El siglo XVIII: La crisis del Antiguo Régimen

El siglo XVIII: La crisis del Antiguo Régimen

La Europa del siglo XVIII: Al iniciarse el siglo XVIII, Europa se hallaba bajo el Antiguo Régimen. La sociedad era estamental, con feudos y una agricultura señorial de subsistencia. Políticamente, existía una monarquía absoluta. Desde el punto de vista económico, la agricultura era la actividad más importante. Se trataba de una agricultura de subsistencia con un sistema basado en la rotación trienal con barbecho. No había especialización de cultivos, apenas se hacían intercambios y eran en mercados locales o regionales. Era una agricultura de autoconsumo. Eran comunes las crisis de subsistencia: periodos de escasez de alimentos y subidas de precios que llevaban a la población a hambrunas y, a veces, a la muerte. Las tierras estaban en manos de la nobleza y del clero, los cuales los campesinos trabajaban y además debían pagar altos impuestos. El rey gobernaba con un consejo del estado y un parlamento (estados generales en Francia y cortes en España). Hubo un crecimiento demográfico debido a nuevos cultivos, relativa paz (equilibrio internacional) y ausencia de epidemias. Los reyes estimularon la producción y la economía a través de reformas en la agricultura, apoyo a las manufacturas y campañas comerciales.

Absolutismo

El absolutismo es aquel tipo de monarquía en la que el rey tiene carácter divino. Concentra todos los poderes y, en consecuencia, los gobernados son súbditos. No rinde cuentas con nadie. Aun así, es auxiliado por los consejos del Estado y el parlamento (estados generales en Francia y cortes en España).

La quiebra del absolutismo

Desde la Edad Media, en Inglaterra el poder estaba limitado por los lores y los comunes. En el siglo XVII, la dinastía de Estuardo pretende imponer la monarquía absoluta y por esto se producen dos revoluciones: Carlos I es ajusticiado, se declara república y se entrega el poder a Cromwell, y a su muerte se devuelve la monarquía a Carlos II, quien firma el habeas corpus. En 1689 se ofrece la corona a Guillermo de Orange, quien jura la Declaración de Derechos. Así, se instala por primera vez en la historia una monarquía parlamentaria.

El despotismo ilustrado

El despotismo ilustrado es un modelo político que mantiene intacta la monarquía absoluta pero recoge algunas ideas de la Ilustración, sobre todo económicas. Se piensa en el progreso y la felicidad del pueblo, pero sin pedirle opinión. Son dos propios monarcas absolutistas quienes ponen en marcha esta reforma, con la modernización de la enseñanza, la agricultura, las manufacturas y el comercio.

La Revolución Americana

Debido al desacuerdo con las tasas e impuestos y con el monopolio comercial que Gran Bretaña ejercía sobre las 13 colonias americanas, estas se revelan en la segunda mitad del siglo XVIII contra su metrópoli. Se niegan así a aceptar las leyes que salen del parlamento inglés, ya que en él no tienen ninguna representación. Este descontento lleva a que el 4 de julio de 1776 se declare la independencia de Estados Unidos, firmando la Declaración de Independencia redactada por Jefferson. Inglaterra no acepta esta declaración y se inicia una guerra en la que los colonos tendrían ayuda de Europa, y así recaerá en Estados Unidos, cuyo primer presidente será George Washington.

La Constitución de Estados Unidos

Estados Unidos declara la primera constitución de la historia, en la que se recogen y ponen en práctica los principios de la Ilustración: separación y equilibrio de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), forma de gobierno y de estado (república) y estructura del estado (federal).

Estados federales

Un estado federal es aquel constituido a su vez por diferentes estados con su propio autogobierno, que tiene competencias en determinados asuntos.

Los Borbones en España

El último Austria fue Carlos II. La guerra de sucesión dividió a España en dos. La corona de Aragón apoyó a los Habsburgo y Castilla a los Borbones. Ganaron los últimos y, como viene de la guerra, se firma el Tratado de Utrecht, donde aparecen las consecuencias de la guerra. La dinastía de los Borbones reina en España, con la condición de que las dos ramas de esta no se unan en un futuro. Se instaura un nuevo modelo político (procedente de Francia): monarquía absoluta. España cede territorios a Austria (Milanesado, Flandes, Luxemburgo, Nápoles y Cerdeña) y a Gran Bretaña (Menorca y Gibraltar), perdiendo peso político en Europa.

La monarquía absoluta

Con Felipe V entra en España la monarquía absoluta, en la que el rey concentra en sus manos todo el poder quitándoselo a las cortes. Los monarcas absolutistas buscaban el centralismo y el uniformismo territorial en España, imponiendo unas mismas leyes, costumbres e instituciones para todo el territorio español. Se impone el modelo castellano. Estos cambios quedan recogidos en los Decretos de Nueva Planta.

El despotismo ilustrado

Con Carlos III llega a España el despotismo ilustrado, también con sus ministros como Pablo de Olavide, el conde de Floridablanca o el conde de Aranda. Influidos por las ideas de la Ilustración, pusieron en práctica una serie de reformas para el bienestar del pueblo. Los objetivos eran modernizar la economía, la cultura, la educación y la sociedad. Estas reformas eran necesarias debido al atraso de la economía española, basada en la agricultura de subsistencia y con una sociedad rural y estamental.

La reforma borbónica

En la agricultura se introducen nuevos cultivos como la patata, se aumenta el regadío, se amplía la cultura y se amplían las tierras cultivadas. En el comercio, se libera el comercio y se expanden las compañías comerciales. Se dictan aranceles para proteger la producción nacional. En la industria, se desarrollan las manufacturas reales y privadas (textil y siderúrgica). Como resultado, creció la demografía y la economía. Sin embargo, había dos problemas: la sociedad española seguía siendo pobre, lo que generaba una alta demanda, y la mayoría de las tierras estaba en manos de los privilegiados, lo que impedía un adecuado uso de estas. Por estos motivos, las industrias consideraban necesaria una reforma agraria.

Liberalismo y nacionalismo

La Revolución es un proceso de cambios profundos que supone el fin de una época y el inicio de una nueva. Son cambios sociales, económicos y/o políticos que se producen en un tiempo reducido. La Revolución Francesa fue causada por malas cosechas, el descontento de la burguesía por su marginación política y una crisis financiera. Comenzó en 1789, cuando los privilegiados exigieron al rey la convocatoria de los estados generales para la reforma fiscal. Los estados generales representaban a tres grupos, cada uno con su voto. El tercer estado exigió el voto por persona, la deliberación conjunta y la doble representación (soberanía nacional). El tercer estado se declaró asamblea nacional, que representaba a toda la nación y se comprometió a elaborar una constitución. El pueblo de París salió a la calle a apoyar el proceso revolucionario y asaltó la Bastilla. En el campo, la revolución se extendió. La asamblea nacional decretó la abolición de los privilegios feudales y la declaración de derechos. La Revolución Francesa pasó por tres fases: monarquía constitucional, república democrática y república burguesa. En la monarquía constitucional, se elaboró la primera constitución europea, en la que se define a Francia como una monarquía constitucional y parlamentaria, recogiendo los principios del liberalismo político. Sin embargo, existían el derecho a veto del rey y el sufragio indirecto y censitario. En esta etapa se declararon nuevas leyes para acabar con los privilegios. La oposición interna se dividió entre absolutistas o realistas y republicanos moderados o radicales. La oposición externa vino de los reyes absolutistas europeos. El rey intentó huir de Francia en busca del apoyo del rey absolutista de Austria, pero fue capturado y encarcelado. Se proclamó la república y el poder pasó a manos de los republicanos moderados (girondinos), quienes juzgaron y ejecutaron al rey. Surgieron revueltas contrarrevolucionarias por parte de los realistas y una coalición europea que declaró la guerra a Francia. Ante tanta tensión, los republicanos radicales (jacobinos) asumieron el poder y establecieron una constitución democrática con sufragio universal masculino. Se dictaron leyes sociales favorables para el pueblo y se impuso una dictadura (Robespierre) con la ley del sospechoso, que permitía condenar a muerte a todo aquel sospechoso de ser contrarrevolucionario.

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