Gobierno de negrín mayo marzo


El 17 de julio de 1936, en Melilla, el coronel Yagüe, jefe militar de la legión, se alzó en armas contra la República. Desde Marruecos, el día 18, el general Franco, se dirigió hacia la Península al frente del ejército de África.

La sublevación triunfó prácticamente en toda la España interior, en Galicia, la Andalucía del Guadalquivir y las zonas agrarias donde predominaban la gran propiedad o los pequeños propietarios muy conservadores.

Por el contrario, el alzamiento fracasó donde las fuerzas  obreras y de izquierda tenían mayor peso: en las zonas industriales del País Vasco, Cataluña, Madrid, Asturias, Santander y Levante, así como en una parte de Castilla, Extremadura y Andalucía.

El bando de los sublevados estaba constituido por militares conservadores, monárquicos de derechas, grupos católicos, falangistas, tradicionalistas (carlistas). Estaban apoyados e inspirados por el fascismo y se definían como «nacionales» (por su defensa de la unidad de España) y católicos.

Los leales a la República estaban constituidos por las clases más populares: obreros y empleados  urbanos,  pequeña  burguesía  y campesinado sin tierras y eran definidos por la derecha como «rojos». Junto a ellos estaban también las clases medias vinculadas a los partidos republicanos y sectores de la burguesía ilustrada, además de un nutrido grupo de intelectuales y artistas.

La Guerra Civil española tuvo una gran repercusión internacional.
Fue vista como una confrontación entre las fuerzas democráticas, y los fascistas.

Los gobernantes de las democracias (Francia, Gran Bretaña, EE.UU.) fueron en extremo prudentes por temor a que el conflicto pudiera extenderse por Europa. Se creó un Comité de No Intervención (agosto de 1936) al que se adhirieron veintisiete países.

El bando republicano, contó con el apoyo de Rusia y de las Brigadas Internacionales queprestaron una gran ayuda en tropas a la República.


Los sublevados fueron los más favorecidos por el apoyo extranjero. La ayuda alemana e italiana en armas fue la más importante tanto numérica como tácticamente. Alemania envió a su aviación, la Legión  Cóndor.

El gobierno republicano de José Giral tuvo que organizar apresuradamente una fuerza militar. Para ello, tomó la decisión de entregar armas a las milicias de los partidos y sindicatos, disolver el ejército tradicional y decretar la creación de batallones de voluntarios.

En el verano y otoño de 1936, el poder del Estado sufrió un desplome casi total y fue sustituido por organismos revolucionarios. De ese modo surgieron consejos, comités y juntas que se ocupaban de organizar las columnas de voluntarios para el frente, del orden público, de la economía, etc.

El elemento más significativo de la revolución social desencadenada a partir de julio de 1936 fue, sin duda, la colectivización de gran parte de la propiedad industrial y agraria.

Entre fínales de julio y primeros de octubre, una serie de decretos, dieron cobertura legal a las incautaciones de industrias y tierras efectuadas por los organismos populares.

La Iglesia, la burguesía, los propietarios y las clases acomodadas fueron objeto de una persecución, que se escapó del control del poder republicano. Hubo incidentes graves como los asesinatos de presos políticos de derechas en las cárceles Modelo de Barcelona  y de Madrid. También fueron asesinados políticos como José Antonio Primo de Rivera, fusilado en una cárcel de Alicante.

Las experiencias de autogestión y la imposición de un cierto «terror» revolucionario en las calles estuvieron impulsadas por el sector más radical del anarcosindicalismo (CNT-FAI) y del POUM.

El 5 de septiembre de 1936, Francisco Largo Caballero, secretario general de la UGT, constituyó un nuevo gobierno formado por republicanos, socialistas y, por vez primera, comunistas.
El proyecto de Largo Caballero era crear una «gran alianza antifascista» frente a los sublevados: recomponer el poder del Estado y dirigir la guerra militarizando las milicias de los partidos y creando el Ejército Popular sobre la base de las Brigadas Mixtas.

Se volvió a reabrir el enfrentamiento entre las fuerzas republicanas.
Los republicanos, los comunistas y parte de los socialistas, era partidario de controlar las experiencias colectivizadoras y reconstruir un Estado fuerte. Los anarquistas y los comunistas del POUM, insistía en las transformaciones revolucionarias.

Los problemas que debilitaron definitivamente el gobierno de Largo Caballero estallaron en Barcelona a principios de mayo de 1937 (Hechos de Mayo)
, entre militantes de la CNT y el POUM y militantes del PSUC, ERC y la UGT.

Largo Caballero dimitió y el presidente de la República, Manuel Azaña, encargó la formación de un nuevo gobierno al socialista Juan Negrín.
El POUM fue declarado ilegal y sus militantes, detenidos.

El gobierno intentó buscar una salida negociada a la guerra.
Para ello Negrín propuso su célebre programa de los Trece Puntos (abril de 1938). El bando franquista no aceptó entrar en ningún tipo de negociación.

A partir de marzo de 1938, en el territorio republicano faltaban alimentos y abastecimientos básicos, los reveses militares eran continuos y entre la población empezaba a extenderse el cansancio de la guerra.

En septiembre de 1938, la República recibió un duro revés, cuando se firmó el Pacto de Múnich, por el que Gran Bretaña y Francia reconocían la ocupación de los Sudetes por Hitler.

Negrín, con casi la única ayuda de los comunistas, insistía en la necesidad de la resistencia militar, con la esperanza de que el inicio del previsible conflicto en Europa entre las potencias democráticas y las fascistas aligerara la presencia alemana e italiana en España. Por ello se acuñó el lema «¡Resistir es vencer!».

La pérdida de Cataluña entre enero y febrero de 1939 significó el exilio para el gobierno de la República.      A finales de febrero, Gran Bretaña y Francia reconocieron el gobierno de Franco y a primeros de marzo, Manuel Azaña presentó en París su dimisión como presidente de la República.

El 24 de julio se creó en Burgos la Junta de Defensa Nacional, integrada por militares (Mola, Franco, Queipo de Llano…). La misión de la Junta era gobernar el territorio ocupado y sus primeras medidas fueron prohibir la actividad de todos los partidos políticos, suspender la Constitución y decretar la paralización de la reforma agraria.

El 1 de octubre de 1936 se publicó el decreto que nombraba a Franco  Jefe del gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos  españoles. 

A partir de octubre de 1936, los sublevados habían prohibido todos los partidos políticos que formaban parte del Frente Popular y todos los sindicatos de clase. Sólo actuaban como grupos políticos Falange Española y de las JONS y la Comunión Tradicionalista (carlistas).

Franco inspirándose en el modelo de Estado fascista italiano y alemán, de partido único y con un jefe con plenos poderes, en abril de 1937, creaun partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS.

En enero de 1938 se crea el primer gobierno de Franco que pasó a ser llamado Caudillo de España.

Las tropas de África, al mando del coronel Yagüe, tenían como objetivo esencial el avance hacia Madrid para tomar la capital. En septiembre, Franco decidió desviarse para ocupar Toledo y poner fin al cerco del Alcázar, y a finales de octubre se hallaba ya a las puertas de Madrid.

Mientras se cavaban zanjas, para la defensa de Madrid, se hacían consignas que se hicieron míticas como «No pasarán» y «Madrid, tumba del fascismo».

Pese a las incursiones aéreas, Madrid resistió el ataque frontal, gracias también a la llegada de las primeras Brigadas Internacionales, de los carros de combate rusos y de una columna anarcosindicalista al mando del líder sindical Buenaventura Durruti.


A finales de 1937, los mandos republicanos intentaron una serie de reformas en el ejército y se puso al frente a un destacado general, Vicente Rojo, el defensor de Madrid. El ejército republicano desencadenó diversas ofensivas, la más importante tuvo lugar en Teruel, donde tuvo lugar una gran batalla durante el invierno  de 1937-1938, que llevó a la ocupación republicana de la ciudad

Pero en el mes de febrero de 1938, el ejército de Franco volvió a ocupar Teruel y desencadenó la campaña de Aragón.

La batalla del Ebro empezó el día 25 de julio de 1938 con un ataque republicano. Franco envió grandes refuerzos y consiguió detener el ataque.
El 16 de noviembre se dio por acabada la batalla. El ejército republicano había sido derrotado.

Franco decidió emprender definitivamente la ofensiva sobre Cataluña.
El día 26 de enero de 1939  entraba en Barcelona sin resistencia. Con la caída de Girona se produjo la huida hacia Francia de miles de refugiados, entre ellos todo el gobierno de la República, con el jefe del gobierno, Negrín, y el presidente de la República, Manuel Azaña.

En febrero de 1939 a la República no le quedaba más territorio que la llamada zona centro, que comprendía Madrid, La Mancha y la región mediterránea desde el norte de Valencia hasta Almería. Juan Negrín, había regresado de Francia e hizo un último esfuerzo para reorganizar el ejército y resistir en el territorio republicano.

Sin embargo, a comienzos de marzo el coronel Segismundo Casado, responsable de la defensa de la capital había entrado en contacto con el servicio de espionaje franquista para entregar la ciudad y terminar la guerra mediante una negociación  con Franco.

Franco sólo aceptó una rendición sin condiciones y obligó a entregar las armas. El día 28 de marzo, las tropas de Franco entraron en Madrid sin la menor resistencia.

La construcción del Estado franquista fue acompañada de una violencia extrema y que comportó la aniquilación de los vencidos en los territorios que se ocupaban.

La represión tuvo siempre un carácter sistemático, planificado  y fue ejercida por el ejército, la Falange o las autoridades políticas contra cualquier sospechoso de simpatizar con las izquierdas. Su intención era imponer un clima de «terror» que impidiese toda contestación.

A las bajas en los combates y las víctimas de la represión, hay que añadir las muertes producidas por la grave carestía de alimentos. Por otra parte, también se produjo una fuerte reducción de la producción industrial.

Además, la guerra significó la destrucción de gran parte de las infraestructuras y las comunicaciones.

Entre el 27 de enero y el 3 de febrero de 1939, aproximadamente medio millón de españoles entraron en Francia. Gran parte de los refugiados fueron conducidos por gendarmes a campos de concentración.
En pocos meses volvieron a España aproximadamente la mitad de estos refugiados. El resto inició un largo y penoso exilio.

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