Movimientos Sociales en España

Los primeros movimientos sociales

El nacimiento del movimiento obrero: ludismo y sociedades mutualistas.

Las revueltas agrarias

El aumento de la población agraria asalariada provoca un grave problema social, sobretodo en Andalucía. En la década de 1840, una ola de manifestaciones agitó el campo andaluz donde el jornalerismo era mayoritario y las malas cosechas provocaban hambre y miseria. El problema se agravó en 1855 con la desamortización de los bienes comunales de los municipios, como consecuencia se produjeron más alzamientos campesinos. La represión del movimiento provocó víctimas entre los campesinos sublevados. A raíz de estas luchas sociales, el bandolerismo se extendió por Andalucía.

Socialismo utópico y republicanismo

El movimiento obrero y jornalero se vio potenciado por doctrinas como el socialismo. La primera de ellas fue el socialismo utópico que pretendía crear sociedades igualitarias. La entrada de las doctrinas socialistas se produjo gracias a la difusión del pensamiento de socialistas utópicos. La figura más notable fue la de Joaquín Abreu que difundió la creación de falansterios que producían todo lo necesario para sus habitantes. El socialismo llegó a Madrid y Barcelona donde surgió un núcleo de saintsimonianos alrededor de Felipe Monlau y otro de cabetianos encabezado por Terradas y Monturiol. Hubo bastantes escritores entre los que destacaron Garrido de la Sagra y Pi y Margall.

La llegada del internacionalismo

La llegada de la Internacional a España
Tras el triunfo de la revolución llega a España un encargado de la AIT, Fanelli, que viajó a Madrid para crear núcleos de afiliados a la Internacional. Fanelli, que era miembro de la Alianza Internacional de la Democracia Socialista, difundió los ideales anarquistas. Así, los primeros afiliados españoles a esta organización pensaron que el programa de alianza se basaba en los principios generales de la Primera Internacional. A partir de 1869, las asociaciones obreras se expandieron por toda España, llegando a existir hasta 195, aunque no todas ellas se uniesen al nuevo organismo internacional. El primer congreso de la FRE de la AIT se celebró en Barcelona y allí se adoptaron acuerdos concordantes con la línea anarquista del obrerismo.

La crisis y escisión de la FRE

En 1871 llegó Paul Lafargue e impulsó el grupo de internacionalistas favorables a las posiciones marxistas. Este grupo se desarrolló a través de la Emancipación, una amplia campaña a favor de la conquista política de la clase obrera. Las discrepancias internacionalistas culminaron con la expulsión del grupo de la FRE y con la fundación de la Nueva Federación Madrileña. El internacionalismo tuvo su momento durante la Primera República. Tras el fracaso de estos levantamientos, la FRE de la AIT perdió fuerza y su declive tuvo lugar a partir de 1874, cuando la Restauración se declaró ilegal.

Anarquismo y socialismo

El anarquismo político: en 1881, la sección española de la Internacional FRE cambió su nombre por la Federación de Trabajadores de la Región Española debido a la necesidad de adaptarse a la nueva legalidad que prohibía las organizaciones de carácter internacional dirigidas desde el extranjero. Su mayor implantación entre los jornaleros de Andalucía y los obreros de Cataluña aumentó el número de afiliados y desarrolló una acción sindical de carácter reivindicativo. Los desacuerdos y la constante represión sobre el movimiento obrero y campesino favorecieron a que el anarquismo optara por la acción directa y organizara grupos autónomos revolucionarios cuyo objetivo era atentar contra el capitalismo. Durante la década de 1890 se produjeron actos de violencia social. El anarquismo fue acusado de estar detrás de la Mano Negra, una asociación clandestina a la que atribuyeron asesinatos y demás. El momento clave fueron los procesos de Montjuic. La proliferación de atentados ahondó la división del anarquismo entre los partidarios de continuar con la acción directa y los que propugnaban una acción de masas. En consecuencia, plantearon la revolución social como un objetivo y propugnaron la necesidad de crear organizaciones de carácter sindical. Esta nueva tendencia de orientación anarcosindicalista comenzó a dar frutos en el siglo XX con la creación de la Solidaridad Obrera.

El socialismo obrero

En 1876, tras la desaparición de la Internacional, decidieron construir un partido político, el PSOE, encabezado por Pablo Iglesias. El partido socialista se definía como marxista, era de orientación obrerista y partidario de la revolución social. El partido creció lentamente en toda España, con difícil desarrollo en lugares dominados por el anarcosindicalismo. En 1889, año de la fundación de la Segunda Internacional, se afilió a esta organización y contribuyó a introducir a España la fiesta del trabajo. En 1888, el partido creó su primer congreso en Barcelona y el mismo año se creó la UGT.

Reformismo y cuestión social

Las duras condiciones de vida y de trabajo de los obreros, así como la creciente presión sindical, empezaron a concienciar de racionalizar las relaciones de trabajo de la sociedad industrial. En 1883 se creó la Comisión de Reformas con la finalidad de informar sobre la condición obrera y de promover el reformismo social.

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