La crisis del 98 en España causas y consecuencias

4.- LA CRISIS DEL 98 EN ESPAÑA: CAUSAS Y CONSECUENCIAS

4.1.- EL Imperio COLONIAL ULTRAMARINO ESPAÑOL

Los restos del Imperio colonial español, tras la pérdida de la América continental a principios del siglo XIX, consistían en las dos grandes islas del Caribe Cuba y Puerto Rico, las islas Filipinas en el Pacífico occidental y un conjunto de islotes y pequeños archipiélagos dispersos por este océano.
En la segunda mitad del Siglo XIX comenzó el proceso de separación de estos territorios de la metrópoli,
La situación de Cuba y Puerto Rico presentaba unos rasgos coloniales muy peculiares ambas islas, situadas en las cercanías de Estados Unidos, tenían una vida económica basada en la agricultura de exportación, con el azúcar de caña y el tabaco como Principales productos. Aportaban a la economía española un flujo continuo de beneficios.
Todo esto se debía a las fuertes leyes arancelarias que Madrid impónía a esas colonias. Constituían un “mercado cautivo”, obligadas a comprar las carísimas harinas castellanas y los textiles catalanes, e impedidas de exportar azúcar a Europa a partir de 1870, privadas además de toda capacidad de autogobierno.
La dependencia de España se mantuvo únicamente por el papel que cumplía la metrópoli, que aseguraba con sus tropas y su administración la explotación esclavista en beneficio de una reducidísima oligarquía.
En el archipiélago de Filipinas, en cambio, la población española era escasa y los capitales invertidos no eran relevantes. Durante tres siglos la soberanía se había mantenido gracias a una fuerza militar, no muy amplia, y a la presencia en las islas de varias órdenes religiosas.

4.2.- LOS FACTORES DE LA INSURRECCIÓN

En 1868 comenzaron en Cuba los movimientos autonomistas, cuando se produjo una sublevación popular dirigida por Manuel Céspedes (grito de Yara), que dio comienzo a la lucha por la abolición de la esclavitud en las plantaciones e ingenios azucareros y por la autonomía política, similar a la que en aquellos momentos defendían los republicanos federales en la metrópoli. En la insurrección influyó el ejemplo y el estímulo Norteamérica, donde tras la guerra de Secesión había sido abolida la esclavitud. Asimismo, el proyecto hegemónico de EE.UU. Sobre el Caribe implicaba el desplazamiento de España del área como potencia de segundo orden.
La Guerra de los Diez Años duró hasta 1878, y concluyó con la Paz de Zanjón, por la que el general Martínez Campos se comprometíó a conceder a Cuba formas de autogobierno.
Surgíó entonces, el Partido Liberal Cubano, que representaba a sectores de la burguésía criolla. Frente a él, otro sector que agrupaba a los latifundistas azucareros, se opónían a todo tipo de reformas. En Puerto rico se produjo un proceso similar. Los resultados de la Paz de Zanjón, fueron escasos, solamente se había conseguido la abolición formal de la esclavitud en 1873, con la Primera República.
En la década siguiente se frustraron las aspiraciones autonomistas por la reacción de la oligarquía azucarero y los Círculos Ultramarinos, agrupados en la Liga Nacional. El proyecto de autonomía que acabaría presentando Antonio Maura en 1893 llegó demasiado tarde y, además fue rechazado por el Parlamento español.



4.3.- LA RADICALIZACIÓN INDEPENDENTISTA

En 1892, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, partidario de la independencia, y en Filipinas José Rizal fundó la Liga Filipina. La propuesta de una nueva ley de autonomía para Cuba de 1895 llegó tarde y a partir de ese año la guerra se recrudecíó, bajo la dirección de José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo. El envío desde España del general Weyler, que puso en práctica una política represiva muy dura – campos de concentración- , no impidió el desarrollo de la lucha.
La insurrección en Filipinas comenzó por el descontento de ciertos grupos indígenas con la Administración española y con el excesivo poder de las órdenes religiosas. José rizal fundó la Liga Filipina con un programa simple, basado en la expulsión de los españoles, de las órdenes religiosas y en la confiscación de sus latifundios para, así lograr la independencia. El general Polavieja capturó y ejecutó a rizal, pero un nuevo líder Emilio Aguinaldo, mantuvo la insurrección, obligando al gobierno español a enviar nuevos contingentes militares al mando del general Fernando Primo de Rivera.
En 1897 se produjeron cambios importantes, desaparición de Cánovas cambio en la presidencia de EE.UU. (Cleveland fue sustituido por Mckinley). Los líderes independentistas de Cuba y filipinas se encontraban ya en estrecho contacto con los norteamericanos.
El gobierno de Sagasta llegó al convencimiento de que era necesario reconocer una amplia autonomía. Pero en esos momentos se produjo la implicación directa de EE.UU. En el. Conflicto. Las campañas de prensa de Hearst y Pulitzer, movilizaron la opinión pública en contra del colonialismo español. En Febrero de 1898 la voladura del acorazado Maine fue el pretexto para una declaración de guerra que se desarrolló en el Caribe y en Filipinas.
Las tres derrotas de Cavite y Manila, en Filipinas, y Santiago en Cuba llevaron a la Paz de París (10 /12/1898). En el tratado de Paz, aparte de la renuncia de España a Cuba y de la cesión de Filipinas, Puerto Rico y Guam, se confirmaba la soberanía española en todos los territorios no mencionados en el acuerdo. Estos eran los tres archipiélagos del océano Pacífico; las islas Marianas – excepto la de Guam -, las Carolinas y las Palaos y, por no haber sido incluidas en el texto, quizás por error, las islas Sibutú y Cagayán.
Sin embargo, este patrimonio apenas duró dos años en manos de España. La venta de estas islas fue el último acto, muchas veces olvidado, de la pérdida del Imperio español. Como consecuencia del desánimo que había traído tanta derrota y por iniciativa de Alemania, interesada, en mantener su pugna con las otras potencias coloniales, España entabló negociaciones de venta de las Marianas, Las Carolinas y las Palaos, transacciones que se acabaron concretando en el tratado hispano – alemán de 30 de Junio de 1899.
Un año y medio más tarde, en Noviembre de 1900, un tratado hispano – norteamericano subsanó el error de 1898 y las islas de Sibutú y Cagayán de Joló pasaron a la soberanía de Estados Unidos, mediante el pago de 100.00 dólares al gobierno español.


4.4.- LAS CONSECUENCIAS DEL DESASTRE. LA CRISIS DEL 98.

La pérdida de los restos del Imperio español desde la perspectiva económica no sólo no supuso un desastre, al contrario, la financiación de la guerra permitíó al ministro Fernández Villaverde acometer algunas reformas en los tributos y en la emisión de deuda, que posibilitaron un saneamiento de la Hacienda y que, por primera vez, el Estado tuviera súperávit a principios del Siglo XX. Se produjo, asimismo, una repatriación importante de capitales y, por otro lado, no sé perdieron los mercados latinoamericanos.
Sin embargo, la derrota y la pérdida de unos 50.000 combatientes produjo una conmoción intensa en la sociedad española. Tanto políticos como Sivela (que habla de una “España sin pulso”), republicanos y socialistas que habían criticado la política colonial canovista, como intelectuales de la talla de Joaquín Costa, promovieron una profunda revisión de la situación de España. En resumen, el desastre del 98 produjo:

– Una crisis de conciencia nacional, que se expresaría a través de la obra crítica de grandes escritores como Unamuno, Baroja, Maeztu, etc, la llamada generación del 98.
– Unas propuestas de reforma y modernización política, el llamado regeneracionismo, que tuvo dos vertientes: la de la reforma política y la de la reforma educativa.
– Finalmente, los nacionalismos periféricos de la Península adquirieron mayor empuje y protagonismo a raíz de estos hechos.

Se demostraban, en conclusión, las limitaciones del régimen de la restauración para afrontar los problemas de la modernización y el progreso de España, y señalaba las cuestiones y problemas sociales que iban a marcar la historia del Siglo XX.
Con el regeneracionismo surgido a raíz del 98, la renacida conciencia nacional centró un buen cúmulo de sus críticas en estas prácticas del régimen parlamentario, de manera que comenzó una discrepancia, que más tarde se convirtió en enfrentamiento, entre la “España real” y la “España legal”. El pensamiento regeneracionista al respecto podría explicarse así: la democracia de las clases medias se había hecho inviable en España porque la voluntad popular había sido anulada por la oligarquía económica y política mediante el caciquismo. Si esta auténtica voluntad no hubiese sido raptada por el sistema caciquil organizado y estimulado por el poder, las masas populares, apoyarían a los mejores en lugar de servir de sustento al propio poder. Para Costa era fundamental acabar con el caciquismo como fórmula par recuperar la verdadera democracia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *