el regreso de Fernando VII y la vuelta a la situación anterior a la invasión francesa y, en consecuencia, el restablecimiento de sus privilegios. Gracias a la intervención del clero apoyaron también esta postura. 

Sin embargo existía un sector menor, pero muy ilustrado, que buscaba acabar con el sistema del Antiguo Régimen y crear un modelo liberal en España. Este sector se valdría de  la circunstancia de la convocatoria de Cortes Generales en la ciudad de Cádiz para crear en España un régimen constitucional basado en la soberanía nacional, en la separación de poderes, y en el respeto a las libertades individuales. 

Otra parte de la sociedad tomó partido por la causa del rey José I porque consideraban que era la única oportunidad para poner en marcha las reformas que el país necesitaba para modernizarse y que no se habían podido implantar con los últimos Borbones. En su mayor parte estos afrancesados eran personas de elevada formación académica, pero también encontramos entre ellos grupos de comerciantes que se enriquecieron con los contratos de la Guerra. Al finalizar el conflicto la mayor parte de estos afrancesados tuvieron que marcharse al exilio.


TEMA 2: La independencia de las colonias americanas. Causas y desarrollo. El proceso de independencia de las colonias que España tenía en América a principios del Siglo XIX se prolonga entre el año 1808 y el año 1825, y es la consecuencia del triunfo de una serie de movimientos independientes que tienen su origen en algunas causas. 

La historiografía prestó atención al papel de los criollos. Denominamos criollos a los descendientes de españoles que ya han nacido en los territorios americanos y sintiendo que son su verdadera patria y no la metrópoli, de donde procedían sus antepasados, constituían una clase social rica y poderosa que controlaba la economía de las colonias. Sin embargo esta clase social se sentía marginada con relación a los españoles que llegaban desde la Península porque ocupaban los cargos más importantes de la administración (en virreinatos y gobernaciones). Se quejaban de la discriminación que España tenía respecto a las colonias por el control del comercio que se ejercía desde la metrópoli y que les impedía comercial libremente con otros países. Las fuertes cargas fiscales que recaían sobre los territorios coloniales constituían otra de las causas del malestar de esta población.

Había más causas recientes y que también incidieron en el estallido de las revueltas. A finales del Siglo XVIII se había producido la independencia de las colonias inglesas de América del Norte dando lugar a los Estados Unidos de América. Este acontecimiento no pasó desapercibido por América del sur porque tenían a Estados Unidos como modelo. Otra causa es la extensión de las ideas ilustradas y liberales. El triunfo de la Revolución Francesa tuvo un fuerte impacto en la América española y muchos americanos consideraban que para crear un Estado liberal en América era necesario romper los lazos de una España que seguía siendo un Estado absolutista. 

El despertar del liberalismo español en las Cortes de Cádiz y el reconocimiento de la igualdad de derechos entre los españoles peninsulares y los americanos pudo contribuir a debilitar el movimiento independentista en América. La vuelta al absolutismo con el regreso del Rey Fernando VII reactivó a los liberales americanos en su idea de la necesidad de una separación de España.



 Los países que surgieron no se convirtieron en estados liberales sino en estados bastante autoritarios. 

Hay que distinguir varias fases. 

La primera de ellas empieza con la llegada de las noticias sobre la invasión francesa de España. Las autoridades locales no aceptaron a José I como rey y se comenzaron a formar juntas. Algunas juntas ( Buenos Aires, Caracas, o Quito ) terminaron sin obedecer a la Junta Central Suprema y alguna proclamó la independencia ( la de Paraguay ).

La situación parecía controlada tras la salida de las tropas napoleónicas de España y el regreso de Fernando VII al trono, pero a partir del año 1816 las revueltas se hacen cada vez más numerosas e intensas. 

Es en esta segunda fase, que se prolongaría desde 1816 y hasta 1825, cuando se desarrolla una auténtica guerra de independencia y cobran protagonismo los caudillos militares. Argentina proclama su independencia en el Congreso de Tucumán en 1816. Desde Argentina las tropas del general San Martín atravesaron los Andes y derrotaron a los españoles en las batallas de Chacabuco y Maipú, logrando la independencia de Chile.

El segundo gran foco de las revueltas en Venezuela está liderado por el general Simón Bolívar. Este se enfrentará a las tropas españolas en Boyacá (1819) y en Carabobo (1821 ) dando lugar a la proclamación de la República de la Gran Colombia ( se desintegrará en Venezuela, Colombia, y Ecuador ). 

En México la independencia llega junto Agustín de Iturbide en 1821, seguida por América Central.El último territorio en independizarse fue Perú. En ese caso, fueron las tropas procedentes de Ecuador y de Chile, lideradas por Antonio José de Sucre,  las que consiguieron derrotar a los últimos restos del ejército español en América en la batalla de Ayacucho, tras la cual se produce la independencia de Perú. Una vez se produzca la independencia de Bolivia en 1825 España solo mantendrá en América las islas de Cuba y de Puerto Rico ( tras la venta de Florida a los EE.UU ).  


TEMA 3: El carlismo: ideario, ámbito geográfico, apoyos sociales, y guerras. El carlismo nacíó como un movimiento político que apoyó las intenciones al trono del infante Carlos María Isidro, hermano del rey Fernando VII, y de sus descendientes, convertido en movimiento fundamental en  la historia de España del Siglo XIX.

La crisis dinástica que le dio origen  se produjo por el hecho de que Fernando VII no tenía descendencia masculina, lo que le forzó a abolir la Ley Sálica, vigente desde los primeros Borbones, mediante la promulgación de la Pragmática Sanción. Este cambio legislativo no sería aceptado por Carlos María Isidro quien conseguiría apoyos suficientes para mantener su causa sobre la creación de un ideario político. Este ideario político ( Dios, Patria y Rey ) se  basaba en una serie de principios fundamentales como eran:

-La defensa del absolutismo monárquico frente al sistema constitucional que querían implantar los liberales.-La defensa del catolicismo y del papel director de la Iglesia en la sociedad.-Una cierta idealización del medio rural ( de donde procedían la mayoría de sus apoyos ) al que se consideraba el depositario de las tradiciones y, en consecuencia, el recelo hacia las sociedades urbanas e industriales.-El mantenimiento de las instituciones y de los fueros históricos del País Vasco y de Navarra, que se encontraban amenazadas por las pretensiones de los liberales de uniformidad administrativa.

Estos principios encontraron un significativo apoyo entre una buena parte del clero, este veía en el avance del liberalismo una amenaza a su tradicional influencia en la sociedad y a su propio sostenimiento económico ( especialmente tras la Desamortización de Mendizábal ). La baja nobleza apoyó a este movimiento ya que la pérdida de sus privilegios ( la igualdad legal supónía la desaparición de  privilegios como los mayorazgos o la vinculación de sus tierras ) ponía en serio riesgo su supervivencia como clase social. Por último, la mayor parte del apoyo al carlismo provénía de los campesinos del norte peninsular. Muchos de estos campesinos eran pequeños propietarios o arrendatarios de tierras que se veían perjudicados por los nuevos impuestos o por la reforma agraria que querían implantar los liberales y que empeoraba seriamente sus condiciones de arrendamiento al perder los derechos tradicionales sobre las tierras que les reconocía el Antiguo Régimen. Estos grupos ya habían manifestado su descontento durante el último periodo del reinado de Fernando VII y habían protagonizado revueltas como las de los llamados apostólicos y de los agraviados ( en Cataluña ). 


El carlismo encontró apoyos en todo el territorio español, pero la zona en la que encontró mayor arraigo, y en la que los carlistas controlaron parte de las zonas rurales , fue el norte peninsular destacando las Vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña, y la regíón del Maestrazgo. 

A lo largo del Siglo XIX el carlismo estuvo en el origen de tres guerras. De todas ellas la primera fue la que tuvo mayor extensión y repercusión. La Primera Guerra Carlista se extendíó entre 1833 y 1840. Tras la muerte de Fernando VII su hermano Carlos encontró suficientes apoyos a su causa en la zona vasconavarra e instaló en Navarra su propio Estado, con capital en la localidad de Estella, dirigiendo desde allí las operaciones militares. Organizó un ejército en el que destacó la figura del general Zumalacárregi, quien obtuvo éxitos militares contra las tropas isabelinas. En la Cataluña interior se situó un segundo foco y en el Bajo Aragón y el Maestrazgo otro de importancia bajo el general Cabrera. La muerte de Zumalacárregi en Bilbao provocó tensiones en carlistas y , a pesar de expediciones como las del general Gómez y la propia de don Carlos en 1837, los carlistas fueron perdiendo la iniciativa frente a los liberales, que encontraron en el general Espartero un liderazgo fuerte. Finalmente el Convenio de Vergara, por el que los carlistas lograron el mantenimiento de los fueros y la integración de los oficiales en el ejército a cambio del abandono de la lucha,  terminó con el conflicto en el norte en 1839, si bien Cabrera mantendría la lucha un año más en el Maestrazgo.

La Segunda Guerra Carlista fue menos importante y apenas se limita al territorio catalán. Es conocida como la Guerra dels Matiners y se desarrolló entre 1846 y 1849 en apoyo a las pretensiones del conde de Montemolín, hijo de Carlos María Isidro. La Tercera Guerra Carlista se engloba como uno más de los conflictos que se produjeron durante el Sexenio Revolucionario o Democrático ( 1868-1874 ). En este caso se defendían las aspiraciones al trono de Carlos VII, tras el derrocamiento de Isabel II y especialmente tras la proclamación del I República. La guerra se extendería desde 1872 hasta 1876 y tuvo una zona de actuación muy similar a la de la primera contribuyendo decisivamente a la desestabilización de la monarquía de Amadeo de Saboyá y de la primera experiencia republicana. Terminó con la Restauración borbónica tras la llegada del rey Alfonso XII.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *