Reinos cristianos en la Edad Media

EPÍGRAFE 2.1: AL ÁNDALUS: LA CONQUISTA MUSULMANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. EMIRATO Y CALIFATO DE CÓRDOBA La presencia musulmana en la Península Ibérica puede explicarse a partir de dos factores históricos simultáneos: la crisis interna de la monarquía visigoda y el movimiento expansivo del Islam desde el año 634. La monarquía visigoda estaba dividida por una disputa de bandos entre el rey
Roderico (el Don Rodrigo de las crónicas), y Agila o Egila hijo del rey anterior llamado Witiza. Según algunas crónicas los “witicianos” pudieron solicitar la ayuda de los musulmanes asentados al norte de África para recuperar el trono. Tarik, lugarteniente del gobernador musulmán del norte de África, Muza, vencíó fácilmente al rey Rodrigo y con él a la monarquía visigoda en la Batalla de Guadalete (711), iniciando la conquista de la Península Ibérica. Comienza así el Emirato Dependiente (714-756). En este periodo, AlAndalus fue un valiato o provincia del Califato Omeya de Damasco. Fueron años de gran inestabilidad política por enfrentamientos internos y con los cristianos (Covadonga, año 722 y Poitiers (732)). A mediados del siglo VIII los Omeyas de Damasco son víctimas de la revolución Abassí aunque uno de sus miembros logra escapar y proclamarse emir de Al-Ándalus en el 756. Se trataba de Abd-al-Rahman I, con quien comienza el Emirato Independiente (756- 929), un periodo de reorganización y consolidación del poder musulmán en Al-Ándalus. En el 929 se proclama califa Abd-Al –Rahman III con lo que se inicia el Califato de Córdoba (929-1031). Corresponderá al periodo de máximo esplendor político, cultural y artístico de la presencia musulmana en la Península. A lo largo del Siglo X se sucederán varios califas hasta que con Hixem II, su primer ministro, Almanzor, ejercerá el poder directamente. La muerte de Almanzor (1002) abríó un periodo de guerras civiles que terminará con la destitución del último califa Hixem III y la desaparición del califato de Córdoba en 1031. En su lugar surgíó un mosaico de pequeños reinos, llamados de taifas.


EPÍGRAFE 2.2: AL ÁNDALUS: REINOS DE TAIFAS. REINO NAZARÍ Entendemos por Al Ándalus el territorio peninsular dominado por los musulmanes entre el 711 y el 1492. En el 1031 tras una serie de conflictos civiles desaparece el Califato de Córdoba que queda disgregado en multitud de Reinos de Taifas. La división en taifas no supuso su declive económico, cultural, o científico, aunque sí una gran debilidad política y militar frente a los reinos cristianos del norte. Se distinguen tres periodos de taifas que se alternan con la dominación de poderes norteafricanos (almorávides y almohades): Primer periodo de taifas: La debilidad de los primeros taifas hizo posible el avance cristiano durante el Siglo XI. En el año 1085 Alfonso VI conquista la taifa de Toledo lo que provoca en los taifas la solicitud de ayuda a los almorávides (pueblo bereber ultraortodoxo) que detienen el avance cristiano e incorporan Al-Álandus a su Imperio entre 1090 y 1145. Eran una minoría ruda e intolerante, ajena a la sociedad y a la cultura de Al-Ándalus y acaban fragmentándose dando inicio en 1145 al segundo periodo de taifas. De forma similar al periodo anterior, la presión cristiana desde el norte se suma ahora a la presión musulmana de un nuevo poder en el norte de África: los almohades. Este grupo era aún más integrista que el anterior. Volvieron a reunificar Al-Ándalus y contrarrestaron el avance cristiano (Alarcos, 1195), pero en el 1212 varios reinos cristianos (Castilla, Aragón y Navarra) se unen y les vencen en las Navas de Tolosa lo que supondrá el principio del fin de los almohades. El debilitamiento almohade favorecíó la formación de los Terceros taifas en Al Ándalus que ya no pudieron parar el avance cristiano y acabarían sucumbiendo poco a poco. Sólo el reino de Granada conseguiría sobrevivir a partir de 1238 gracias a su relación vasallática con Castilla y a su estrategia comercial. A pesar de esta fortaleza económica, irá paulatinamente perdiendo territorios frente a la corona de Castilla hasta su definitiva desaparición tras la guerra de Granada (1482-1492).


EPÍGRAFE 2.3: AL ÁNDALUS: ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA Al-Ándalus se insertó plenamente en el mundo económico del Islam. Ello supuso que la economía del territorio musulmán, a diferencia de lo que sucedía en los territorios del Norte, fuera esencialmente urbana y de gran dinamismo. La base de la economía radicaba en la agricultura y esta, a su vez, se basó en la explotación de latifundios, donde se cultivó la trilogía mediterránea (vid, olivo, ceral). Introdujeron nuevos sistemas de riego (norias, canales, acequias de derivación…) y cultivos (cítricos, el arroz, el algodón, la caña de azúcar, el azafrán, etc). La industria manufacturera destacó la producción textil—especialmente la seda—, la cerámica, armas, papel, vidrio, marroquinería y orfebrería. Se comerciaba tanto con Europa como con el resto peninsular cristiano y con Oriente (especias, oro y esclavos). La sociedad de Al-Ándalus se dividía principalmente en musulmanes (árabes, sirios, bereberes y muladíes), no musulmanes (mozárabes y judíos) y esclavos. Los árabes eran una minoría y constituían el sector dominante de la sociedad posición por la que rivalizaban los bereberes y en menor medida los muladíes. A los mozárabes y judíos se les permitía conservar prácticas religiosas a cambio del pago de tributos. Los judíos gozaban de gran tolerancia lo que contrastaba con la época visigoda. En lo que a la vida intelectual, científica y artística se refiere Al Ándalus se convirtió en un espacio cultural de enorme prestigio tanto en el mundo islámico como en la Europa medieval cristiana. Especialmente durante el Califato, Córdoba se convirtió en un referente cultural en el que prosperaron las matemáticas, la astronomía, la botánica, la medicina, la historia, la geografía y la literatura. La cultura andalusí adquiríó gran originalidad a partir de los taifas con reyezuelos que actuaron como mecenas. Destacan figuras como Ibn Hazm (“El collar de la Paloma”, Siglo XI), Averroes, Maimónides, y Abentofail (XII) e Ibn Jaldún (XIV). Mención aparte habría que hacer de su arte, donde destacó una arquitectura austera en el exterior y muy rica en el interior, de rápida construcción y con materiales pobres (el ladrillo, el yeso). La mezquita y el palacio son sus principales edificios (mezquita de Córdoba y La Alhambra).


EPÍGRAFE 2.4: LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA CRISTIANA. PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA. MODELOS DE REPOBLACIÓN Tras la desaparición del Reino Visigodo, sólo las zonas montañosas del norte de la Península se mantuvieron libres de la dominación musulmana. En la Cordillera Cantábrica surgieron los primeros núcleos de resistencia tras la batalla de Covadonga (722): Reino Astur-Leónés del que surgirá la fronteriza de Castilla que acabará logrando la independencia. En los Pirineos, tras la fragmentación de la Marca Hispánica carolingia, el Reino de Pamplona logó su apogeo en el Siglo XI con Sancho III el Mayor, que uníó a su corona, Castilla y Aragón. El Reino de Aragón osciló entre la influencia franca, musulmana y Navarra. Los Condados catalanes formaban parte de la Marca Hispánica establecida por los francos y logrará su independencia con el Conde Borrell II en el Siglo X. Tras la temprana resistencia cristiana se inicia la Reconquista en tres etapas: 1) Avances sobre los valles del Tajo y Ebro (XI-XIII). El cambio radical en la correlación de fuerzas entre cristianos y musulmanes divididos en reinos de taifas, facilita el avance cristiano (Toledo, 1085) que es detenido por los almorávides en la segunda mitad del XI. 2) Las grandes conquistas (XIII): El creciente poder de los musulmanes almohades (batalla de Alarcos, 1195), provoca la reacción de los reinos cristianos y la rotunda victoria de las Navas de Tolosa en 1212, tras la que el avance cristiano se hace imparable. 3) La Baja Edad Media (siglos XIV y XV). No había quedado más que un reino musulmán, el reino nazarí de Granada, declarado tributario de Castilla, hasta ser definitivamente sometido en 1492 tras una guerra y la entrega por capitulación de Granada. De forma paralela al fenómeno reconquistador asistimos también a un proceso repoblador que implica tanto la llegada de nuevos moradores a las áreas reconquistadas como la organización administrativa de los nuevos territorios. Dependiendo del número de efectivos demográficos disponibles y de la peligrosidad del territorio a ocupar se distinguen 4 modelos demográficos que se van sucediendo en el tiempo y en el espacio: Repoblación por presura o “aprisio” (VIIIX); repoblación concejil (XI-XII) mediante “Fueros” y “Cartas Puebla”; repoblación por Órdenes Militares (1ªmitad del Siglo XIII) y Repoblación por Repartimientos (2ª mitad XIII) divididos en donadíos y heredamientos.


2.5. LOS REINOS CRISTIANOS EN LA Edad Media: ORGANIZACIÓN POLÍTICA, RÉGIMEN SEÑORIAL Y SOCIEDAD ESTAMENTAL A inicios del Siglo XI los reinos cristianos se distribuían en tres grandes bloques políticos: el reino de León, del que surgirá el de Castilla, y el reino de Pamplona, que bajo el reinado Sancho III ejercíó la hegemonía, al oeste, y los condados catalanes y aragoneses al este. Entre los siglos XI y XIII la expansión territorial de la reconquista y las disputas entre los reinos hicieron que esta organización política se modificara. Así, al finalizar el Siglo XIII, los territorios cristianos abarcaban ya toda la Península excepto el reino musulmán de Granada y presentaban una división política que no cambiaría hasta los Reyes Católicos: la Corona de Castilla (Castilla y León), la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares), el reino de Portugal y el Reino de Navarra. El modelo político era la monarquía feudal. El rey era el primero entre iguales (Primus inter pares), con respecto a la alta nobleza.
El rey actuaba con una concepción patrimonialista repartiendo el territorio entre sus herederos o uníéndolos por matrimonio. Por ejemplo, a la muerte del rey Sancho III de Navarra en 1035, su reino fue repartido entre sus hijos Fernando I que se proclamó rey de Castilla y Ramiro I, rey de Aragón. Y en el Siglo XII, se unieron Aragón y Cataluña formando la Corona de Aragón y en el Siglo XIII, de forma definitiva, Castilla y León formando la Corona de Castilla. El organismo más importante era la Curia Real, un consejo integrado por la alta nobleza y el alto clero. A partir de 1188, a la nobleza y al clero se le unieron los representantes de las ciudades, así nacieron las Cortes Medievales en el reino de León, convocadas por el rey y en las que estaban representados los tres estamentos sociales, nobleza, clero y estado llano. Eran consultivas y aprobaban los impuestos extraordinarios o subsidios. El modelo de sociedad feudal se consolidó a lo largo de toda la Península con sus instituciones típicas como los señoríos territoriales y jurisdiccionales. Lo fundamental era la percepción de la renta de la tierra por parte del señor (desde el pago directo en especie, dinero o trabajo o por gravamen de servicios de obligado uso: pontazgo, portazgo, bosques, ríos, molinos, etc). Sólo las tierras de realengo quedaban liberadas de la presión señorial, aunque su señor es el monarca. Durante los siglos XIV y XV presión fue tan fuerte que los campesinos acabarían HISTORIA DE ESPAÑA RESÚMenes EPÍGRAFES BLOQUE 2 rebelándose en numerosos movimientos de signo antiseñorial (“guerras irmandiñas” en Galicia, “remensas” en Catañuña, “forans” en Mallorca…). La sociedad medieval estaba articulada en torno a 3 estamentos: la nobleza y el clero constituían los grupos privilegiados, mientras el estado llano estaba formado por el campesinado y una incipiente burguésía de las ciudades. Los privilegiados basaban su poder en la posesión de tierras, estaban exentos del pago de impuestos y sometidos a leyes especiales. Los campesinos manténían una situación heterogénea dependiendo de la zona geográfica pero todos ellos tenían obligaciones hacia sus señores. Además también encontramos minorías religiosas y étnicas marginadas: los judíos, mayoritariamente urbanos, y los mudéjares que vivían en el campo.


2.6. ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LA CORONA DE Castilla, DE LA CORONA DE ARAGÓN Y DEL REINO DE Navarra AL FINAL DE LA Edad Media. Durante los siglos XIV y XV asistimos a una pugna entre la nobleza y el monarca y, a la larga, a un fortalecimiento de la autoridad real en Castilla a costa de la nobleza. En el proceso de consolidación real surgen nuevas instituciones y otras se fortalecen: Las Cortes que reunían a representantes de la nobleza, del clero y de las ciudades (tercer estado); eran convocadas por el rey y, no tenían desempeño legislativo, su función principal era la aprobar el “servicio”. El Consejo Real que era un órgano de carácter técnico, formado por representantes del clero, nobleza y juristas, que asesoraba al rey en todo tipo de decisiones. La audiencia se creó como un órgano supremo de justicia que dependía totalmente del monarca y con competencias en todo el reino. Las Contadurías y nuevos impuestos como la alcabala contribuyeron a hacer más eficaz la recaudación para la corona. A nivel local desaparecen los concejos abiertos y se imponen las figuras del regidor y el corregidor. La estructura política de la C. De Aragón difería de la castellana en dos aspectos esenciales: 1) Era una confederación de territorios, cada uno de ellos con leyes e instituciones propias (Cataluña, Aragón y Valencia) y 2) La relación entre gobernantes—el rey—y gobernados se mantuvo dentro del concepto feudal del pacto entre el señor y sus vasallos Las instituciones reflejan estas peculiaridades: los virreinatos: representantes del rey en territorios en los que este no residía. Las cortes tenían función legislativa y ejercían, en cada reino, de contrapeso a la autoridad del rey, de forma que lo que acordaban era un pacto entre la corona y las cortes. Las diputaciones: Velaban por el cumplimiento de lo acordado en las Cortes. El Justicia de Aragón: fue un cargo específicamente del Reino de Aragón para la defensa de sus fueros. Los municipios en la Corona de Aragón, fueron cayendo progresivamente bajo el control de las oligarquías urbanas. El modelo político de Navarra era semejante al de Aragón. El Consejo Real actuaba como órgano asesor del rey. Las Cortes tenían un importante papel legislativo y ante ellas debía jurar el rey los Fueros del Reino. En el Siglo XIV se crea la Diputación de los Tres Estados cuya función principal era la de recaudar los subsidios aprobados por las Cortes. En cuanto a la estructura municipal manténían merindades y concejos semejantes a los castellanos.

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