Ley de colonización interior maura

9.1 Alfonso XIII Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN

Entre 1912 y 1931, Europa vivíó muchos acontecimientos como la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que fue ocasionada por las tensiones sociales, políticas y territoriales del Siglo XX. Entre 1920 y 1931, hubo un ascenso del socialismo que fue animado por el triunfo de la revolución rusa de 1917 y es contrarrestado con fórmulas autoritarias, favoreciendo el ascenso de los fascismos en Italia (1922) y Alemania (1933). Esta confrontación ideológica se vio agravado por la crisis económica del 29.

En 1900, España era un país agrario en el que la mayoría de su población campesina vivía en la miseria, por ello, los españoles, tras el desastre de 1898, se dieron cuenta del atraso que tenía España respecto a Europa. Además, había un reparto injusto de la riqueza (la tierra principalmente). Esto propició el desarrollo del movimiento obrero y campesino. Este atraso también era cultural, con altas tasas de analfabetismo. Debido a la incultura, dominaba un régimen corrupto dominado por el caciquismo en el que las instituciones no representaban al pueblo, ni en ellas y se discutía los problemas de los ciudadanos en la práctica solo representaban los intereses de la oligarquía.

En 1897 Cánovas del Castillo fue asesinado y en 1902 Sagasta se retiró de la política. Por ello se reconocíó la mayoría de edad de Alfonso XIII (16 años), gobernó entre 1902-1931 y era partidario de intervenir en el Gobierno. 

La primera etapa del reinado de Alfonso XIII estuvo marcada por el espíritu regeneracionista. A la nueva actuación seguida desde el poder se denominó el revisionismo, el cual pretendía revisar el sistema.
Pero el rey no estaba dispuesto a renunciar al protagonismo político que le provocaba la Constitución de 1876, además se inclinaba a favorecer al El jército cuando había un conflicto entre el poder civil y militar. La intervención de Alfonso XIII en asuntos políticos provocó una gran inestabilidad gubernamental.           

Los primeros intentos de reforma fueron impulsados por gobiernos conservadores, cuya intención era hacer la revolución desde arriba para evitar la revolución desde abajo. Maura propuso una ley de administración local para intentar acabar con el fraude electoral, la ley de reforma electoral de 1907. Los gobiernos conservadores también iniciaron una legislación laboral (ley de descanso dominical, ley de huelgas…). Se creó el Instituto nacional de previsión (1908) antecedente de la Seguridad Social actual. 

La ley electoral de 1907 no impidió a los caciques manipular los resultados. La crisis del 98 favorecíó en Cataluña el desarrollo del catalanismo político, la Lliga Regionalista, rompiendo el caciquismo, consiguió éxitos electorales en Barcelona, luchaba por la autonomía de Cataluña y la reforma del Estado español. 

El Partido Radical de Alejandro Lerroux consiguió un apoyo popular en Barcelona, atacando el carácter conservador de la Lliga. Otros grupos republicanos eran partidarios de un acercamiento al sistema político vigente. 

El PSOE y UGT, predominaban en el País Vasco, Asturias y Madrid. En 1907 hubo un acercamiento táctico entre socialistas, republicanos y liberales para oponerse a la política derechista de Maura. En 1909 se formó la conjunción republicano
Socialista que consiguió éxitos en las elecciones municipales, y Pablo Iglesias fue elegido diputado por Madrid en 1910 y el anarquismo continuaba dividido en diferentes tendencias.

Persistieron los atentados y bombas, pero el momento de mayor tensión fue la “Semana Trágica de Barcelona”, en Julio de 1909 que se produjo por el descontento producido por el embarque de tropas destinadas a Melilla. En la conferencia de Algeciras 1906 se había concedido a España el protectorado sobre la zona norte de Marruecos. Al intentar ocuparla, los rifeños se resistieron.

Hubo una serie desastres militares (barranco del lobo-Melilla-1909) incrementaron la impopularidad social de la presencia española en la regíón marroquí. Costaba la vida a muchos jóvenes debido al injusto sistema de reclutamiento de quintas. Cuando fueron a embarcar en Barcelona se produjo una huelga general y un movimiento insurreccional. En Julio de 1909, la revuelta alcanzó tintes anticlericales y revolucionarios. Barcelona se llenó de barricadas, mientras que el Gobierno declaró el estado de guerra y reprimíó duramente las manifestaciones. 

En el la represión fue ejecutado Francisco Ferrer i Guardia, considerado responsable de la revuelta. En consecuencia, se iniciaron protestas para exigir la dimisión del presidente, al grito de: ¡Maura, no! Y por eso Alfonso XIII lo sustituyó por el liberal Segismundo Morett, que fue sustituido por José Canalejas. 

Por la represión ejercida sobre los anarquistas de la semana trágica, los distintos sindicatos y grupos anarquistas se integraron en la Confederación nacional de trabajadores (CNT) en 1910.

Canalejas (liberal) pretendía abrir el sistema a la fuerza de la izquierda: “Yo solicito el concurso de los republicanos, socialistas y demócratas españoles”. Subíó al poder en 1910 e intento que se aprobase la Ley de las Mancomunidades. Elaboró la Ley sobre Asociaciones Religiosas, prohibiendo el establecimiento de nuevas órdenes y la apertura de nuevos conventos (ley del candado). Intentó imponer el servicio militar obligatorio. El 12 de Noviembre de 1912, Canalejas fue asesinado por un anarquista, con su muerte se frustró la posibilidad de una regeneración del sistema y se precipitó la desintegración de la monarquía parlamentaria. 

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