Proyecto republicano de Francisco de miranda

ALGUNOS ARTÍCULOS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1931
CLASIFICACIÓN: La Constitución de 1931 es un proyecto elaborado por la Comisión Constitucional presidida por el socialista Luis Jiménez de Asua y aprobada por las Cortes Constituyentes. La Constitución fue aprobada en Cortes el 9 de Diciembre de 1931, encuadrada en la II República española. El lugar fue el Congreso de los Diputados en Madrid, el destinatario es público, la naturaleza es jurídica de contenido político , el ámbito nacional y la fuente primaria.
ANÁLISIS: El tema es una selección de artículos de la Constitución de 1931.
Podemos separar el texto en distintos artículos: el primer artículo expone el régimen político (república democrática), la soberanía del pueblo y la bandera republicana; el tercer artículo señala que España es un estado aconfesional (no tiene ninguna religión oficial); en el artículo 11 se observa que unas provincias que comparten límites si quieres y comparten algunos rasgos pueden convertirse en una regíón autónoma; el artículo 26, señala que no habrá ayudas al clero así como se eliminan las Órdenes religiosas que no obedezcan al Estado; el artículo 36 señala que a partir de los veintitrés años todas las personas tienen los mismos derechos y el artículo 67 y 68 expone que el presidente de la República es el Jefe del Estado, el que representa a la Nacíón y es elegido por las Cortes.


COMENTARIO: Caída de la monarquía tras el triunfo de los partidos republicanos en las elecciones municipales convocadas por el almirante Aznar para volver a la normalidad de la Constitución de 1876, tras la Dictadura de Primo de Rivera, como si nada hubiera pasado. Pacto de San Sebastián par acabar con la monarquía. Proclamada la II República es necesario dotarla de una legalidad constitucional fruto de la soberanía popular. Es necesario buscar soluciones a los problemas políticos y socioeconómicos del país. Diciembre de 1931. Preside el gobierno
Alcalá Zamora. Gobierna una coalición de republicanos de izquierda y socialistas que han comenzado una serie urgente de reformas: del ejército, de la legislación laboral y los salarios mínimos del campo, de creación de escuelas y fomento de la cultura en el pueblo… La Constitución se aprueba con la oposición de los republicanos de derecha, como Maura o Alcalá Zamora, que acabará dimitiendo y aceptando tras la aprobación de la Constitución el cargo de Presidente de la República.. Cuando el Partido Radical y la CEDA lleguen al poder en 1933 harán todo lo posible por modificarla. Se aprueba también ante la indiferencia de los anarquistas que, fuera del juego político, buscan una revolución social que resuelva el problema de la propiedad de la tierra y el de los jornaleros del campo. La radicalización del movimiento obrero a partir de 1934 restará apoyos al proyecto democrático burgués. Estará vigente sólo 5 años, en Julio de 1936 comienza la Guerra Civil y con ella el principio del fin del proyecto republicano y de la Constitución de 1931. En un contexto internacional muy complicado: crisis económica de los años 30 y ascenso de los totalitarismos.En conclusión, la Constitución republicana de 1931 era claramente democrática, laica y progresista, inspirada en las más avanzadas de la época, y permitía el desarrollo de un sistema político abierto a izquierdas y derechas, Sin embargo, no fue una Constitución de consenso.


CLASIFICACIÓN: El autor es Manuel Azaña, político del partido de Acción Republicana. Fue ministro, presidente del gobierno y en el momento de este discurso presidente de la república, este es su último discurso. La fuente es primaria, la naturaleza circunstancial de contenido político y el ámbito es nacional. El lugar fue en el salón de Cent del ayuntamiento de Barcelona.
Los destinatarios son los miembros del gobierno, del ayuntamiento, de la diputación, diputados de las cortes y diplomáticos.
El discurso data del 18 de Agosto de 1938 encuadrado a los dos años del comienzo de la Guerra Civil.
El discurso muestra una clara intención de preparar a la opinión pública de la zona republicana para aceptar una mediación internacional y no prolongar la guerra.

ANÁLISIS: El texto es un fragmento del discurso de Azaña en el que se hace un llamamiento a la reconciliación y a la tolerancia ante una guerra que da por perdida. Comienza este fragmento usando la imagen de un volcán que entra en erupción y cambia radicalmente el aspecto del terreno. Así ve Azaña la guerra, como algo irreversible, algo que cambiará el futuro aunque no se sabe cómo, el futuro es según sus propias palabras “un profundo misterio”. Pero a ese futuro incierto es al que dirige su reflexión, a ese día en el que los españoles, en paz, “se pongan a considerar lo que han hecho durante la guerra” y saquen alguna lección y el mayor bien posible de ella: la reconciliación nacional. Azaña quiere que la guerra acabe, ha dedicado a ello grandes esfuerzos desde que comenzó, y es pesimista por la inacción del Comité de No Intervención. Quiere que la guerra acabe, pero no quiere una paz sin condiciones, quiere “Paz, Piedad, Perdón” Es la suya una reflexión moral, no política, en palabras de J. Tusell de una “lucidez emotiva y desolada”. COMENTARIO DE TEXTO: Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de Febrero de 1936, Manuel Azaña se convierte en Presidente de la 


República en sustitución de Alcalá Zamora. Apenas dos meses después de ocupar el cargo estalla la Guerra Civil. Desde el comienzo de la guerra hay dos Españas, la de los sublevados dirigida por el ejército con mano de hierro, y la republicana que ha de afrontar el desmoronamiento del ejército, la irrupción de las milicias de partidos y sindicatos difícilmente controlables por el Gobierno, hasta que en Octubre de 1936 Largo Caballero organiza el Ejército Popular. Además la República se tiene que enfrentar a sus propias divisiones internas entre los que priorizan la guerra (republicanos, socialistas, comunistas) y los que creen que se puede, a la vez, ganar la guerra y hacer una revolución social (anarquistas y el POUM). Se tiene que enfrentar a la soledad internacional a la que la condena el Comité de no Intervención que impide la llegada de armamento a la República, pero no hace nada para frenar la ayuda de Hitler y Mussolini a los militares sublevados dirigidos por Franco. La República no obtendrá más ayuda externa que la enviada por la URSS, pagada con el oro del Banco de España, y la de las Brigadas Internacionales. El esfuerzo de Azaña durante toda la guerra se ha centrado en denunciar la intervención extranjera junto a los sublevados y en avisar a los otros países democráticos europeos de que la guerra de España era el primer capítulo de la guerra que ellos sufrirían después ( II Guerra Mundial). En el interior del país, en este momento, se enfrenta Azaña a su propio presidente de Gobierno, Juan Negrín, partidario de prolongar la guerra hasta que estalle el conflicto europeo: “resistir es vencer” era su lema. Por otro lado, Franco también rechazaba cualquier opción que no fuese la rendición incondicional. Militarmente la República estaba muy debilitada tras la Batalla de Teruel y la división en dos del territorio republicano que dejaba a Cataluña aislada del resto del territorio. El último gran esfuerzo bélico de la República, la Batalla del Ebro, entre Julio y Noviembre de 1938. 

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