12.1 el reinado de Isabel II

Tema 12.1 (primera parte)El reinado de Isabel II. La oposición al liberalismo [incluyendo cuestión sucesoria]: carlismo y Guerra Civil. La cuestión foral
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En 1830, Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción, la cual establecía que si el rey no tenía heredero varón, heredaría la hija mayor. Esto supónía en la práctica derogar la Ley Sálica, vigente en España desde el reinado de Felipe V, la cual impedía el acceso de las mujeres al trono. De esta forma, la hija de Fernando (Isabel, nacida en 1830) fue proclamada heredera de la corona. En 1832, Fernando (gravemente enfermo) fue presionado por sectores conservadores para que anulase la Pragmática Sanción, a lo cual accedíó el rey. Sin embargo, al poco tiempo mejoró su salud, y volvíó a entrar en vigor. En 1833 muere Fernando VII, e Isabel hereda la corona de España. Como la nueva reina apenas contaba con tres años de edad, su madre (María Cristina) asumíó la regencia hasta la mayoría de edad de Isabel.Don Carlos María Isidro, hermano de Fernando, consideraba que el legítimo heredero de la corona era él, y no la hija del difunto monarca. Don Carlos se autoproclamó rey. Sus partidarios iniciaron una sublevación contra María Cristina. La guerra civil estalló en España entre el bando isabelino (en apoyo de la regente) y el carlista (los partidarios de Carlos María Isidro).- El carlismo representaba a los sectores que defendían el absolutismo y el Antiguo Régimen en España. Eran defensores de la religión católica, y contrarios a la libertad religiosa. Se declaraban antiliberales, y conservadores en lo social. No eran partidarios del capitalismo, ni de la industrialización del país. Defendían, además, el mantenimiento de los fueros vasco y navarro tradicionales. Como antecedentes del carlismo, podemos mencionar las partidas durante el Trienio Liberal, y la Regencia de Urgel. Su símbolo era la cruz roja de Borgoña sobre fondo blanco, y su lema Dios, patria, fueros y rey.El carlismo recibíó apoyos sobre todo de la Iglesia, del ejército, de la pequeña nobleza, y del campesinado vasco y navarro. Tuvo también apoyos en el Maestrazgo (Castellón) y Cataluña. También apoyaron a don Carlos las potencias absolutistas europeas.- Por su parte, el bando isabelino recibíó apoyos de sectores de la alta nobleza, las clases medias urbanas, y los liberales. La regente no tuvo más opción que acceder a la implantación de medidas de carácter liberal, para obtener de estos últimos su apoyo, imprescindible en la primera guerra carlista. Además, Gran Bretaña, Francia y Portugal apoyaron económicamente al bando isabelino.
La primera guerra carlista tuvo tres fases:* En la primera fase (1833-1835) destaca el control del Norte por los carlistas, liderados por Zumalacárregui. Sin embargo, los carlistas no lograron tomar Bilbao: el general
Espartero logró rechazar el asedio al que fue sometida la ciudad, muriendo en el mismo Zumalacárregui. Además, en esta primera fase el general carlista Cabrera logró controlar el área del Maestrazgo.* En la segunda fase (1836-1837), los carlistas hicieron todo lo posible por conseguir apoyos en otras áreas de España, fracasando en el intento. Llegaron a las puertas de Madrid, pero finalmente la capital no fue tomada. El general Espartero logró éxitos importantes (batalla de Luchana, que ponía fin al sitio de Bilbao).* La tercera fase de la guerra (1838-1840) destaca por la división dentro del bando carlista. Un sector era partidario de negociar la paz, mientras que el otro quería continuar con los combates. El general Maroto inició negociaciones con Espartero, y con él firma el Convenio de Vergara. En él, se garantizaba el respeto a los fueros vasco y navarro (si bien perdieron algunos privilegios), y se aseguraba que los generales carlistas serían mantenidos en sus puestos. Un sector del carlismo (en especial el General Cabrera) no aceptó el convenio, y continuó la lucha en el Maestrazgo. Don Carlos decidíó exiliarse en Francia.

A lo largo del Siglo XIX, estallaron otras dos guerras carlistas. No será hasta la Restauración cuando la actividad militar de los carlistas cese por completo, si bien no desaparecieron como opción política.Tras el Convenio de Vergara, en 1841, se aprobaron varias leyes según las cuales Navarra perdía sus aduanas, sus privilegios fiscales, sus exenciones militares y sus instituciones propias de gobierno, por ejemplo las Cortes. Pero a cambio, los navarros consiguieron un sistema fiscal muy beneficioso, consistente en el pago de un cupo contributivo único anual -de reducida cuantía- a la Hacienda Estatal.Ese mismo año, las provincias vascas también perdieron algunos de sus antiguos privilegios forales, como las aduanas; así mismo fue derogado el llamado pase foral, un antiguo privilegio de las instituciones jurídicas y municipales vascas a obedecer pero no cumplir y retrasar pero no suspender las disposiciones y órdenes del gobierno estatal.

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