Consecuencias de la guerra de marruecos

COMPOSICION 13: ESPAÑA EN EL 1 TERCIO DEL SIGLO XX. SOCIEDAD Y ECONOMIA. LA CRISIS DE 1917.

En 1900, España contaba con más de 18 millones de habitantes. En general, podemos hablar de una recuperación demográfica tras la crisis de finales del siglo XIX. La mortalidad bajó notablemente, aunque en paralelo, comenzó a notarse un cierto descenso de la natalidad. Fueron importantes los procesos migratorios que tienen como destino Cataluña, País Vasco y Madrid. Siendo el punto de partida de estas oleadas migratorias interiores otras regiones españolas más deprimidas económicamente como Extremadura, Andalucía o Murcia. Se produjo también un importante conocimiento urbano debido al trasvase de población que procedente de medio rural se desplazaba a lo urbano buscando mejores condiciones de vida y trabajo.
En una zona eminentemente agrícola como era Andalucía la población urbana había superado ya el medio millón de personas en el año 1900, las más pobladas eran Sevilla y Málaga. La estructura de la población española era la de una población joven y mayoritariamente agraria. A partir del primer tercio del siglo XX comenzó a crecer el sector secundario y ya en la década de los años 20 era el 23 % de la población activa. Las cifras de analfabetos eran escandalosas, sobretodo en algunas regiones de Andalucía donde el 70% de su población era analfabeta. Esta situación educativa era el resultado de una escasa inversión en educación. La educación había sido una las grandes preocupaciones del Regeneracionismo de Joaquín Costa, quién pedía la expansión de la educación por toda España y una mejora de las condiciones laborales y económicas del profesorado, del mismo modo el control de la enseñanza en España seguía en manos de las órdenes religiosas. De este modo el gobierno liberal de Canalejas va a aprobar la “Ley del Candado” en 1911 que prohibía la entrada de nuevas órdenes religiosas en España.
En cuanto a la actividad económica habría que señalar la crisis cerealística de finales del siglo XIX que se mejoró con la incorporación progresiva de las mejores cosechas de trigo. La vid y el olivar fueron otros sectores agrícolas importantes en la actividad económica de España. La pérdida del Imperio Colonial repercutió gravemente en la industria textil que quedó privada de unos de sus mercados más importantes, que eran los territorios coloniales. Este sector industrial en general se caracterizó también por tres hechos fundamentales:
1. la fuerte Regionalización de determinadas industrias como la textil (Cataluña) y la siderúrgica (País Vasco).
2. la industria tenía una fuerte dependencia de la inversión extranjera.


3. hay un fuerte proteccionismo estatal, mediante aranceles, de nuestra producción industrial.
El crecimiento de algunos de los grandes bancos españoles comenzó en aquellos años debido entre otras cosas a la repatriación de capitales invertidos en Cuba o Filipinas, como por ejemplo fue el caso del Banco Hispano Americano, formado por un grupo de españoles que a finales del siglo XIX volvieron a España una vez perdido el Imperio Colonial; así durante el reinado de Alfonso XIII, España comenzó a convertirse en una sociedad capitalista, lo cual repercutió de forma importante en la vida laboral de una clase obrera y campesina que ya estaba organizándose para defender sus intereses, mediante el nacimiento de sindicatos obreros como UGT ( Unión General de Trabajadores) y CNT (confederación Nacional de Trabajo).
Después del desastre del 98 y de la pérdida de los últimos territorios coloniales, la actuación exterior española se orientó hacia el norte de África, en un momento en que las potencias imperialistas (Gran Bretaña, Francia, Alemania…) estaban concluyendo el reparto colonial de ese continente.
A partir de 1906, España inició su penetración en el norte de África. La Conferencia de Algeciras (1906) supuso su entrada en el reparto de zonas de influencia en África entre los países europeos. Se estableció un Protectorado franco-español en Marruecos. A España se le concedió una franja en el norte de Marruecos, el Rif.
El interés de España por esta zona venía estimulado tanto por los beneficios económicos que le podía aportar (minas, obras públicas, etc.) como por la voluntad de restaurar el prestigio del ejército que era la tesis defendida por los militares “africanistas” que pretendían convertir España en una nueva potencia colonial.
Los continuos ataques de los rifeños obligaron a mantener un fuerte contingente militar por parte de España, que se intensificó a partir de 1909 tras la derrota de las tropas españolas en el Barranco de Lobo.
La movilización contra la guerra de Marruecos se inició en el puerto de Barcelona en julio de 1909, mientras se realizaba el embarque de las tropas hacia Marruecos. La revuelta se prolongó durante una semana, dando lugar a un movimiento que adquirió un fuerte componente antimilitarista y de rechazo a la hegemonía social y cultural de la Iglesia en España.
Se constituyó un comité de huelga, con la participación de republicanos, socialistas y anarquistas, que hizo un llamamiento a la huelga general.
Ésta acabó siendo un estallido espontáneo de todas las tensiones sociales acumuladas a lo largo de décadas. Los incidentes en la calle se multiplicaron, se levantaron barricadas y se produjeron enfrentamientos con las fuerzas del orden público.
Las autoridades respondieron declarando el estado de guerra y enviando refuerzos para reprimir las manifestaciones. El ejército puso fin a la revuelta y el 2 de agosto la ciudad retornó a la normalidad.
La represión posterior por parte del gobierno resultó muy dura y numerosos anarquistas y radicales fueron responsabilizados de los hechos, son demasiada razón. Se dictaron 17 condenas a muerte, entre ellas, la de Francisco Ferrer y Guardia, pedagogo librepensador, que, sin haber participado directamente en los hechos, fue acusado de ser su inspirador ideológico y ejecutado.
Además de la guerra de Marruecos y de la Semana Trágica, hay otros factores que can a contribuir a la crisis de 1913, como por ejemplo las consecuencias en España de la Iª Guerra Mundial. La coyuntura económica derivada de la Primera Guerra Mundial aumentó las diferencias sociales y creó un clima de tensión que se hizo más evidente cuando la crisis de la posguerra puso fin al periodo de euforia económica que había en España. Esta tensión estalló en el año 1917 cuando la coincidencia entre las graves dificultades que acarreaba el sistema político de España además del descontento militar y la conflictividad social, provocaron una protesta generalizada de carácter antigubernamental que llevó a la crisis de 1917. Se trata en realidad de una triple crisis: cultural, política y social.

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