Paises que adoptaron el luteranismo

TEMA 2.

La Reforma (siglo XVI)


– Siglo XVI, la Cristiandad occidental se quebró en varias iglesias, cada una de las cuales se consideró a sí misma la auténtica, y heréticas a las demás.

– Reformismo a causa de rivalidad. Desde su dogma pretenden moldear la vida de sus fieles en todos sus aspectos (familia, economía, poder, arte…).

– En su antagonismo mutuo todas las confesiones recurrieron el auxilio de las autoridades seculares. Se configuraron, entonces, iglesias territoriales, en un proceso de ‘’confesionalización’’ que sirvió, a su vez, para reforzar y definir los nuevos estados de la Edad Moderna. Estado-Iglesia.

Reforma y Contrarreforma. La fragmentación religiosa de Occidente


– A principios del XVI muchos reclamaron una profunda reforma de la Iglesia. Como en otras ocasiones, con ello se pedía la purificación de los abusos y el perfeccionamiento de la vida cristiana mediante el retorno a la doctrina primitiva, pero manteniendo la unidad y la continuidad en la fe.

– Sin embargo, pronto resultó evidente que Lutero o Calvino, entre otros, habían iniciado cambios profundos que rompían con Roma y que proponían novedades radicales.

– Lo hacían convencidos de que era preciso rectificar viejos errores en los que se empecinaba el papado, y volver a la auténtica enseñanza de Jesucristo, adulterada por añadidos que nada tenían que ver con el evangelio.

– Por ello se autodenominaron ‘’reformados’’ o ‘’evangélicos’’, y desde el siglo XIX se utiliza unívocamente el término desnuda de ‘’Reforma’’ para englobar todos estos movimientos que formaron nuevas iglesias en el XVI.

§ Los luteranos, tachados de ‘’protestantes’’, grupo inicial mayoritario.

§ Al tiempo, se unen zwinglianos, anabaptistas, anglicanos y calvinistas, que se diferenciaban netamente de ellos y entre sí.

§ Con el tiempo, la fragmentación de la Reforma y su adaptación a los países, hace que se llamen

‘’puritanos’’ en Inglaterra, ‘’presbiteranos’’ en Escocia u ‘’hugonotes’’ en Francia.

– Por el contrario, la porción de la cristiandad que se mantuvo unida en torno al papado prefirió reconocerse como ‘’católica’’, aunque fueron tachados por sus enemigos como ‘’papistas’’.

– Acometió también su reforma interna y trató de recuperar por todos los medios, también los violentos, el terreno ocupado por quienes, desde su perspectiva, no eran sino meros herejes.

à Para denominar este proceso complejo, que incluye tanto la renovación interna del catolicismo como su reacción político-militar, se acuñó en la Alemania del XIX el término ‘’Contrarreforma’’.

– Algunos autores católicos, pero, consideran insuficiente y equívoco tal concepto y han preferido el de

‘’Reforma Católica’’ para destacar que fue mucho más allá de la simple reacción negativa antiprotestante.

– Si bien es cierto, también lo es que el Concilio de Trento se desarrolló condicionado por la implantación de las iglesias protestantes frente a las que había que afirmar su ortodoxia.

– De parecida manera, también las iglesias protestantes acabaron definiéndose ‘’a contrario’’, unas frente a otras o frente el catolicismo, al que combatieron con similares armas y violencia en el tablero de la política.

– Fue un siglo de renovaciones y reacciones religiosas, de reformas y contrarreformas, que sedimentaron en varias etapas.

– Hasta la década de 1540s, las posiciones no estuvieron por completo bloqueadas y se confió en que las

atrevidas propuestas de Lutero pudieron reconducirse en un concilio al que muchos apelaron sinceramente. – El fracaso del Coloquio de Ratisbona (1541) y la convocatoria del Concilio de Trento (1545) demostraron que la reunificación era imposible.

– Para entonces, la Reforma había ganado buena parte de Europa del Centro y Norte. A partir de los años 1560, la reacción católica y el despliegue del calvinismo como una Segunda Reforma abocaron a una serie de guerras de religión, principalmente en los Países Bajes, en Francia y en el Imperio, que no se zanjaron hasta 1648.

Causas de la Reforma. Necesidad, anhelos e interés de las reformas religiosas


Abusos morales y eclesiales

– Eran muchos y antiguos los males de la Iglesia, que se denunciaron, quizás, más conscientemente que nunca.

– En las parroquias rurales, el clero carecía de preparación intelectual y de autoridad moral para adoctrinar y amonestar a sus feligreses; incapaz de atender sus inquietudes espirituales más profundas, se limitaba a administrar una serie de ritos, tantas veces mal comprendidos y vividos.

– Muchos regulares vivían relajadamente las reglas de sus órdenes, faltando a la vida comunitaria en pobreza, obediencia y castidad.

– Más graves eran las faltas de los obispos, muchos de ellos ausentes de la diócesis que debían pastorear, dedicados a acumular beneficios que aumentasen su renda y viviendo mundanamente las luchas políticas del momento.

– Y, en la cabeza, los papas habían perdido autoridad hasta convertirse, más bien, en motivo de escándalo. La voracidad fiscal y las arbitrariedades de la curia romana eran quejas comunes en todas las iglesias.

– Los papas están más preocupados por las bellas artes, o por la defensa de sus Estados, que por acaudillar la reforma.

Anhelos religiosos


– La sociedad reclamaba una religiosidad más auténtica, y Lutero se adelantó a Roma a la hora de responder.

– La piedad popular bajomedieval exageraba hasta el extremo los sentimientos de culpabilidad ante el pecado, de indefensión ante el demonio y el mal, y de temor ante la inflexible justicia de Dios = todo favorecía los abusos.

– Aprovechando esta demanda popular de seguridad espiritual, se establecieron negocios ilícitos, por ejemplo, en torno a las indulgencias, y actitudes supersticiosas.

– Todas estas desviaciones de la religiosidad popular fueron denunciadas acremente por los humanistas, como Erasmo de Rotterdam, pero sin ofrecer a cambio una alternativa accesible.

– En ciertos ambientes urbanos, entre la burguesía culta y acomodada de Renania, Borgoña y NE de Francia, había arraigado una piedad personal muy diferente.

– Se había difundido una piedad más íntima que exterior, más personal que comunitaria, más directa y espontánea que subordinada a mediaciones eclesiales y moldes litúrgicos.

– Se centraba en la figura de Cristo, era optimista en cuanto a las posibilidades del hombre en el mundo, y se apoyaba en la lectura de la Biblia y de libros de piedad.

– Imprenta facilita la difusión de la Biblia (latín o lengua vulgar). La crítica filológica de Lorenzo Valla favorece el releer con ojos nuevos los textos sagrados para dejarse de suposiciones humanas propias del medievo, derribando estas fórmulas, y volver a una religión más auténtica, la original.

Intereses sociales y políticos


– Las propuestas de Lutero se realizaron porque cuajaron en un medio social y político que se interesó por sus aplicaciones prácticas.

– El desarrollo alcanzado en esta época por las nuevas fuerzas económicas (capitalismo) y sociales (burguesía) determinarían cambios en el orden ideológico (religión), dependiente de los anteriores según la teoría marxista.

– Aunque hubo circunstancias más concretas que explican el éxito o el fracaso de la Reforma.

– El luteranismo se alimentó de un vivo nacionalismo antirromano. El ‘’germanismo’’ de sus humanistas, reviviendo la resistencia frente al Imperio romano agresor, reforzaba el sentimiento de indignación por el despotismo que ejercía el papado en el terreno fiscal y de los beneficios.

– La implantación de la Reforma en un territorio conllevaba cambios de poder y riqueza, y hubo muchos que supieron aprovechar la oportunidad:

§ Supresión de las órdenes religiosas = traspaso a otras manos de muchos bienes.

§ Príncipes y nobles pretenden enriquecerse y, de paso, aumentar su poder controlando la nueva iglesia.

§ Patriciado urbano se hace con escuelas y hospitales.

– Es evidente que la Reforma triunfó con el apoyo de la autoridad secular, y que fracasó por su oposición.

– En el Imperio, aunque el edicto o Dieta de Worms (1521) condenase la herejía de Lutero, no hubo quien lo hiciera cumplir. Felipe II, por el contrario, sofocó con la Inquisición sangrientamente cualquier brote hereje.

– En cualquier caso, creció el poder de las autoridades seculares sobre las respectivas iglesias, aunque bajo formas distintas en el ámbito católico y en el protestante.

Intereses económicos


– Capitalismo: Iglesia Católica prohíbe el enriquecimiento burgués. Intereses económicos de muchos burgueses i príncipes detrás de los motivos religiosos.

Las confesiones protestantes

– De cualquier modo, la Reforma no se entiende sin la personalidad extraordinaria de Martín Lutero, que condicionó los trazos esenciales de la reforma alemana, o de otros reformadores como Zwinglio o Calvino.

– Aunque intentaran mantener la unidad, los ‘’protestantes’’ pronto se dividieron en iglesias diferentes, y hasta rivales entre sí.

Lutero y el luteranismo


– Martín Lutero (1483-1546), monje agustino, predicador popular enormemente conocido y de éxito, realizador de una gran obra escrita.

– Deseoso de la reforma dentro de su Orden y escandalizado tras su viaje a Roma en 1511, parece que sufrió una profunda crisis vocacional y de fe.

– Sus 95 tesis sobre las indulgencias (1517), que simbolizan el inicio de la Reforma, dieron pie a la ruptura con Roma. Lutero ponía en entredicho la autoridad del Papa respecto a la administración de la gracia y fue invitado a retractarse en año después, pero se reafirmó apoyado por el ambiente antirromano del momento.

– Las ideas de un fraile alemán no preocuparon en Roma, aunque León X condonó como heréticas 41 de sus proposiciones per la bula Exurge Domine (1520).

– La Dieta imperial de Wormas, en 1521, que se encontraba por primera vez con el nuevo emperador Carlos V y afrontaba cuestiones muy complejas, condenó a Lutero al exilio y a la quema de sus obras.

– Pero nada de esto sirvió: la bula fue destruida públicamente en Wittemberg y Lutero pudo burlar la condena gracias a la protección de su príncipe, el elector Federico el Sabio de Sajonia.

– Al calor de la polémica de estos años (1520-21), Lutero formuló sus principales ideas en libros breves,

redactados con sencillez y que la imprenta difundió entre un público bien dispuesto.

– Las posiciones doctrinales de la corriente reformista se iban precisando poco a poco, a medida que se le

planteaban a Lutero los problemas nacidos de la primitiva afirmación de la justificación por la fe. Se exponen, entre otras obras, en la Confesión de Augsburgo (1530).

– Del principio, radical, de que cada hombre se salva por su ‘’sola fe’’ y de que las obras buenas no tienen

ningún valor (lo que cuenta es la gracia), se derivan las principales características de la religión luterana:

1

Una visión pesimista del hombre

El lastre del pecado reduce su libertad de elegir entre el bien y el

mal, entre la gracia que Dios ofrece y las tentaciones que presenta el diablo.

2

Una religión más personal, espiritual y directa con Dios

La Palabra de Dios ocupa el centro: es la

Biblia que habla a cada fiel en conciencia, sin necesitar la guía interpretativa de la tradición (los Santos

Padres de la Iglesia primitiva) y del magisterio (papa, obispos, concilios).

§ Frente a la Palabra, los sacramentos pierden importancia y cambian de naturaleza, además de

reducirse a los fundados directamente en la escritura (Bautismo, Eucaristía, Confesión).

§ Los santos y la Virgen ya no protegen, sino modelos a imitar.

§ Peregrinaciones, devociones de reliquias e indulgencias, imágenes religiosas, pierden sentido.

3

Una iglesia más igualitaria

Todos iguales porque reciben el bautismo. Quienes prestan cierto servicio

a la comunidad como ‘’pastores’’ (enseñando la Palabra y administrando los sacramentos) no por ello

pertenecen a un ‘’orden’’ distinto y pueden casarse.

4

Una liturgia más participativa

Lengua vernácula sustituye al latín, el pueblo canta salmos… se

participa más que en otras iglesias.

– La predicación luterana caló profundamente entre descontentos y ambiciosos en el Imperio, y las ideas de libertad y de igualdad cristiana acompañaron la movilización violenta de campesinos (‘’guerra campesina’’, 1524-25, aplastada sangrientamente por los ejércitos de los príncipes) y de caballeros en los primeros años (revuelta de los caballeros en el valle del Rin, 1522-23, fracasó).

– El componente de anarquía y violencia que tuvieron ambos movimientos le hizo cambiar radicalmente a Lutero de opinión y confió a los poderes constituidos la implantación de la Reforma al modo de ‘’iglesias-estado’’, muy diferente al que había soñado al principio.

– Entre 1520 y 1540, la Reforma luterana se extendió rápidamente en el Imperio, antes en las ciudades. En

muchos casos, los propios magistrados, organizando una disputa pública o llamando a pastores reformados, la introdujeron mediante un simple acto administrativo.

– 1542 por primera vez la Reforma se impuso por las armas, y con el aplauso de Lutero, en el ducado de Braunschweig.

– Los grandes príncipes fueron conscientes de que la Reforma implicaba un importante trasvase de riqueza y de poder, y de que el nuevo modelo de iglesia les fortalecía frente al Emperador.

– Pero también se mantuvo viva la esperanza de llegar a un arreglo religioso que evitara la ruptura de la Iglesia y la quiebra de la paz en Alemania.

– Hasta el de Ratisbona de 1541, se reunieron varios ‘’coloquios’’ en los que los teólogos discutieron libremente, los reformadores entre sí y con quienes mantenían las doctrinas tradicionales e incluso con los nuncios papales.

– Pero los acuerdos eran difíciles, incluso entre los reformados (Zwinglio y Lutero). En estas décadas de

indefinición dogmática, todos apelaban a un concilio universal que restableciera la unidad, pero que se retrasaba precisamente por la desconfianza de todos los implicados (ex: el papa temía perder poder).

– La afirmación de las iglesias protestantes en el Imperio estuvo determinada por complejos avatares militares y políticos. En 1531 siete príncipes alemanes firmaron una Liga defensiva, de ‘’reformados’’, que en 1539 ya contaba con más de 29 ciudades y 15 príncipes.

– En realidad, el enfrentamiento confesional de estos años no fue sino un aspecto de la rivalidad de los grandes señores con el emperador y entre sí.

– En un momento propicio, Carlos V pudo derrotarlos militarmente en la batalla de Mühlberg (1547), pero nologró recomponer el orden político y religioso en el Imperio en favor de una única autoridad suprema y católica: la traición del duque de Sajonia, que se alió con Enrique II de Francia, revitalizó la Liga protestante, que infligió una amarga derrota a Carlos V.

– La paz religiosa de Augsburgo (1555) entre luteranos y católicos, excluyó a todas las demás confesiones. Se cimentó sobre un principio nuevo de ‘’territorialismo religioso’’: los príncipes y las ciudades independientes podrían elegir su propia religión e imponerla, a la vez que se pidió que la Reforma se extendiese a nuevas tierras, aunque esto último no se aplicara sin violencia.

Sacramentarios

Zwinglio

Coetáneo de Lutero, pero actúa en un contexto sociopolítico muy diferente del alemán (Suiza

confederación de trece cantones más o menos).

– Retiro de todo tipo de imágenes, campanas, velas, incluso el canto, lengua vernácula… Su dogma defiende la sola autoridad de la Biblia y la total ineficacia de las obras, pero de un modo más radical y pesimista que Lutero.

– Solo reconoce dos sacramentos, el Bautismo y la Cena, pero entendidos como meros símbolos de la unión de los hombres a Dios: interpretaba alegóricamente las palabras evangélicas (‘’Este es mi cuerpo, mi sangre’’) que el luteranismo entendía literalmente.

– Configuró una iglesia organizada de abajo a arriba, en pequeñas comunidades autónomas flexiblemente

confederadas en ‘’sínodos’’, y de más amplia participación.

– A diferencia de las iglesias territoriales luteranas, dependientes y subordinadas de la autoridad del príncipe, las zwinglianas tienden a inmiscuirse en el gobierno civil, que se confunde con el religioso.

– Triunfa en Basilea y Zúrich pero fracasa en el intento de imponer la Reforma en toda la Confederación. La liga de cantones y ciudades católicas derrota a Zwinglio en la batalla de Kappel (1531), donde murió.

– Otros movimientos radicales y no tan radicales (influencia en Calvino) le deben más que al propio Lutero.

Anabaptistas

– Al margen de las iglesias protestantes surgieron movimientos más radicales, que funcionaron como ‘’sectas’’: grupos de elegidos, de puros, que se separan del resto de los infieles.

– Sin ortodoxias, dogmas, jerarquías ni estructuras, se sienten movidos directamente por el Espíritu Santo, que les habla en sueños y visiones.

– Pretenden la realización inmediata en el mundo de utopías profetizadas en la Biblia, como la comunidad de bienes o la igualdad social, por lo que chocan violentamente con las autoridades.

– Están animados por una convicción escatológica del Apocalipsis: se acerca el final de los tiempos, el Juicio que premiará a los elegidos y castigará a los infieles, la instauración por un tiempo del reino de Cristo y sus santos en la Nueva Sión terrena.

– ‘’Anabaptistas’’ porque ‘’rebautizaban’’ a los adultos, como señal de aceptar su elección: una aberración para la mayoría, que mantenían el bautismo inmediato como seguro de salvación frente a una mortalidad infantil muy elevada.

– Los hubo pacíficos, víctimas de las autoridades civiles y perseguidos por todas las iglesias, que establecieron pequeños grupos dispersos desde Suiza hacia los Países Bajos y hacia Bohemia.

– Otros, en cambio, en circunstancias excepcionales, adoptaron formas violentas, como ocurrió en Münster(1534-35):

Un panadero de Haarlem, Jan Mathijs, y un sastre, Juan de Leyden, desde los Países Bajos, acaudillaron un movimiento anabaptista masivo en una ciudad que se había pasado a la Reforma y que el obispo católico


mantenía cercada para recuperar su señorío. En un ambiente de exaltación apocalíptica y profética que


sublimaba las duras condiciones materiales del asedio se produjeron fenómenos extraños, como la imposición de la poligamia o la proclamación del sastre como rey ‘’del pueblo de Dios de la Nueva Sión’’. La victoria militar de los príncipes aliados católicos y luteranos, y el escarmiento brutal acostumbrado en tales casos, terminaron con aquella locura colectiva. El pueblo de Westfalia y de los Países Bajos, expectante, se desengañó de tales sueños apocalípticos, y el anabaptismo casi desapareció.


Calvino y la segunda oleada de la Reforma



Calvino (1509-1564), en medio del mundo reformista que se interroga, hacia 1540, sobre las finalidades del movimiento desatado veinte años antes, que desea una revisión más profunda de las tradiciones y que quiere, con un nuevo impulso, afirmar aún más claramente la trascendencia divina, ofrece una doctrina clara, lógica hasta sus últimas consecuencias, accesible a todos.

– Juan Calvino procedía de una familia burguesa que le pudo costear una esmerada educación (humanidades en París, derecho en Orleans y Bourges). Recibió órdenes eclesiásticas pero nunca estudió formalmente teología.

– Evolucionó lentamente desde círculos erasmistas y evangelistas hacia el luteranismo, arrastrado más por el deseo de restaurar la verdadera iglesia y la gloria de Dios en la tierra que preocupado por la salvación de su alma.

– En marzo de 1536 aparece en Basilea una gran obra en latín (Chistianae religionis Institutio), dedicada al rey de Francia, cuyo autor es un joven clérigo ya conocido que desea aclarar las posiciones de los reformistas y dar a los fieles una interpretación verdadera de las Escrituras.

– Se trata de una exposición sistemática de la doctrina evangélica, en defensa de los protestantes franceses, dedicada a Francisco I.

– El texto aparece en un momento favorable, si se examina la situación de la Reforma en Europa. Después de los rápidos progresos de las ideas evangélicas, acogidas favorablemente en los medios en que se manifestaba más fuertemente la exigencia religiosa, reinaba cierta confusión.

La ortodoxia calvinista

– Calvino parte de la necesidad de dar a la Reforma un cuerpo lógico de doctrina, sacando todas las conclusiones de las primeras afirmaciones fundamentales de Lutero: la impotencia del hombre, la gratuidad de la salvación y la primacía absoluta de la fe.

– La base es la oposición de la trascendencia divina y la maldad humana.
El Dios de Calvino es verdaderamente el Todopoderoso, el Incognoscible, cuya voluntad no se puede discutir. Es el Dios que exige el sacrificio

de Isaac.

– En lo que se refiere al hombre, después de Adán, está completamente en desgracia. Para Lutero, la voluntad humana no puede más que hacer el mal, pero Calvino no quiere atribuirle toda la responsabilidad.

– También la razón humana está ‘’pervertida’’ y es incapaz de ‘’mantener el recto camino para buscar la

Verdad’’. Al elevar así a Dios y rebajar la criatura, Calvino puede acentuar aún más el carácter gratuito y

asombroso de la Gracia.


Dios nos habla mediante las escrituras, que establecen así un vínculo. Como en el caso de todos los reformados, Calvino plantea la primacía de las Escrituras, que contienen todo lo que Dios nos quiere dar a conocer (con atención especial al Antiguo Testamento, donde se refleja la norma del Dios Todopoderoso).

Dios nos justifica por su gracia

Lo mismo que para Lutero, Calvino cree que la fe es un puro don de Dios y está fundada en el sacrificio perfecto de Cristo, cuya resurrección es testimonio de verdad.

– Así se coloca al creyente en una confianza total en la Palabra de Dios, y la fe le da la voluntad de someterse a la ley. Pero la salvación sigue siendo gratuita, pues nuestra naturaleza conduce al pecado, incluso después de la infusión de la gracia. Nuestra voluntad es sierva, por lo que merecemos la muerte eterna.

– Pero Dios predestina a la salvación, sin que podamos tener ninguna certeza ni satisfacer ninguna curiosidad.

El fiel debe confiar en Dios y someterse a su juicio.

– La doctrina de la predestinación ya la encontramos en Lutero y en San Agustín, pero Calvino la sitúa en el primer plano, no con la intención de inducir al fiel a la desesperación, sino para incitarlo a una total confianza en Dios. Pues, para Calvino, el mismo hecho de recibir su Palabra es ya un signo de si Misericordia.

Dios nos ayuda por su Iglesia

La verdadera Iglesia, conocida solamente por Dios, es la de los redimidos, pero la Iglesia terrestre ha sido instituida para consolar al fiel.

– Las oraciones, el culto y los sacramentos son otros tantos medios de rendir homenaje, de adorar la omnipotencia

divina, de manifestar nuestro confiado abandono, de vivir mejor la vida de la fe.

– Así pues, la forma de la Iglesia no es indiferente puesto que está querida por Dios. Y Calvino la precisa en su obra.

– Si bien no existe el sacerdocio, en el sentido católico del término, si existen los ministerios, dones del Espíritu Santo, cuatro según Calvino. Organización muy fuerte que contrasta con la diversidad de las iglesias luteranas.

– Los sacramentos son instituidos por Dios para dar al fiel la fuerza de perseverar en la fe y la confianza en su elección, manifestada ya por el don de aquella.

– Son algo más que una simple conmemoración (más cerca de Lutero que de Zwinglio), pero no actúan más que si la fe está presente en el corazón del fiel (al revés de la doctrina católica, en la que actúan por su propia fuerza).

– No admite más que dos: el bautismo, que nos es dado por Dios, y la comunión, dada como alimento espiritual.

– Si Lutero se asoció a una reforma de la doctrina, el calvinismo fue sentido como su perfeccionamiento, como su consumación consecuente en una auténtica reforma de la vida.

– Calvino habría sabido dotar al protestantismo, en su segunda etapa, de una disciplina eclesiástica clara, de un culto ordenado y un modelo eficaz de iglesia capaz de dar réplica al renovado catolicismo de la Contrarreforma.

Expansión del calvinismo


– El calvinismo se extendió en medio de graves convulsiones políticas, en las que tuvo no poca responsabilidad.

En muchos casos necesitó de la violencia para incrustarse entre las iglesias luterana, católica y anglicana, bien asentadas ya a mediados del XVI.

– Éxito debido al ser una doctrina lógica y armoniosa, que ofrecía un tipo de iglesia dinámica que respondía a las necesidades de orden y encuadramiento de la mayor parte de los fieles.

– Francia y Países Bajos:

§ Propagación precoz y éxito rápido.

§ Evangelismo (hacia 1540) se encuentra desorientado. Carácter germánico y estadista del luteranismo, la adustez del sacramentarismo y los excesos de los anabaptistas frenaban los progresos de la Reforma.

§ Mayoría católica obliga al Estado a perseguir a los herejes, y se hacía sentir la ausencia de una Iglesia

fuerte y organizada.

§ A todos los que eran cautivados por las nuevas ideas, Calvino les daba lo que deseaban.

§ Organizadas y apoyadas desde el exterior, las iglesias reformadas de estos países, a pesar de las

persecuciones, progresan rápidamente en pocos años.

– Islas Británicas: estuvo a punto de triunfar después de la muerte de Enrique VIII y bajo la regencia de María de Guisa en Escocia. Anglicanismo.

– Europa central y oriental:

§ El calvinismo chocaba con las iglesias luteranas establecidas por los príncipes.

§ La única manera de fundar una iglesia calvinista era por medio de la conversión de los soberanos.

§ Así, al adoptar el calvinismo, Federico III (1559) hace de su Estado renano un nuevo centro de difusión de la doctrina.

§ Catecismo de Heidelberg (1563) se convierte en la segunda mitad de siglo en el texto de referencia del calvinismo europeo.

§ Al tiempo, es adoptado por la iglesia de Holanda, las iglesias suizas después de la muerte de Calvino y, luego, por los Estados alemanes, que se alinean, por voluntad de sus soberanos, junto al calvinismo

(Nassau en 1578 y Bremen en 1580).

§ La influencia calvinista se manifiesta, igualmente y al mismo tiempo, contra el catolicismo y el

luteranismo, en Hungría, Bohemia y Polonia.

El cisma inglés. Anglicanismo


– Ofrece el ejemplo de una reforma querida y dirigida por el príncipe (Enrique VIII), que, a pesar de su carácter artificial original, se mantiene hasta la época contemporánea, sin duda porque respondía a una necesidad.

– El drama de conciencia de Enrique VIII (1509-1547) fue decisivo en el inicio de la ruptura con Roma.

– 1525 el rey se encontró con que no era razonable esperar descendencia masculina de su mujer, Catalina de Aragón (1485-1536). Sólo una hija y cinco nacimientos malogrados avalaron su aprensión de vivir en pecado con la que había sido su cuñada (mujer de su hermano Arturo). Castigo de Dios.

– Además la casa Tudor había ascendido al poder muy recientemente (1485), tras la Guerra civil de las Dos Rosas y necesitaba un heredero para asegurar la continuidad dinástica.

à Intenta anular su matrimonio con Caterina (nieta Reyes Católicos) y casarse de nuevo. El proceso de nulidad, impulsado por el canciller Thomás Wolsey, fue avocado por Clemente VII a Roma en 1529 y ralentizado por los intereses diplomáticos de Carlos V, sobrino de Catalina. Entonces el rey decidió romper con la jurisdicción de Roma.

– 1533, Thomas Cranmer, el nuevo primado de Canterbury, declaró nulo el matrimonio del rey y válido el

contraído con Ana Bolena, ya embarazada.

– 1534, el Parlamento aprueba las grandes leyes cismáticas con Roma, y entre ellas el Acta de Supremacía:
El rey sería ‘’la única cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra’’.

– La ruptura, política que no religiosa, contó con el amplio respaldo parlamentario pero también con la oposición de algunos católicos (encarcelamientos y algunas ejecuciones como la de Tomás Moro, ex Canceller y notable humanista).

– Supresión de conventos, monasterios y incautación de bienes eclesiásticos puso en manos del rey enormes propiedades, con la que generó una clientela nobiliaria y eclesiástica agradecida. Pero también provocó el

descontento del campesinado, que resultó problemático en el Norte pero que sufrió una gran represión.

– Enrique VIII, con apoyo del Parlamento, reguló la doctrina y la liturgia de la iglesia inglesa con gran prudencia y una calculada ambigüedad.

– Aunque rebelde a Roma, siguió siendo antiprotestante, como se había manifestado en su Afirmación de los siete sacramentos (1521) contra Lutero, que le había valido de León X el título de Defensor de la Fe.


– Aun así con el tiempo, aunque esencialmente católico, hace algunos cambios propios de la Reforma:

supremacía de la Escritura, liturgia en inglés, celibato sacerdotal voluntario, reprobación de indulgencias y reliquias… Y se echa atrás más tarde en algunas medidas (ex: celibato obligatorio)

– Con todo, en estos años se fue difundiendo el uso de la Biblia en inglés, acompañada de un Homiliario de carácter reformista de Cranmer.

– El breve reinado de un menor, Eduardo VI (1547-1553), permitió a los elementos más claramente

protestantes, encabezados por Cranmer, avanzar, esta vez sí, en el sentido de la auténtica Reforma doctrinal.

– Se combinaron formulaciones luteranas y zwinglianas junto con elementos todavía católicos. Pero lo que el pueblo pudo percibir, como en todas partes, fueron los cambios litúrgicos que conllevaban:

– La misa dejó de contener la idea de sacrificio y de presencia real de Cristo: los altares se sustituyeron por simples mesas de madera.

– Liturgia volvió al inglés.

– Cobra más importancia la Palabra (predicación, rezo y canto de salmos).

– Desaparece la misa diaria, los vasos litúrgicos y otros objetos sagrados fueron incautados.

– Se abolieron las fundaciones de misas.

– Obispos y presbíteros mitigaron su condición sagrada: pudieron volver a casarse.

– Solo se reconocen dos sacramentos, Bautismo y Cena: los rituales del matrimonio, de difuntos, de

ordenación perdieron su antiguo esplendor.

– Lo mismo que con Enrique VIII, los cambios se introdujeron como obligación uniforme para todos.

– Pero un nuevo cambio en el trono alteró radicalmente la evolución de la iglesia en Inglaterra, pero también por poco tiempo.
María Tudor (1553-1558), hija de Catalina de Aragón, casada con Felipe II de España, pretendió la restauración del catolicismo.

– Para ello se ayudó del episcopado más moderado que había promovido su padre (canciller Gardiner; obispo de Canterbury Reginald Pole).

– El Parlamento no planteó problema y derogó la legislación anterior. Paulo III les absolvió del cisma y reconoció las secularizaciones que se habían producido.

– No obstante, aunque le aconsejaron prudencia, quizás en un exceso de celo religioso, purificando el reino, procede a quemar 273 herejes, entre los que se contaba Thomas Cranmer. Como finalmente triunfó la Reforma, la reina pasó a la historia inglesa como ‘’Bloody Mary’’.

– Si, hasta entonces, el pueblo inglés había asociado la causa protestante al expolio de las iglesias, a la

irreverencia y a la anarquía religiosa, ahora comenzó a verla como modelo de virtud y de resistencia nacional frente a la tiranía papista.

– El largo reinado de Isabel I (1558-1603) permitió la afirmación paulatina del ‘’anglicanismo’’ como una variante de la Reforma protestante.

– Se restablecen las medidas llevadas a cabo en años anteriores (Acta de Supremacía, por ejemplo), y es vuelta a excomulgar por Pío V.

Powere

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