Ley de colonización interior maura

TEMA 13: LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA. GUERRA COLONIAL Y CRISIS DE 1898


1.- El restablecimiento de la monarquía


La poca resistencia con que Pavía había acabado con la República evidencia la fragilidad del régimen, que no contaba con base real sobre la que sustentarse. El 29 de Diciembre de 1874 el general Martínez Campos, tras liderar un pronunciamiento militar en Sagunto, proclamó rey a Alfonso XII, dando paso a un ministerio de Regencia presidido por Cánovas para aguardar la llegada del nuevo rey. Ya durante la República, la burguésía moderada había optado por la restauración borbónica en la persona de Alfonso. Mientras los alfonsinos ultimaban los preparativos para la restauración dinástica, Isabel II cedíó sus derechos reales a su hijo en 1870. A su vez, Alfonso publicó
el Manifiesto de Sandhurst, que ofrecía a la opinión pública una monarquía constitucional que defendiendo el orden social garantizase un funcionamiento liberal de las instituciones. Antonio Cánovas del Castillo, verdadero artífice del régimen de la Restauración, había conseguido agrupar alrededor de la causa alfonsina a los viejos partidos isabelinos, muchos de los revolucionarios del 68 y la mayoría del ejército. En definitiva, tras el sexenio democrático las clases conservadoras recuperan el control del poder.

2.- El sistema político de la Restauración


El nuevo sistema político configurado por Cánovas se basaba en el establecimiento de un sistema de partidos, restringido de hecho a dos (conservadores y liberales) que se alternaban pacíficamente en el poder, y en la marginación de amplios sectores de las clases populares mediante el caciquismo. Se trataba de establecer un régimen equidistante entre la monarquía de Isabel II (1845) y la monarquía democrática de 1869. También pretendíó terminar con los pronunciamientos militares, fuente continua de inestabilidad política.
Durante cuarenta años, el régimen de la Restauración será controlado por dos grandes partidos: el conservador y el liberal. Los dos son partidos parlamentarios que obedecen a un líder con una disciplina parlamentaria insólita hasta entonces. Eran partidos de minorías, o «de notables», alrededor de los cuales se organizaban facciones, que correspondían más a intereses locales o de clientelismo político que no a verdaderas discrepancias políticas. Durante todo el periodo ambos partidos, denominados dinásticos, se turnaron en el poder de forma pacífica mediante un sistema de manipulación 


electoral que descansaba sobre la realidad de una sociedad caciquil. Por lo tanto, el sistema margina del juego político a los grupos extremos: carlistas y republicanos. El Partido Conservador, liderado por Cánovas del Castillo, englobaba a elementos del antiguo Partido Moderado, parte de la Uníón Liberal y otros constitucionalistas. Predominaban los miembros de la aristocracia, grandes propietarios de tierras e industriales catalanes y vascos. Recibíó el apoyo del episcopado y se atrajo buena parte de los sectores católicos no integristas. El Partido Liberal, liderado por Práxedes Mateo Sagasta, integraba a unionistas de izquierda (Serrano) y a los progresistas. Tuvo gran influencia entre profesionales liberales, comerciantes, banqueros, militares y funcionarios. Para garantizar la estabilidad del sistema, los dos partidos dinásticos pactaron la promulgación de la Constitución de 1876. Esta será la más duradera de la España liberal, y se caracteriza por su corta extensión, siendo una síntesis entre la moderada de 1845 y la democrática de 1869. Sus principales carácterísticas son:
– La estructura básica es el doctrinarismo del 45, pero tiene una declaración de derechos semejante a la del 69.
– Soberanía compartida por las cortes y el rey (negando el principio de soberanía nacional). El rey tiene derecho de veto sobre las leyes aprobadas por las cortes. Y posee el mando directo sobre el ejército.
– El rey es inviolable y no responsable de sus actos. Es el poder ejecutivo, nombra y revoca a los ministros y decide cuándo debe ser sustituido un gabinete.
– Cortes bicamerales (Congreso elegido y Senado con senadores de derecho propio, vitalicios, y electos). Las elecciones son por sufragio censitario, no universal. Aunque el sufragio universal masculino se aprueba en 1890.
– Se incorpora el derecho de asociación, y de tolerancia de cultos distintos al católico. Sin embargo, el funcionamiento real del sistema difiere completamente del funcionamiento teórico u oficial. Aparentemente es un sistema democrático en el que las elecciones se realizan por sufragio universal masculino a partir de 1890. Los electores eligen entre uno de los dos partidos, y el rey encarga el gobierno al partido mayoritario.


Pero la realidad no era así, sino que eran los líderes de los dos partidos los que pactaban el turnismo en el gobierno por crisis o agotamiento. De manera que antes de celebrar elecciones ya se sabía que el Partido Conservador iba a ser relevado por el Partido Liberal, o al contrario. Una vez celebradas las elecciones, el rey encargaba formar gobierno al partido que le tocaba gobernar, por lo que se hacía necesario que ese gobierno hubiera ganado antes las elecciones. Para ello se hacía necesario un adulteramiento de las estas, a través del caciquismo, que se convierte en la pieza clave de todo el sistema. El fraude electoral generalizado que caracterizó el sistema del turno tiene lugar en el contexto de un país agrario y atrasado. La clave de la adulteración electoral estaba en los caciques, que eran los encargados de llevar a la práctica los resultados electorales acordados por las élites de los partidos. Los caciques eran personajes ricos e influyentes en la España rural (terratenientes, prestamistas, notarios, comerciantes…), su influencia la ponían al servicio del partido que defendía y era un intermediario entre el municipio y el Estado. Siguiendo las instrucciones del gobernador civil de cada provincia, amañaban las elecciones. Los gobernadores habían sido a su vez informados por el ministro de Gobernación de los resultados que «debían» de salir en sus provincias, siguiendo el encasillado 3⁄4 designación previa de los diputados que saldrían elegidos 3⁄4 acordado por las élites políticas. Los métodos desplegados por los caciques durante los elecciones fueron muy variados: violencia y amenazas; cambio de votos por favores (rebajas de impuestos, sorteo de quintos, saldo de préstamos, agilizar expedientes que se eternizaban en las oficinas estatales…); o simplemente trampas en las elecciones, el conocido popularmente como el pucherazo.

3.- Evolución política (1874-1902)

3.1. El reinado de Alfonso XII (1875-1885)


Durante el reinado de Alfonso XII se establecieron los principios fundamentales del nuevo sistema político, obra esencialmente de Antonio Cánovas del Castillo. Además de los aspectos ya tratados, un objetivo importante de Cánovas fue asignar un nuevo papel al ejército, manteniéndolo alejado de la actividad política, algo que había sido habitual a lo largo del Siglo XIX,


 y del intervencionismo a través de los pronunciamientos. Y ello pese a la paradoja de que el nuevo régimen llegó gracias a uno de esos típicos pronunciamientos habituales de la etapa anterior. El ejército quedó relegado a las funciones que le son propias, y fue utilizado para la pacificación de los conflictos que el nuevo régimen heredaba del Sexenio: Guerra Carlista y Guerra de Cuba. La Guerra Carlista no terminó hasta 1876 con la derrota definitiva de los partidarios del pretendiente “Carlos VII”, que huye cruzando la frontera francesa seguido de algunos fieles. Por otra parte, en 1878 se firma con los insurgentes cubanos la Paz de Zanjón, poniendo fin a un conflicto que había durado 10 años, aunque de nuevo se iniciará en 1895. La derrota carlista trajo consigo la supresión de los fueros y las instituciones vascas en 1876, aunque continuará con su autonomía fiscal gracias a los Conciertos Económicos de 1878. La alternancia en el poder se inició en 1881 cuando Alfonso XII llamó a gobernar por primera vez a Sagasta en lugar de Cánovas, aunque dicha alternancia quedará definitivamente establecida tras la muerte prematura del rey en 1885 que dio lugar a una crisis en la que se temíó por la continuidad del sistema.

3.2. La regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)


En 1885 Alfonso XII muere de forma prematura por tuberculosis. Con solo dos hijas menores de edad, su esposa María Cristina de Habsburgo, embarazada del futuro Alfonso XIII, queda como reina regente. Es en ese momento de fragilidad para la monarquía cuando los dos partidos del turno pacífico sellan el Pacto del Pardo, un acuerdo sobre la rotación de poderes. Se trataba de dar estabilidad al sistema frente a un posible auge del republicanismo y los nacionalismos. Fruto del pacto es la llegada al poder de Sagasta, que introduce en el sistema buena parte de las libertades del 68: Ley de Asociación de 1887, Ley del Sufragio Universal (para varones mayores de 25 años), juicios por jurados. Estas reformas fueron introducidas, entre otras razones, para neutralizar a la oposición republicana en un momento en que se temía por la estabilidad del sistema. El cambio de la ley electoral no supuso la democratización del sistema, pues manténía las circunscripciones electorales 


anteriores con predominio de distritos uninominales rurales, lo que continuó facilitando el fraude electoral, aunque ahora con más dificultades. El sufragio universal también permitíó algunos triunfos republicanos y nacionalistas en las grandes ciudades. Durante la década de 1890 se mantuvo el turno pacífico con precisión matemática, aunque a finales de siglo el sistema daba muestras de agotamiento, ya que los gobiernos no supieron resolver los graves problemas que hacían de España un país muy atrasado: persistencia de altas tasas de analfabetismo, continuación de desequilibrios en las cuentas  públicas, el mantenimiento del discriminatorio sistema de quintas y la ausencia de reformas sociales. Los dos hechos que más marcaron este período son la aparición de movimientos políticos nacionalistas en algunas regiones y la guerra con los EEUU que pone fin a nuestro Imperio colonial. Esos movimientos nacionalistas aparecieron en Cataluña, País Vasco y Galicia, frente al Estado unitario que se ha ido imponiendo con el liberalismo. La preocupación cultural (recuperación lingüística, cultural e histórica) iniciada a mediados del s. XIX, logró articularse a través de manifestaciones como los Juegos Florales y poco a poco se articularon las bases de un movimiento político. En el final de siglo la lucha por intereses económicos, como la protección arancelaria, o la reivindicación de la tradición legal propia contribuyó a dar mayor fuerza al movimiento; en poco tiempo, estos movimientos se conviertieron en partidos políticos.

4.- Guerra colonial y crisis de 1898


Durante el Siglo XIX, la política exterior española se basaba en la neutralidad, debido a que el país era consciente de sus limitaciones y de la imposibilidad de defender sus posesiones coloniales. Estas habían quedado limitadas a un conjunto de archipiélagos diseminados por el mundo y algunos enclaves africanos, no demasiado ricos: en América, Puerto Rico y Cuba; en el Pacífico, Filipinas, y las pequeñas islas Palaos, Las Carolinas y Las Marianas. La pérdida de Cuba y Filipinas ante una potencia emergente como EE.UU. Supuso un revés político para un país que en plena era de los imperialismos veía impotente cómo se extinguía su otrora vasto Imperio y con él se hería el orgullo de España como nacíón.


4.1. Causas


Distintas causas explican la pérdida de estas colonias a fines del s. XIX:
– La importancia política de las últimas colonias aumentó en el s. XIX conforme se incrementaba su riqueza. La isla de Cuba se había convertido en el principal productor mundial de azúcar, y un 90% se vendía en EEUU. La administración colonial española trataba de sacar el máximo beneficio económico para la metrópoli, lo que perjudicaba a los hacendados criollos cubanos. Esto generó una enorme tensión que derivó hacia un espíritu autonomista e independentista, básicamente entre latifundistas e intelectuales criollos, pero que acabará por
extenderse entre los esclavos (muy numerosos en Cuba).
– Marginación política de la población criolla (hijos de españoles nacidos en América) que veían como su opinión y los principales cargos políticos se reservaban a peninsulares.
– Incumplimiento reiterado español de las promesas de autogobierno.
– Aumento del sentimiento patriótico en Cuba (Máximo Gómez, José Martí, Antonio Maceo) y en Filipinas (José Rizal y Emilio Aguinaldo).
– Intereses económicos, políticos, ideológicos y estratégicos norteamericanos tienden hacia el imperialismo (“Destino Manifiesto”: doctrina expansionista que justifica la extensión de la civilización norteamericana).

-Aislamiento internacional de España para evitar complicaciones y conflictos, (“política de recogimiento”, de Cánovas), lo que supónía la falta de respaldo internacional en caso de enfrentamiento con cualquier potencia colonial.

4.2. El desarrollo de los acontecimientos


La Guerra de los Diez Años (1868-78) comienza con el Grito de Yara. La caótica situación en la Península (Sexenio Democrático) impide sofocar esta rebelión. Con la Restauración, el general Martínez Campos consigue pacificar la isla: Paz de Zanjón (1878), al combinar la presión militar y la promesa de reformas políticas (preferencia de criollos en los puestos administrativos, autogobierno de la isla en materia fiscal, abolición de la esclavitud). Pero el incumplimiento de promesas hace que estalle la Guerra Chiquita de 1879, sofocada militarmente por el general Polavieja en 1880. 


A la guerra le sigue una acción política, y es creado en el exilio un partido independentista cubano (Partido Revolucionario Cubano, 1892) por José Martí. En ese mismo año José Rizal, en Filipinas, funda la Liga Filipina. En 1895 se inicia la que será la contienda definitiva. La Restauración y su viciado sistema político no habían conseguido hacer disminuir los sentimientos independentistas.
En Febrero de ese año se da el Grito de Baire, dirigido por Martí, apoyado en campesinos de la parte oriental de la isla. Cánovas envía de nuevo al general Martínez Campos para pacificar la isla, combinando la negociación con la acción militar. Pero es sustituido en 1896 por un general más enérgico, Valeriano Weyler, que emplea métodos radicales de represión sobre cualquier concesión. Se destruyen poblados, crea campos de concentración, para agrupar a la población rural, y “trochas”, líneas fortificadas que compartimentaba la isla en sectores aislados. Coincidiendo con la insurrección cubana se produjo la de Filipinas (1896-1897). Allí la colonización había sido más superficial (órdenes religiosas, explotación de algunas riquezas, base para el comercio con China). El alzamiento filipino fue duramente reprimido y su principal dirigente, José Rizal, fue ejecutado en 1896. Sus seguidores fundan el movimiento independentista, Katipunan, que protagonizó la rebelión contra España. La prensa amarillista norteamericana, liderada por los grandes empresarios (Pullitzer y Hearst), desata una campaña de desprestigio hacia la política española aplicada en las islas y favorable al intervencionismo norteamericano. En 1897, tras el asesinato de Cánovas, Sagasta decide aplicar una política de negociación, debido a las presiones norteamericanas: retira a Weyler y concede amplia autonomía (gobierno autónomo, parlamento propio y administración independiente). Pero, la guerrilla va teniendo cada vez mayor apoyo social, mientras que las bajas del ejército español aumentan debido a las enfermedades tropicales. La llegada a la Casa Blanca del presidente republicano William Mackinley en 1897, defensor del imperialismo norteamericano, hace que aumente el intervencionismo yanqui en armas, dinero y presión internacional.


 En Febrero de 1898 estalla el acorazado Maine en la bahía del puerto de La Habana. Los norteamericanos lo achacan a un sabotaje español.  Este hecho sirve para que se responsabilice a España de lo ocurrido y se conmine a que España se retire inmediatamente de la  isla. Al no ceder España a esta presión se inicia la guerra contra EEUU el 25 de Abril de 1898. Será una guerra entre dos contendientes muy desiguales en fuerzas y que se da en dos frentes: antillano y filipino. En Filipinas, la escuadra norteamericana destroza la española Cavite, y solo se mantiene la resistencia por unos días en determinados reductos. El más conocido es el sitio de Baler, donde una compañía de apenas 50 soldados, los conocidos como los “últimos de Filipinas” resiste un cerco de casi un año. En el frente antillano, Cuba queda bloqueada por la armada norteamericana, atrapa y hunde la flota del almirante Cervera en Santiago de Cuba, en apenas cuatro horas. Santiago de Cuba capitula el 16 de Julio. El 18 de Julio se proclama en Cavite la República de Filipinas. Puerto Rico es ocupado el 25 de Julio. Finalmente, el 12 de Agosto se concede el armisticio. La paz definitiva se firma en París (Tratado de París, Diciembre de 1898). Por
ella se reconoce la independencia de Cuba, la cesión de Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a EEUU. El resto de las colonias en el Pacífico (islas Marianas, Palaos y Las Carolinas) se venden a Alemania en 1899.

4.3. Consecuencias


La primera, y más importante, será la honda crisis del tejido social, político, intelectual y moral. España se presenta como un país hundido, sin futuro en el panorama internacional. Se hace necesario revisar y replantear el sistema que había llevado a España al desastre. Además, el fracaso nacional favorece el crecimiento de nacionalismos periféricos (catalán, vasco, gallego, andaluz). De ese ambiente surge el Regeneracionismo. El Desastre del 98 creó un fuerte descontento y arraigó el pesimismo en el país. Para la oposición al sistema (republicanos, carlistas, socialistas y regionalistas) se demostraba la incapacidad de la Restauración. 


 En este contexto, buena parte de la sociedad exigía un cambio en su profundidad, una regeneración del país, sustituyendo la política de la Restauración que protegía losintereses de la oligarquía y emprendiendo la moralización de la gestión pública, reforma del Estado, fomento de la riqueza (obras públicas, etc.) y un impulso a la enseñanza pública. Los regeneracionistas apelaban a una política realista olvidando las glorias pasadas; unos de los principales, Joaquín Costa hablaba de «Despensa, escuela y siete llaves al sepulcro del Cid». Costa buscó articular un movimiento político de clases medias que llevase adelante las reformas y se reclamaba un «cirujano de hierro» capaz de aplicar las políticas necesarias. Se apela al krausismo como reforma educativa y pedagógica de una escuela laica, próxima a la naturaleza y a la libertad de conciencia. Francisco Giner de los Ríos es el gran representante de esta corriente encarnada en la Institución Libre de Enseñanza. Surge además un grupo de escritores, la Generación del 98, que en un tono pesimista, muestra una gran preocupación por España y su atraso: Unamuno, Valle- Inclán, Baroja, Machado, Maeztu, Azorín,… Otra consecuencia es de tipo económica: pérdida de mercado para la economía española, especialmente para la industria textil catalana, y de materias primas tropicales baratas (azúcar, café). Y otra de índole militar: se cuestiona el sistema de reclutamiento de tropas y se plantea la necesidad de modernizar el ejército. Pero además, el ejército, que durante el Siglo XIX se había mostrado como un defensor del liberalismo con sucesivos pronunciamientos de este signo, se volverá conservador, y las consecuencias se verán en el Siglo XX.

TEMA 14: LA CRISIS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN (1902-1930)


1.- Situación político-social en la España de comienzos del Siglo XX


En 1900 España era todavía un país agrario, con dos tercios de la población trabajando en una agricultura atrasada que hacía que esta población campesina viviese en la miseria. Esta situación hizo ver a los españoles, tras el desastre de 1898, que la distancia que nos separaba de Europa era mayor que en cualquier otro momento de nuestra historia.


A este atraso hay que sumar el injusto reparto de la riqueza, especialmente de la principal en ese momento: la tierra. Esto propició el desarrollo de un movimiento obrero y campesino muy reivindicativo en una sociedad cada vez más radicalizada y dividida. Este atraso era también cultural, con tasas de analfabetismo desconocidas desde hacía muchos años en la Europa más desarrollada: en 1900 el 56% de los hombres y el 72% de las mujeres era
analfabeta. Por otra parte, la incultura de esta sociedad, que además estaba poco politizada, permitía la existencia de un régimen político corrupto dominado por el caciquismo en el que las instituciones no representaban al pueblo ni en ellas se discutían los problemas de
los ciudadanos. A pesar de que nominalmente era un sistema democrático, en la práctica solo representaba los intereses de la oligarquía.
Finalmente, la España de principios del Siglo XX tenía un grave problema militar, con un ejército humillado por la derrota de 1898, mal dotado en armamento y con un exceso de jefes y oficiales. Este ejército además pronto va a chocar con los nacionalismos periféricos que cuestionan en su opinión la unidad de la patria y ello va a dar lugar a graves incidentes, especialmente en Cataluña.

2.- Evolución política


2.1. El gobierno de Maura



El desastre del 98 creó desencanto y dejó un claro sentimiento de pesimismo en todo el país. En 1902 Alfonso XIII llegó a la mayoría de edad y los políticos, influidos por las corrientes regeneracionistas, van a intentar solucionar los problemas pendientes. Una buena parte de la sociedad exigía una «regeneración» del país basada en la moralización de la gestión pública, reforma del Estado, fomento de la riqueza e impulso a la enseñanza pública. En resumen, un programa basado en el lema “Despensa, escuela…” de Joaquín Costa. Un primer intento regeneracionista vendrá de los gobiernos de Silvela y Polavieja (1899-1900), que abordan algunos problemas como el equilibrio presupuestario, política social, creación del ministerio de Instrucción Pública, apertura a la descentralización. La obra siguió de la mano de los conservadores que habían encontrado en Antonio Maura un nuevo líder. Maura va a representar el reformismo 


autoritario, «la revolución desde arriba». Pero durante sus primeros gobiernos (1903-1904 y 1907), Maura no consiguió hacer realidad su programa. El proyecto de reforma de la Administración local fue frenado por la violenta oposición de liberales y republicanos, pues pretendía sustituir el sufragio universal por el corporativo (se vota según los oficios). Y su ley electoral de 1907 no atacó tampoco las posibilidades de los caciques de manipular los resultados. Por otra parte, crecía la oposición. La crisis del 98 favorecíó en Cataluña el
desarrollo del catalanismo político. La Lliga Regionalista, rompiendo el caciquismo, consiguió importantes éxitos electorales en Barcelona y aparece como una fuerza política que lucha por la autonomía de Cataluña y la reforma del Estado español. La fuerza rival de la Lliga será el Partido Radical de Alejandro Lerroux (republicanos exaltados) que consiguió un importante apoyo popular en Barcelona: atacaban el carácter conservador de la Lliga a la que calificaba de burguesa, clerical y separatista. En cuanto al socialismo, el PSOE y su sindicato la UGT consolidan su predominio en el País Vasco, Asturias y Madrid. A partir de 1907 se produjo un acercamiento táctico de los socialistas
a los republicanos e incluso a los liberales para oponerse a la política derechista de Maura. En 1909 se formó la Conjunción Republicano-Socialista que consigue éxitos en las elecciones municipales y permitíó que Pablo Iglesias fuese elegido diputado por Madrid en 1910 (si bien es un éxito todavía lejano al de otros partidos socialistas europeos). El anarquismo continúa dividido en diferentes tendencias. Persisten los atentados y las bombas: Maura, Alfonso XIII el día de su boda… A principios de siglo el obrerismo se reorganizó y dirigíó importantes movilizaciones (huelga general de Barcelona de 1902). Esta reorganización propició la creación de la CNT en 1910.
frenado por la violenta oposición de liberales y republicanos, pues pretendía sustituir el sufragio universal por el corporativo (se vota según los oficios). Y su ley electoral de 1907 no atacó tampoco las posibilidades de los caciques de manipular los resultados.
Por otra parte, crecía la oposición. La crisis del 98 favorecíó en Cataluña el desarrollo del catalanismo político.


La Lliga Regionalista, rompiendo el caciquismo, consiguió importantes éxitos electorales en Barcelona y aparece como una fuerza política que lucha por la autonomía de Cataluña y la reforma del Estado español. La fuerza rival de la Lliga será el Partido Radical de Alejandro Lerroux (republicanos exaltados) que consiguió un importante apoyo popular en Barcelona: atacaban el carácter conservador de la Lliga a la que calificaba de burguesa, clerical y separatista. En cuanto al socialismo, el PSOE y su sindicato la UGT consolidan su predominio en el País Vasco, Asturias y Madrid. A partir de 1907 se produjo un acercamiento táctico de los socialistas a los republicanos e incluso a los liberales para oponerse a la política derechista de Maura. En 1909 se formó la Conjunción Republicano-Socialista que consigue éxitos en las elecciones municipales y permitíó que Pablo Iglesias fuese elegido diputado por Madrid en 1910 (si bien es un éxito todavía lejano al de otros partidos socialistas europeos). El anarquismo continúa dividido en diferentes tendencias. Persisten los atentados y las bombas: Maura, Alfonso XIII el día de su boda… A principios de siglo el obrerismo se reorganizó y dirigíó importantes movilizaciones (huelga general de Barcelona de 1902). Esta reorganización propició la creación de la CNT en 1910.

2.2. La Guerra del Rif y la Semana Trágica


El Rif (norte de Marruecos) era una zona concedida a España en la Conferencia Internacional de Algeciras (1906). La presencia española respondía no sólo a la protección de Ceuta y Melilla, sino también a diversos intereses:
– Algunos sectores del ejército pretendían rehacer su prestigio tras el desastre de 1898.
– Los políticos dinásticos pretendían hacer jugar de nuevo a España el papel de «potencia colonial».
– Algunas compañías, como por ejemplo la Sociedad de Minas del Rif, aspiran a explotar ricos yacimientos. Ante los ataques rifeños, el gobierno de Maura movilizó tres levas de reservistas (soldados ya licenciados), lo que desencadenó una hostil reacción popular por el recuerdo del Desastre de Cuba y por la injusticia del sistema de reclutamiento. La prensa republicana y obrerista denunció los intereses que había detrás de las compañías mineras que estaban en el Rif, propiedad algunas de altas personalidades de la vida política (conde de Romanones, conde Güell, marqués de Comillas…). En Barcelona, socialistas y anarquistas convocan una huelga general pacífica contra la guerra. Los lerrouxistas dieron a su prensa un tono muy beligerante y anticlerical. La protesta pacífica degeneró en una revuelta incontrolada al generalizarse los asaltos y los incendios a edificios religiosos, no sólo en Barcelona, sino en otras localidades. Fue lo que se conoce como Semana Trágica. Por fin, las tropas enviadas por el gobierno ponen fin a la revuelta (100 muertos y 88 conventos o iglesias quemadas). El carácter desproporcionado e indiscriminado de la represión (fusilamiento de Ferrer y Guardia, 1000 detenidos) acentuó la división derecha-izquierda. En Octubre de 1909 Moret y Canalejas anuncian que el Partido Liberal rompe relaciones con el conservador El Rif (norte de Marruecos) era una zona concedida a España en la Conferencia Internacional de Algeciras (1906). La presencia española respondía no sólo a la protección de Ceuta y Melilla, sino también a diversos intereses:
– Algunos sectores del ejército pretendían rehacer su prestigio tras el desastre de 1898.
– Los políticos dinásticos pretendían hacer jugar de nuevo a España el papel de «potencia colonial».
– Algunas compañías, como por ejemplo la Sociedad de Minas del Rif, aspiran a explotar ricos yacimientos. Ante los ataques rifeños, el gobierno de Maura movilizó tres levas de reservistas (soldados ya licenciados), lo que desencadenó una hostil reacción popular por el recuerdo del Desastre de Cuba y por la injusticia del sistema de reclutamiento. La prensa republicana y obrerista denunció los intereses que había detrás de las compañías mineras que estaban en el Rif,

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