Organización política estamental o dualista

OPOSICIÓN POLÍTICA AL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN

Desde mediados del S.XIX aparecieron movimientos regionalistas que cuestionaron la existencia de una sola nacíón en España y criticaron el modelo centralista de la Restauración.

El nacionalismo catalán aparece en 1830 inspirado por el Romanticismo y llamado Renaixença cuyo objetivo era recuperar el catalán para la literatura y el ámbito culto. Desarrolló un discurso de modernización económica y transformación social.
Sobre esas bases, el centralismo canovista motivó la aparición de un catalanismo político, cuyo primer teórico fue Valentí Almirall, que fundó el Diari Catalá y el Centre Catalá, fue la primera organización política en exigir un mayor autogobierno para Cataluña. En 1887 se funda la Lliga de Catalunya para defender el derecho catalán frente a las tendencias uniformizadoras del Código Civil de 1889. En 1891 la Lliga se convirtió en la Uníó Catalanista liderada por Enric Prat de la Riba y que agrupó a diferentes sectores para redactar las Bases de Manresa, un documento que expónía el federalismo, la defensa de los valores tradicionales y religiosos y la exigencia de un mayor autogobierno. En 1901 se forma la Lliga Regionalista, encabezada por Prat de la Riba y Francesc Cambó, la formación aglutinó a burgueses y campesinos y defendíó un programa conservador y católico que reclamaba una mayor autonomía para Cataluña. En 1907 se creó Solidaritat Catalana en respuesta a la Ley de Jurisdicciones de 1906.

El nacionalismo vasco surge como una política de recuperación de cultura y la lengua vasca, también ofrecía una visión legendaria de los vascos como una etnia diferenciada. Desde 1860, la industrialización promovíó la llegada de inmigrantes para cubrir mano de obra, lo que motivó planteamientos racistas y xenófobos por el darwinismo social imperante en la época. Pero el fin de la Tercera Guerra Carlista (1872-1876) supuso la derrota del pretendiente Carlos, la abolición de los fueros y fue el factor decisivo para la aparición del nacionalismo vasco. Todo ello fue el caldo de cultivo para que el discurso conservador, nacionalista, religioso, tradicionalista y racista de Sabino Arana alcanzara una gran popularidad, sobre todo en el mundo rural. En 1895 Sabino Arana funda el Partido Nacionalista Vasco abiertamente independentista. Para él existían una etnia y tradiciones vascas que había que mantener frente a los maketos. Tras la muerte de Arana el PNV se diferenció en dos grandes corrientes: una favorable a la independencia vasca y otra partidaria del autonomismo.


El regionalismo gallego surgíó como una demanda de desarrollo en una regíón social y económicamente atrasada y que carecía de una burguésía significativa. Su origen se encuentra en iniciativas culturales en las que destacaron Rosalía de Castro y Manuel Murguía, quien presidíó la Asociación Regionalista Gallega que defendíó un regionalismo liberal y de la que acabaría surgiendo una corriente regionalista más tradicionalista que abanderó Alfredo Brañas.

El regionalismo valenciano fue tardío y minoritario. Su origen cabe situarlo en la Renaixença valenciana, que impulsó la creación de Lo Rat Penat (1878), una sociedad fundada por Constantí Llombart que enarboló la defensa de la lengua y cultura valencianas. En el plano político, en 1904 se fundó València Nova y en 1918, Uníó Valencianista Regional.

El anarquismo penetró en España en 1868 pero tuvo su auge en 1881 cuando el Gobierno liberal aprobó la Ley de Asociaciones, que permitíó que los anarquistas salieran de la clanestinidad y se consolidaran fundamentalmente en Andalucía y Cataluña. El anarquismo actuó tanto de forma terrorista como desde la literatura y el periodismo. Siempre se caracterizó por su componente revolucionario, colectivista, apolítico y contrario al Estado, también coincidíó con el republicanismo en aspectos como el populismo, anticlericalismo, Racionalismo y progresismo. En 1881 nacíó la Federación de Trabajadores de la Regíón Española, en la que destacó Anselmo Lorenzo. Crecíó en afiliaciones e implantación mediante una política moderada, pero una presunta organización anarquista secreta y violenta la hizo desaparecer. Durante la década de 1890 el movimiento empezó a triunfar en sus tesis más radicales como la bomba en el Liceo de Barcelona o el asesinato de Cánovas del Castillo, lo que hizo que el Gobierno ejerciera una fuerte represión, como en el Proceso de Montjuïc de 1895 en el que cinco anarquistas fueron condenados a muerte. En 1911 se fundó la Confederación Nacional del Trabajo, una organización nacional anarcosindicalista que obtuvo una gran fuerza entre obreros agrícolas andaluces y obreros industriales catalanes


El socialismo fue minoritario frente al anarquismo, principalmente se desarrollo en Madrid, País Vasco y Asturias. En 1879 nacíó de forma clandestina el Partido Socialista Obrero Español, con Pablo Iglesias como fundador. En 1886 se creó el seminario El Socialista, órgano de expresión del nuevo partido, que contó desde 1888 con la central sindical Uníón General de Trabajadores. Eran opuestos a los anarquistas, aunque mantuvieron cosas en común, eran más moderados que los anarquistas. Sería a principios del S.XX cuando aumentaría su afiliación notablemente. Cabe destacar el escaño logrado en 1910 por Pablo Iglesias.

 El republicanismo conservó peso social pese a la experiencia durante el sexenio democrático. Así se puso en evidencia tras la aprobación del sufragio universal en 1890, ya que en las elecciones de 1891 y 1893 los republicanos se alzaron con el triunfo en los principales núcleos urbanos. La desaparición de líderes anteriores permitíó el ascenso a otros políticos capaces de establecer cierta unidad en torno a la Uníón Republicana. Otros partidos fueron el Partido Radical de Alejandro Lerroux (1908) reclamaba la separación entre iglesia y Estado y el Partido Reformista de Melquíades Álvarez (1913) defendíó la participación republicana en el sistema monárquico.

Otras fuerzas políticas:

Carlismo. Destacaron Cándido Nocedal y Vázquez de Mella. Las disputas internas en torno a la importancia de la religión provocaron que en 1888 Ramón Nocedal fundara el Partido Católico Nacional, de inspiración integrista

Fuerzas disidentes. Como la Uníón Católica, partido liberal y católico, o el Partido Democrático-Monárquico de Segismundo Moret

Catolicismo social. La iglesia promovíó la creación de círculos católicos obreros como la Uníón de Sindicatos Obreros Católicos

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