Regencia de María Cristina estatuto real

Durante el reinado de Isabel II se produjo el paso definitivo del Antiguo Régimen al régimen liberal, y esto produjo cambios importantes: se configuró una monarquía c9stitucional, se sentaron las bases de una economía capitalista y desaparecíó la sociedad estamental para aparecer una sociedad de clases. La instauración del liberalismo traerá consigo la existencia de instituciones cuyos componentes saldrán de partidos políticos. Los dos grandes partidos de esta época serán el Moderado y el Progresista (ambos defensores de la monarquía constitucional). Pero, la burguésía agraria (nobleza más burguésía financiera) controlará a través del Partido Moderado el sistema político mediante el sufragio censitario. Será un sistema en el que participará poca gente.

Este período se abre con una guerra civil que por un lado plantea un problema sucesorio (Fernando VII pone en vigor una Pragmática Sanción, con la que se derogaba la Ley Sálica y esto abrirá un enfrentamiento entre la hija del rey Isabel y el candidato al trono hasta el nacimiento de ésta, Carlos Mª Isidro, hermano del rey, que no acepta la legitimidad de la Pragmática). Por otro lado, la guerra también representa el choque entre dos modelos contrarios de sociedad. Carlos Mª Isidro defenderá la sociedad tradicional (privilegios y fueros), el sistema absoluto y el mantenimiento del poder de la Iglesia católica. Los derechos al trono de Isabel dependerán de la búsqueda de apoyos entre los liberales más moderados, defensores del cambio y la modernización del país. La guerra se prolongó desde 1833 a 1840.  Los carlistas tuvieron líderes muy importantes como el general
Zumalacárregui y organizaron la guerra con el método de guerrillas; consiguieron muchas victorias, pero el carlismo nunca logró generalizar el conflicto más allá de las zonas en las que tenía fuertes apoyos (norte y levante peninsular). Tras la muerte de Zumalacárregui, la guerra tuvo como protagonistas militares al liberal
Baldomero Espartero y al carlista
Rafael Maroto. A partir de entonces su evolución fue favorable al ejército isabelino debido a que era mucho más potente y a la división de los carlistas en: intransigentes o partidarios de continuar la guerra, más cercanos a D. Carlos y transaccionistas, partidarios de llegar a un acuerdo con el bando isabelino. Por fin, el jefe de los transaccionistas, el general Maroto, acordó en nombre del ejército carlista la firma del Convenio de Vergara (1839) con el general Espartero. Los términos del acuerdo establecían intentar el mantenimiento de los fueros en las provincias vascas y Navarra y la integración de la oficialidad carlista en el ejército real. Después de esta negociación, se llegó a la reafirmación de los fueros, aunque en 1841 se aprueba una la Ley Paccionada (pactada) con los navarros, según la cual desaparecía el Reino de Navarra y pasaba a ser provincia foral y poniendo fin a su exención militar. Sin embargo, se manténía una amplia autonomía fiscal. En las provincias vascongadas se mantienen privilegios fiscales y militares que terminarán tras su derrota en la 3ª guerra carlista (1876). Tras esto, Carlos marchó exiliado a Francia, aunque la derrota militar del carlismo no significó su desaparición ya que habrá dos guerras carlistas más y se mantendrá, aunque sustancialmente cambiado, hasta prácticamente la actualidad. Desde el punto de vista político, Isabel asumíó la corona y su madre, Mª Cristina, actuó como Regente hasta 1840. El estallido de la guerra provocó hacer ciertas concesiones a los liberales, contrarios a Carlos Mª Isidro. Se nombra jefe del gobierno al liberal moderado
Martínez de la Rosa y se procede a la elaboración del “Estatuto Real” de 1834, una Carta que establecía un Parlamento bicameral que votaba los impuestos, pero sin iniciativa legislativa sin la aprobación real. Las Cortes tenían sólo carácter consultivo y sólo representaban a una minoría de la población (las clases acomodadas). Esto aumentó las diferencias entre liberales moderados y progresistas y en el verano de 1835 los progresistas protagonizaron numerosas revueltas urbanas, descontentos por las tímidas reformas realizadas. Mª Cristina mandó formar gobierno a un liberal progresista, Mendizábal, que inició un programa de reformas, respecto a la propiedad agraria. Esta incluía: -la desaparición del régimen señorial (convirtiendo a los señores en propietarios) -la liberación de las tierras sometidas a mayorazgo (sus propietarios pueden utilizarlas libremente) -la desamortización de los bienes del clero en 1836 y 1841 para conseguir recursos con los que organizar el ejército contra el carlismo entre otras cosas.  En este período se elabora la Constitución de 1837. Realizada desde la perspectiva progresista, incluía: la soberanía nacional, una declaración de derechos de los ciudadanos, la división de poderes, la confesionalidad del Estado y un sistema electoral que manténía el sufragio censitario. En las elecciones de Septiembre de 1837 ganaron los moderados y pasaron a ocupar el gobierno. En 1840 preparan una ley electoral más restrictiva, la limitación de la libertad de imprenta y una ley de Ayuntamientos que da a la Corona la facultad de elegir a los alcaldes de las capitales de provincias. El apoyo claro de la regente a estas medidas provocó un enfrentamiento abierto con los progresistas y se iniciaron movimientos populares de protesta. 


Antes de ceder a la presión de la población Mª Cristina renuncia a la regencia. Los sectores progresistas ofrecieron la regencia a un general prestigioso y progresista, vencedor en la guerra carlista: el general Espartero.  Gobernó de forma autoritaria y en 1842 abríó el mercado español a los tejidos de algodón ingleses, amenazando a la industria catalana y provocando, en Barcelona un grave descontento tanto entre la burguésía como entre las clases populares que veían peligrar sus puestos de trabajo. Mandó bombardear la ciudad y se puso en contra a Cataluña y a buena parte de su partido.
Espartero dimitíó y se exilió a Inglaterra. Para no nombrar un tercer regente, las Cortes decidieron adelantar la mayoría de edad de Isabel II y la proclamaron reina a los trece años.  Las elecciones de 1844 dieron el poder a los moderados, con total apoyo de la Corona. Al frente del gobierno se puso al general Narváez, que defendía un liberalismo basado en valores como el orden y la propiedad y apoyado en las capas altas de la sociedad. En 1845 se promulgaba una nueva Constitución de carácter conservador que marca una tendencia pendular y partidista en nuestras Constituciones: soberanía conjunta de la corona y las Cortes; exclusividad de la religión católica; restricción del derecho al voto (se sube la renta necesaria para participar en las elecciones); y los artículos referentes a los derechos se mantienen de la Constitución del 37. Se construye un Estado caracterizado por el centralismo y la uniformidad: se pone en marcha un sistema tributario basado en dos impuestos esenciales: uno directo, aplicado a cada persona en función de su propiedad; y otro indirecto, que gravaba el consumo de los productos de primera necesidad y que provocó descontento entre la población más humilde, un único sistema de pesos y medidas (sistema métrico decimal), un Estado con competencias educativas, un mismo Código Penal… Pero en este período las Cortes no tuvieron casi relevancia, la vida política se desarrollaba alrededor de la corte, a través de “camarillas” que pretenden el favor de la reina o del gobierno. En 1854, la actitud del gobierno provocó: el pronunciamiento de Vicálvaro, dirigido por el general O’Donnell.  Espartero forma gobierno y ocupó el poder dos años. Se inició la elaboración de una nueva Constitución que no llegó a ser promulgada (1856). Pero las dos medidas más importantes fueron: la reanudación de la desamortización (1855) a cargo del ministro Madoz que afectaba sobre todo a los bienes de los Ayuntamientos y la construcción del ferrocarril, para lo que se elaboró una Ley General de Ferrocarriles que subvencionaba a los empresarios que participaran en ella. Pero estas medidas no variaron la forma de vida de la gente humilde, generándose un clima de gran conflictividad social (1ª huelga general en Barcelona en 1855 pidiendo mejoras en los salarios y reducción de la jornada laboral y un gran levantamiento en el campo castellano) que obligó a dimitir a Espartero y la reina confió el gobierno a O’Donnell que reprimíó duramente las protestas. Durante la última etapa la reina confió la formación del gobierno a los políticos de la Uníón Liberal (partido creado por O’Donnell como una opción “centrista” entre los dos partidos clásicos) y a los del Partido Moderado. Fue un período de cierta estabilidad política dominada por la vuelta al conservadurismo. La Constitución de 1845 fue restablecida. Pero estos gobiernos fueron incapaces de afrontar la oposición política de los demás partidos (progresistas, demócratas y republicanos), así como la crisis económica que afectaba a todos los sectores de la economía. Y esto provocó que amplios sectores de la sociedad empezaran a plantearse la necesidad de hacer un cambio que implicaba la caída de la propia monarquía.

3. CONCLUSIÓN

Realmente, en esta época se produjo la implantación en España de un régimen constitucional. Pero se trató de un proceso muy especial: la guerra carlista lo marcó y lo convirtió en un proceso político caótico y difícil. Tuvo una consecuencia importante: fue el ejército y no la propia sociedad, el verdadero instrumento de la revolución liberal. También fue un apoyo indispensable para forzar a la Corona a entregar el poder a moderados o progresistas. Como consecuencia, en España la intervención militar se convirtió en un fenómeno crónico. 

Por otro lado, salvo la breve etapa del bienio progresista existe en este período un modelo político conservador con el que se identifica la reina, de manera que quedan al margen del sistema amplias capas de la población que entrarán con mucha fuerza al final de la década de los 60, dando lugar al derrocamiento de la dinastía reinante en España desde el s. XVii

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *