Cronología del Siglo XIX en España

EL SEXENIO DEMOCARTICOTras la firma del Pacto Ostente de 1866 y la posterior revolución “La Gloriosa” en Septiembre de 1868, Isabel II se vio obligada a huir al exilio debido a la escasez de apoyos abandonando así el trono Español. Las Cortes se reunieron en Febrero de 1869 y nombraron una comisión parlamentaria que redactase un texto constitucional, que será aprobado nada más fue publicado. 
La constitución de 1869 definía el Estado español como una monarquía parlamentaria y reconocía una amplia variedad de derechos y libertades para sus ciudadanos, así como una soberanía nacional y una división de poderes en legislativo (bicameral), ejecutivo (consejo de ministros) y judicial (jurados populares). Proclamada la Constitución, las cortes designaron a Prim como jefe de gobierno y a Serrano como regente, tras establecerse las elecciones de 1869 en las que gracias a la nueva Ley Electoral participaron 5 millones de españoles. 
Dado que la nueva constitución era de carácter parlamentario, se inició el proceso de búsqueda de un rey que sustituyese a los borbones. El General Prim propuso a Amadeo de Saboyá como futuro monarca, quien en Noviembre de 1870 es aceptado por una mayoría en cortes. El 2 de Enero de 1871 es proclamado rey de España, no obstante desde sus inicios tiene escasos apoyos sociales e incluso políticos tras el asesinato de Prim, quien fue su principal valedor. Además de la falta de apoyos, tuvo que afrontar fuertes movimientos de oposición como las insurrecciones republicanas, el inicio de una tercera Guerra Carlista en defensa del trono de Carlos VII. Y el proceso de independencia cubano que trajo consigo en inicio de la Guerra Larga, de 1868 a 1878. Ante esta inestabilidad, Amadeo renuncia al trono el 10 de Febrero de 1873 dejando paso a los inicios de la Primera República.
 El 11 de Febrero de 1873 se instaura oficialmente la Primera República que estará dirigida por cuatro presidentes


jamás nombrados dicho cargo. El primer cargo lo tomó Figueras, quien a causa de una crisis institucional interna y externa dimite el 11 de Junio. Toma su relevo Pi y Margall, quien se enfrentará a la sublevación cantonalista, un movimiento impulsado por los republicanos intransigentes que se extiende a lo largo de Cartagena y la Costa del mediterráneo ante el cual no es capaz de sofocar y dimite en 18 de Julio.  Sucesivamente entra Salmerón, quien rápidamente consigue apagar el movimiento, pero no es capaz de firmar dos penas de muerte, abandonando el cargo el 6 de Septiembre. Emilio Castelar da un giro de derechas y consigue poner fin al cantonalismo, pero debido a una falta de apoyos dimite el 2 de Enero de 1874. Quedan claros los problemas que arrastra esta Primera República en cuanto a la presencia de republicanos intransigentes, el rápido desentusiasmo de la población o la continuidad de los enfrentamientos militares de Cuba y los Carlistas. 
El vacío de poder posibilita el Golpe de Estado del General Pavía, quien el 3 de Enero irrumpe en cortes y proclama el fin de la república. El poder pasa a el General Serrano, quien pretende incorporar a los conservadores, pero los monárquicos ya habían optado por el retorno de los borbones. Tanto es así que el 29 de Diciembre de 1874, el General Martínez Campos encabeza el pronunciamiento de sagunto restaurando la monarquía hispánica con Alfonso XII, hijo de Isabel II, como futuro monarca.


DESAMORTIZACIONESEn el siglo XIX la agricultura supónía el sector principal al que se dedicaba 2/3 de la población rural. No obstante estaba marcada los atrasados sistemas de producción que debido a la falta de modernización derivan en una baja productividad. Así como el hecho de que aunque las medidas abolieron los señoríos jurisdiccionales, las tierras estaban fuera de mercado. Esto determinaba que la economía agraria resultase únicamente de subsistencia.
Ante esta situación los gobiernos progresistas liberales promueven la desamortizaciones, cuyo objetivo era liberalizar el suelo para introducir una serie de medidas y desarrollar la agricultura. Ofrece también la posibilidad de acceder a las tierras para los pequeños y medianos propietarios surgiendo así el sector terrateniente. Y por medio de la subasta de dichas tierras, se ayuda al saneamiento de las hacienda. 
Las primera medidas surgen con la publicación del Decreto de 1813, una obra legislativa de las Cortes de Cádiz, el cual es un tímido proceso de lo que será un modelo legislador de posteriores, pero con la vuelta al absolutismo en 1814, dejará de estar en rigor. Tras él, en 1820 se promulga un nuevo Decreto a manos del Trienio Liberal, que buscaba la abolición del Antiguo Régimen. Para ello se llevan a cabo unas desamortizaciones en mayor grado, que afectan a los bienes eclesiásticos limitando el poder de la iglesia. A pesar de sus intenciones, la imposición de una renta económica en lugar del diezmo agrava el empobrecimiento del campesinado. Estas medidas se eliminan con la vuelta al absolutismo en 1824. 
Las grandes obras desamortizadoras llegan bajo los gobiernos progresistas en 1836 con la desamortización de Mendizábal, que impulsó una nueva realidad agraria al consolidarse medidas como la libertad de contratación y comercio, la supresión de los señoríos y mayorazgos eclesiásticos, o la eliminación de aduanas y


gremios interiores establecíéndose la libertad de comercio. Le suceden las desamortizaciones de Madoz de 1855, aprobadas por las cortes, que dotan de mayor importancia al recaudarse el doble que en las anteriores pues afectaron a un mayor número de sectores como la iglesia, el Estado o sobre todo, a los ayuntamientos. 
Las desamortizaciones del Siglo XIX fracasaron en su idea de promover acceso a tierra a los pequeños propietarios, pues es la alta burguésía quien aprovechó la oportunidad. Esto causa que la mayoría de campesinos trabajen como jornaleros o temporeros para los propietarios, viviendo situaciones de gran conflictividad. A pesar de ello, las necesidades de la hacienda de paliar su deuda se ven saldadas y se ayuda a financiar el Ferrocarril o la Guerra Carlista. Con todo esto, el desarrollo del sector agrario fue moderado, a pesar de que los nuevos propietarios buscasen el beneficio rápido por medio de rentas, aumentando la superficie agraria en un 60% y expandíéndose la vid, el trigo y el aceite.


FERROCARRILLa España del Siglo XIX dispónía de muy poco tejido industrial a causa de un atraso económico por la falta de inversión y la ausencia de demanda. Influyeron también factores como la carestía y escasez de las materias primas debido a los altos costes de extracción y transporte. O la constante inestabilidad política reinante en el país. 
Los primeros movimientos industriales nacen en Cataluña, gracias a la industria textil. El sector algodonero pudo evolucionar debido a la disposición de un producto propio y de gran calidad, como lo eran las indianas, que llamaron la atención a inversores extranjeros permitiendo el comienzo de la actividad empresarial. A ello se sumaron las medidas proteccionistas promulgadas por el gobierno para hacer frente a los tejidos extranjeros. Así como la introducción de husos y telares mecánicos, que permitieron aumentar la competitividad gracias a una disminución en los costes. Su desarrollo únicamente se ve limitado por la carestía del carbón y la debilidad del mercado español, donde la población empobrecida no demandaba lo suficiente. 
La industria minera, experimenta una gran expansión tras la legislación de la Ley de Minas de 1868 que permitíó la liberalización del sector invirtiéndose gran capital extranjero. Hasta entonces existían grandes yacimientos en Asturias de carbón, Huelva de cobre, o Ciudad Real de Mercurio, pero debido a los altos coste de extracción y transporte no atraían inversiones. La expansión del sector vino propiciada por la máquina de vapor y el desarrollo de la siderurgia. 
La industria siderúrgica estuvo ligada al desarrollo de la minería, pues las elevadas temperaturas requeridas en los altos hornos se obténían gracias a minerales. Los altos hornos de Vizcaya fueron los líderes del sector exportando hierro a prácticamente toda Europa, gracias a paliar los elevados costes del carbón importado directamente coque Gales y solucionando la hasta 


entonces baja calidad del hierro, gracias al convertidor Bessemer. 
A mediados del Siglo XIX, España era un país con un notable atraso de los transportes en relación a otros países europeos. Ello era debido a la difícil orografía de sus territorios, las constantes guerras civiles, o la falta de capital. Con el inicio de la industrialización y la necesidad de una red de transportes, el ferrocarril se vio como la oportunidad para vertebrar a España. Su construcción fue esporádica, inaugurándose en 1848 la línea Barcelona-Mataró. No obstante, no es hasta 1855 con la publicación de la Ley General de Ferrocarriles cuando comienza una construcción acelerada estimulada por las inversiones extranjeras y subvenciones del estado. La crisis financiera de 1866 provocó el hundimiento de las acciones del ferrocarril en bolsa, cesando su construcción hasta 1876. La construcción del ferrocarril proporciónó un aumento en la movilidad de la población, así como una articulación del mercado, desarrollándose en sistema financiero. Pese a sus avances, también tuvo problemas debido a la excesiva absorción de capitales, que impide el fomento de otras industrias. El ancho de vía mayor, que no permite establecer un comercio exterior. O el hecho de ser radial, quedando partes del Estado incomunicadas.

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