Cuales son los cálculo de las pérdidas de vidas humanas en la segunda Guerra Mundial

36. «Consecuencias de la guerra»

La primera de las consecuencias de la Guerra Civil española fue el elevadísimo número de pérdidas humanas, cifrado habitualmente en una cantidad superior al medio millón, lo cual provocó una drástica disminución de la población activa e influyó muy negativamente en la actividad económica de la posguerra. No la mayoría, pero sí muchas de aquellas muertes se debieron a las represiones ejercidas en las retaguardias de las dos zonas.Es evidente que durante la Guerra Civil se perpetraron esencialmente dos represiones, según el territorio fuera dominado por uno u otro bando. Por lo que se refiere a la represión ejercida en el territorio fiel a la causa republicana, estal con vigor en el sangriento verano del 36 y se redujo notablemente, sin desaparecer, seis meses
después de la sublevación; suele estimarse en unos 50.000 seres humanos ajusticiados o asesinados; y fue fruto de la propia revolución social provocada por el desbaratamiento
del Estado traído por la sublevación de Julio de 1936. Si hablamos de la represión ejercida por los sublevados, no podemos obviar su principal carácterística, su prolongación en el tiempo hasta el final de la misma dictadura en 1975. El hito que parte en dos la represión franquista es el final de la
Segunda Guerra Mundial y el necesario lavado de imagen del régimen. A uno de sus lados, la más dura represión física y de todo tipo; y al otro la represión suavizada pero aún llena de una crueldad a la que se añadió la poca piedad y el nulo perdón. Se suele admitir que fueron eliminados (asesinados, ajusticiados) por el franquismo entre 150.000 y 200.000 seres humanos, casi todos entre Julio de 1936 y Julio de 1945. Acabada ya la Segunda Guerra Mundial (50.000 de ellos después de la Guerra Civil). El franquismo, fundamentado en la represión de los vencidos, en el castigo ejemplar y atemorizador, masivo, continuo y arbitrario, llevó a cabo otras represiones,como la depuración de los funcionarios, sobre todo profesores, incluidos por supuesto los militares contrarios; o la represión económica aplicada desde Enero de 1937 por medio de incautaciones de bienes y embargos de cuentas a quienes se les tuviera por responsables de las pérdidas de riqueza durante la Guerra Civil, pero también a través de los numerosos despidos consentidos por el régimen, y por supuesto la más generalizada de todas, la estrictamente política, la que impedía asociarse fuera del partido único o del sindicato vertical afín o publicar periódicos sin la estricta autorización gubernamental fijada en la Ley de Prensa del año 38 o escribir en general sin pasar por la censura establecida o siquiera verter en cualquier lugar público opiniones contrarias a los criterios admitidos por el régimen Otra de las secuelas de la Guerra Civil, derivada de la represión, fue la ruptura total con las tradiciones culturales modernizadoras, y su sustitución por una concepción de la cultura nacionalista y católica. La nada despreciable cifra de exiliados supuso una merma profesional, intelectual y laboral de la que España se resintió durante décadas. En lo económico, la producción industrial de bienes de consumo se transformó
en una producción armamentística y de avituallamiento militar, es decir, la economía española se transformó en una de guerra.
Además, cientos de miles de trabajadores
fueron llamados a filas para engrosar los dos ejércitos enfrentados. Las consecuencias más destacadas fueron el descenso a niveles preindustriales del nivel de renta de la población, así como la brutal disminución de la producción
provocada tanto por la ya citada merma de la población activa como por la destrucción de una considerable parte de las infraestructuras del país (casas, fábricas, carreteras.
puertos marítimos, etc); además de los continuos bombardeos en las ciudades más populosas de España.
En lo social, otro aspecto derivado de la Guerra Civil que afectó notablemente a la vida cotidiana de la inmensa mayoría de los ciudadanos fue el de las privaciones, ya padecidas durante los años de conflicto, protagonizadas por el racionamiento y que habrían de durar hasta la década de 1950. A las bajas de los combatientes en el frente y en la retaguardia, habría que sumar las miles de personas que sufrieron el desabastecimiento y la carestía de alimentos, sobre todo en la zona republicana. La carencia de alimentos provocó, en muchas ocasiones, enfermedades y, en consecuencia, la muerte. Tras la guerra, miles de personas sufrieron las consecuencias más graves de la misma: Miseria y destrucción. La población desplazada: Refugiados y exiliados En ambas zonas, los desplazamientos de cientos de miles de civiles fueron continuos. Todos ellos huían de la represión que podrían sufrir dependiendo de donde estuvieses en ese momento. Dependiendo del signo político, si perteneces a la Iglesia católica, si habías votado al Frente Popular, etc….Todos ellos se trasladaban a la zona donde no sufriesen persecución alguna. Con el paso de los años, sobre todo en la zona republicana, cientos de miles de españoles cruzaron la frontera hacia Francia, o se embarcaron rumbo a Latinoamérica, Inglaterra, URSS, etc. En los últimos meses de la contienda, miles de republicanos se quedaron atrapados en los puertos de levante esperando una huida que nunca se produjo.

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