La Guerra Civil Española: Desarrollo y Consecuencias

La Guerra Civil Española fue un conflicto social, político y militar que se desencadenó en España tras fracasar el golpe de estado del 17 y 18 de julio de 1936 llevado a cabo por una parte del ejército contra el gobierno legítimo de la Segunda República y que terminaría el 1 de abril de 1939 con el último parte de guerra del general Franco declarando su victoria y estableciendo una dictadura que duraría hasta su muerte en 1975. A las partes enfrentadas se las suele denominar bando republicano y bando nacional (sublevados). Las conspiraciones contra la república habían comenzado meses atrás con el objetivo de acabar con el Frente Popular. Por eso el gobierno envió a militares sospechosos a zonas periféricas; por ejemplo: Franco fue enviado a Canarias, Goded a Baleares y Mola a Navarra.

Emilio Mola será el organizador de la sublevación que dio origen a la guerra civil y Sanjurjo era el dirigente nominal, la sublevación fue pensada y ejecutada exclusivamente por militares. El proyecto de Mola era realizar un pronunciamiento militar y converger sobre Madrid para acabar con el Frente Popular. Pero la sublevación no estaba cuajada cuando se realizó, por eso fracasó en un primer momento, ya que el ejército quedó dividido. El levantamiento, señalado para el 18 de Julio de 1936, se adelantó en Melilla al 17, constituyéndose una Junta militar. La rebelión se extendió a Marruecos en pocas horas. Franco se sublevó en Canarias el día 18 y asumió el mando de las tropas marroquíes.

En la península la rebelión fracasó en la mayoría de núcleos industriales y en las principales ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia… Triunfó en la Andalucía del Guadalquivir (Sevilla), Galicia y la Submeseta Norte. El gobierno republicano tardó en reaccionar. Casares Quiroga dimitió; le sucedió momentáneamente Martínez Barrio (por unas horas), que intentó negociar con Mola; finalmente José Giral se decidió a armar a las milicias populares y formó gobierno. Surgieron comités revolucionarios en pueblos y ciudades que controlaban el orden público. Una parte del ejército no secundó la rebelión, y así, el golpe se transformó en una guerra civil que duraría casi 3 años.

La guerra adquirió desde el primer momento un carácter internacional. Tanto Francia como Inglaterra defendieron la idea de “no intervención”, dentro de una política de apaciguamiento en Europa. En agosto de 1936, había 27 países adheridos al Comité de No Intervención, entre ellos, Alemania e Italia, aunque estos países ayudaron desde el principio a los nacionales. Los rebeldes recibirán aviones, armamento y combatientes alemanes e italianos, también de la Portugal de Salazar llegaron unos 20.000 voluntarios. Ante la actitud italo-germana respondió la U.R.S.S. ayudando a la república. También en ayuda de la república aparecieron las Brigadas Internacionales, formadas por intelectuales, políticos y sindicalistas de todas partes del mundo, que formaron un verdadero movimiento antifascista. Por otra parte, la actitud de la iglesia con respecto al conflicto fue clara: apostó desde el principio por los sublevados.

Desarrollo

Navarra con Mola y Sevilla con Franco, eran las bases principales de los golpistas. Los rebeldes dirigieron sus fuerzas hacia Madrid, desde el sur y desde el norte. Por el norte las tropas de Mola quedaron paralizadas por la resistencia de las milicias republicanas; por el sur, las tropas marroquíes atravesaron el Estrecho de Gibraltar y consolidaron y aumentaron sus posiciones en Andalucía. Legionarios y regulares al mando del coronel Yagüe avanzaron por Extremadura con el objetivo de llegar a Madrid.

El 1 de octubre de 1936, la Junta Militar de Burgos nombra a Franco “Jefe de gobierno y del Estado”. Se ha unificado el mando militar y político. Avanzando desde Navarra, los rebeldes tomaron Irún y San Sebastián, lo que provocó la caída del gobierno de Giral y la llegada a la jefatura de gobierno de Largo Caballero.

Uno de los hechos más sobresalientes de este momento fue la batalla de Madrid. Se luchaba en la Casa de Campo y en la Ciudad Universitaria, pero Madrid seguía fiel a la república. Ante el peligro, en noviembre de 1936, el gobierno de Largo Caballero se trasladó a Valencia, dejando la ciudad en manos de una Junta de Defensa presidida por Miaja. Los republicanos resistieron gracias a la acción conjunta del descompuesto ejército republicano, de las milicias y de las brigadas internacionales. La ofensiva nacionalista fracasó. La batalla de Madrid dio un giro importante a la guerra.

Franco se replanteó su estrategia y organización, dirigiéndose a otros puntos de España para aislar la capital y reducir el territorio controlado por la república. Ahora, la ayuda alemana e italiana se hará más efectiva.

En febrero de 1937 los nacionales, con ayuda de tropas italianas toman Málaga. Unos días después, todos los efectivos de ambos bandos si iban a fijar en la denominada batalla del Jarama El objetivo eran cortar la carretera a Valencia, pero los republicanos, con Miaja al mando de las Brigadas Mixtas, frenaron el avance.

En marzo de 1937, se produjo la batalla de Guadalajara, un nuevo intento de tomar la capital. Los italianos decidieron tomar Madrid, pero la contraofensiva republicana lo impidió. Nuevamente se había salvado Madrid y esto fue lo que decidió a Franco, comenzar la fase de desgaste.

Se empezó por la liquidación del Frente Norte: Irún y San Sebastián ya habían caído en Septiembre de 1936; el norte estaba aislado por el cierre de la frontera francesa y porque no tenía conexión con zonas republicanas; de esta manera, la cornisa cantábrica pasó a manos de Franco entre abril y octubre de 1937, con ayuda italiana y alemana. En esta ofensiva tuvo lugar el famoso bombardeo de Guernica.

Pero el avance nacional se frenó por la ofensiva republicana en Belchite y en Brunete, aunque finalmente esta ofensiva republicana fracasó.

Una vez controlado el norte, el avance nacional se dirige al Mediterráneo. En octubre de 1937 el gobierno republicano se traslada a Barcelona.

En enero de 1938, en la Batalla de Teruel, los republicanos recuperan la ciudad, pero la perdieron en Febrero de 1938 ante los nacionales. De esta manera se rompía el frente del este comenzó el rápido avance nacional por Aragón y por Castellón. Así, la guerra entraba en Cataluña.

Pero con la vuelta al poder del Frente Popular en Francia, se abrió la frontera para los suministros bélicos a la república. Esto permitió una cierta reconstrucción del ejército republicano que comenzó a centrarse en torno al Ebro.

Consecuencias

La batalla del Ebro (julio-noviembre de 1938) Los nacionales llegan al Mediterráneo por Vinaroz y logran romper la zona republicana en dos: la zona centro y la zona norte. En julio de 1938, las tropas republicanas atravesaron el Ebro. Pero los republicanos fueron parados por los nacionales. En octubre del 38, comenzó la contraofensiva nacional. En noviembre las tropas republicanas tuvieron que cruzar el río en sentido contrario; así terminaba la batalla más sangrienta de la guerra. La república estaba perdida.

Tras la batalla del Ebro, Franco, logró tomar Barcelona con facilidad en enero de 1939. Azaña dimite de su cargo, sustituyéndole Martínez Barrio como presidente de la república. En febrero y marzo fueron cayendo las últimas capitales fieles a la república Lo que desencadenó el final de la guerra, fue el golpe de estado que en Madrid dio el general Casado, en marzo de 1939. Formó un Consejo Nacional de Defensa en Madrid. Casado intentó llegar a un acuerdo de paz sin represalias con Franco. Así Madrid fue negociada y Franco entró allí en marzo de 1939.

Política en el Bando Nacional

Al fracasar en el golpe los sublevados se ven obligados a crear un estado nuevo para el que no tenían proyecto alguno. No tenían proyecto pero sí ejército. Los militares optarán por una unión de fuerzas y un objetivo simple: ganar la guerra y después ya se vería. Las derechas por sí solas habrían ido a otro caos como las izquierdas, pero les aglutinaba el ejército.

En julio de 1936 se constituye la Junta de Defensa Nacional de Burgos, presidida por Cabanellas, que asumía todos los poderes del estado. Se destituyeron a los gobernadores civiles y en su lugar se colocaron gobernadores militares que declararon el estado de guerra en todo el territorio nacional. Esta junta actuó sin tener en cuenta a los partidos políticos que habían apoyado la sublevación.

En septiembre de 1936 se resolvió el problema del mando único, nombrando a Franco “Jefe del Estado y del Gobierno”.

El poder lo tenía el ejército pero las fuerzas políticas que apoyaban el Movimiento actuaban por su cuenta: Falange con sus milicias estaba creciendo mucho; los carlistas tenían mayor peso con los tercios en el frente (Requeté). Ante esto, Franco en diciembre de 1936 declaró la militarización de las milicias, quedando sometidas a la disciplina del ejército, y en abril de 1937 publicó el Decreto de Unificación que reunía en una sola entidad a todas las fuerzas de derechas. El partido único se denominaba FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas). Esto significaba la reunificación política de todos los españoles en el bando nacional. Para controlar FET y de las Jons, Franco crea una Junta política subordinada a él. Franco tiene todo el poder.

En enero 1938 Franco creó su primer gobierno y promulgó la Ley de Administración Central del Estado que vinculaba la presidencia del gobierno y la jefatura de estado a una misma persona. También crea el Consejo de ministros. Los sindicatos de clase son prohibidos. Las huelgas se consideran delitos.

La nueva plasmación de la ideología se hizo a través de un nuevo escudo, nuevas monedas, la supresión de todo lo opuesto a la unidad (se abolieron los estatutos y se unificaron las lenguas en el castellano) y la importancia dentro del nuevo régimen de la Iglesia Católica, que recibió derechos y privilegios.

Conclusión

Como vimos, en 1931 la proclamación de la República significó para la generación de Ortega mucho más que un cambio de régimen. Significó, sobre todo, la posibilidad de ofrecer una alternativa genuinamente liberal al revenido sistema de la Restauración. El problema fue que el camino ancho y limpio de la Segunda República, al tomar forma política y jurídica, no resultó ni tan ancho ni tan limpio. La Guerra Civil fue la consecuencia del fracaso de una sociedad, pero no fue inevitable. Ocurrió y petrificó el porvenir de aquellos españoles del verano de 1936, todos ellos perdedores de algo: la vida, la decencia, la libertad, la ilusión, la infancia, la inocencia …

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