Trabajo del conde Lucanor

4.1 La Guerra de Sucesión Española y el Sistema de Utrecht. Los Pactos de Familia.
La muerte sin descendencia de Carlos II (1700) dará lugar a la Guerra de Sucesión (1701-1713/14) en la que se enfrentarán los dos candidatos al trono: el escogido por el monarca, Felipe de Borbón (nieto del rey francés Luis XIV) y el Archiduque don Carlos (segundo hijo del emperador Leopoldo I de Austria). Será un conflicto
tanto interno -centralismo (Felipe de Borbón) contra foralismo (Archiduque Carlos) – como externo (Francia e Inglaterra se disputarán la hegemonía de Europa). Los bandos serán: por un lado, los Borbones con el apoyo castellano, y por otro, una liga anti borbónica formada por Gran Bretaña, Holanda, los Habsburgo y la Corona
de Aragón. La guerra fue favorable a los austracistas en España hasta la batalla de Almansa (1707), y en Europa hasta 1711, cuando Inglaterra cambió de bando por la coronación del archiduque como emperador de Austria. La paz vendrá con el Sistema de Utrecht, compuesto por tratados bilaterales – paces de Utrecht (1713)
y de Rastatt (1714)- que supondrá la consolidación de Inglaterra como nueva potencia Europea;el fin de la
hegemonía francesa; la coronación de Felipe V de Borbón como rey de España; y un cambio radical en la
política exterior española: Inglaterra pasa a ser la mayor enemiga y Francia una gran aliada, a través de los
Pactos de Familia (alianzas entre los Borbones franceses e hispanos). Los dos primeros (1733 y 1743) se
firmaron durante el reinado de Felipe V y condujeron a la recuperación del reino de Nápoles-Sicilia y el
ducado de Parma. El tercero (1761, reinado de Carlos III) involucró a España en la Guerra de los Siete Años y
la independencia de los EEUU.


4.2 La nueva Monarquía Borbónica. Los Decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcance de las
reformas.
Con Felipe V llega a España el absolutismo a la manera francesa (identificación del rey y Estado). Se
reorganizará así política y administrativamente el nuevo Estado para hacerlo fuerte, centralista y unificado.
Las reformas administrativas se centrarán en la anulación del régimen foral de la Corona de Aragón, a través
de los Decretos de Nueva Planta (1707 en Aragón y Valencia, 1715 en Mallorca y 1716 en Cataluña), lo que
da lugar a la unificación jurídica e institucional en la monarquía, al anularse las antiguas leyes e instituciones
aragonesas e implantarse en toda España las castellanas. Sólo permanecieron los fueros vascos y navarros por
fidelidad a Felipe V. Asimismo, los Consejos se vieron sustituidos por cinco Secretarías, y solo se mantuvo el
Consejo de Castilla (máximo órgano político). Las Cortes de Castilla se convirtieron en Generales del Reino
(salvo de Navarra) aunque apenas tuvieron contenido. El territorio quedó dividido en intendencias (actuales
provincias) y los virreyes fueron sustituidos por Capitanes Generales. Además, se establecíó un mayor control
de la Iglesia a través de una política regalista (Concordato de 1753), y el reformismo llegó al Ejército, a la
Armada y la cultura. Debido a la situación ruinosa de la Hacienda, Felipe V obligó contribuir a los territorios
de la Corona de Aragón a la manera castellana, mientras que Fernando VI intentó cobrar en cada provincia
castellana a la forma catalana (Catastro del Marqués de la Ensenada) Por su parte Carlos III se vio obligado a
emitir deuda pública: vales reales


4.3 La España del Siglo XVIII. Expansión y transformaciones económicas: agricultura, industria y
comercio con América. Causas del despegue económico de Cataluña.
Desde finales del Siglo XVII y durante todo el Siglo XVIII se inicia una fase de crecimiento de la población
española. La agricultura era la principal actividad económica, y pese a que crecíó la productividad y
aumentaron los precios agrarios, sólo unos pocos (propietarios y arrendatarios) se beneficiaron. El motín de
Esquilache (1766) fue una advertencia de la mala situación del campesinado, a partir del cual Carlos III
emprendíó una serie de reformas que resultaron no ser eficaces:el problema quedaría pendiente para los siglos
XIX y XX. La industria apenas daba ocupación al 14% de la población, y aunque se vio incentivada, su
carácter gremial limitaba la libertad, la innovación y la competencia, y la manufactura era muy escasa. En
cuanto al comercio, el interior era poco significativo, y el exterior deficitario (se exportaban materias primas y
se importaban productos manufacturados). América era nuestra principal fuente de ingresos y por ello se
adoptaron ciertas medidas (liberalización del comercio, creación de compañías comerciales y monopolísticas)
que hicieron crecer el comercio americano. En concreto, Cataluña será la regíón más avanzada
económicamente, debido a que la situación favorable del campesino aumentó su capacidad de consumo, lo que
benefició a la producción industrial catalana. La política proteccionista de la corona hacia las indianas y la
liberalización del comercio con América favorecieron igualmente a Cataluña, que caminaba hacia la
revolución industrial.


4.4 Ideas fundamentales de la Ilustración. El despotismo ilustrado: Carlos III.
La Ilustración fue la corriente de pensamiento que se difundíó por Europa en el Siglo XVIII y que constituyó, en el caso de España, la base intelectual del reformismo borbónico. Se caracterizó por el empleo de la razón y la crítica, el fomento de la economía nacional, el desarrollo del conocimiento científico y la educación, y la
difusión, entre el mayor número de individuos posibles, del progreso y la felicidad. Pretendíó reformar el
sistema social, económico y político del Antiguo Régimen, pero lo que consiguió fue, a la larga, acabar con él.
Se conoce como despotismo ilustrado a la concepción teórica y la práctica gubernamental que adoptó la
monarquía absoluta en casi toda Europa en el Siglo XVIII como consecuencia de las ideas de la Ilustración. Su
lema “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” resume su concepción de soberanía absoluta del monarca, y
cómo este, a través de un buen gobierno, debía buscar la felicidad (bienestar material) de sus súbditos. Carlos
III es el mejor representante de esta manera de gobernar en España, y destacó por su alto grado de reformismo.
En política exterior su reinado estuvo marcado por su amistad con Francia (III Pacto de Familia, 1761) y su
enemistad con Inglaterra (Guerra de los Siete Años, independencia de EEUU). En política interior, el Motín de
Esquilache (1766) supuso un antes y un después en su gobierno: política regalista y expulsión de los jesuitas
(1767), reformas económicas, educación primaria, infraestructuras municipales…


3.1 Los Reyes Católicos: uníón dinástica e inst de gobierno. El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando II de Aragón posibilitó la uníón de las dos coronas bajo una misma dinastía (los Trastámara) pero no la creación de un estado unido: en la Concordia de Segovia (1475) acordaron gobernar conjuntamente ambos reinos, pero manteniendo la independencia institucional de cada uno. Mientras que Fernando heredó la corona al morir su padre, Juan II, en 1479; Isabel tuvo que hacer frente a una Guerra Civil contra Juana la Beltraneja (la presunta hija ilegítima de su hermano Enrique IV), hasta que las capitulaciones de AlçaCovas la reconocieron como reina en 1479. Los RRCC emprendieron una serie de
reformas tanto en Castilla como en Aragón. En Castilla, aumentaron el poder del Consejo Real de Castilla,
crearon el Consejo de Órdenes Militares, la Cancillería fue sustituida por los secretarios reales… En las
finanzas su percepción se hizo más eficaz, lo que les permitíó depender menos de las Cortes (que se convirtieron en asambleas dóciles limitadas a financiar empresas regias). Para la administración de la justicia
se creó un sistema basado en corregidores y audiencias; y para la seguridad y orden interno, la Santa
Hermandad. En Aragón, la creación del Consejo de Aragón, la Inquisición y el cargo de virrey, así como la
pacificación del campo y la ciudad de Barcelona contribuyeron al fortalecimiento del poder real. Además, se resuelve el conflicto de los payeses remensas mediante la Sentencia Arbitral de Guadalupe (1486), que supr los malos usos señoriales.


3.2 El significado de 1492. La guerra de Granada y el descubrimiento de América.
En 1492 ocurrieron acontecimientos muy relevantes para nuestra historia. En primer lugar, se dió la conquista del reino nazarí de Granada, y con ella, la culminación de la Reconquista y el fin de Al-Ándalus. Hasta 1487 se dio una campaña de guerrillas y golpes de mano, y más tarde se iniciaron los sitios y conquistas de plazas. En 1489 se cercó Granada, rendida a los Reyes Católicos el 2 de Enero de 1492 después de que el rey Boabdil firme, el 25 de Noviembre de 1491 las Capitulaciones de Granada (respeto a la religión islámica, reconocimiento de sus leyes y juicios… ) Por otro lado, en 1492 también se descubrirá América. El proyecto de Cristóbal Colón de llegar a las Indias por la Ruta Occidental fue rechazado por Portugal, y luego por Castilla, hasta que los RRCC, tras la caída de Granada, finalmente aceptaron. Así, en Abril se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, que nombraban a Colón almirante, virrey y gobernador de todos los territorios descubiertos, y le otorgaban un décimo de las riquezas obtenidas. El 3 de Agosto partieron de Palos tres carabelas, que llegarían a la isla de San Salvador (actual Bahamas) el 12 de Octubre de 1492. Colón realizaría tres nuevos viajes: 1493, 1498 y 1502. Tras el descubrimiento de América, surgieron disputas entre castellanos y portugueses. Estos últimos abogaban que según el Tratado de AlçaCovas (1479) las nuevas tierras les pertenecían. La rivalidad se resolvería con el Tratado de Tordesillas (1494) que establecía la línea divisoria a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde.


3.3 El Imperio de los Austrias. España bajo Carlos I. Política interior y conflictos europeos.
Tras la muerte de Fernando el Católico (1516) sube al trono su nieto Carlos I, y con él una nueva dinastía: los
Habsburgo o Austrias. Heredará un amplio patrimonio que le convertirá en el más poderoso soberano de la
época, pero también le ocasionará dificultades de gobierno y un alto coste económico. En política interior tuvo
que hacer frente de dos conflictos: en Castilla, la Rebelión de las Comunidades (1520-1521) en la que los
comuneros exigían, entre otras cosas, la limitación del poder real y la desaparición de la nobleza extranjera; y
en Valencia y Mallorca, la Revuelta de las Germánías (1519-1523) de carácter antiseñorial. La monarquía fue
la vencedora de ambas revueltas y se reforzó ante las ciudades y las Cortes. En política exterior, Carlos I
concibió un Imperio universal, la Universitas Christiana y la uníón de Europa, proyectos que fracasaron por la
reforma protestante. Se enfrentó a Francia por el control de Italia en cuatro guerras (1521-1544) que acabaron
con la supremacía hispana tras la incorporación del Milanesado al Imperio. Además, hizo frente a los turcos
por el control del Mediterráneo, pese a lo cual el conflicto no se resolvíó hasta la batalla de Lepanto (1571,
reinado de Felipe II). Pero el fracaso del proyecto imperial se centró en Alemania: el apoyo de Francia a las
tropas protestantes obligó al rey a firmar la Paz de Augsburgo (1555) en la que se reconocían las dos
religiones en el Imperio (cuius regio, eius religio)


3.4 La Monarquía Hispánica de Felipe II. Gobierno y administración. Los problemas internos. Felipe II heredó de su padre la parte hispánica del Imperio, así cómo sus objetivos políticos fundamentales: lucha por la hegemonía en Europa, protección de los territorios de su patrimonio y defensa del catolicismo frente a musulmanes y herejes. Estos objetivos marcaron su política exterior: vencíó a los franceses en San Quintín (1557) y a los turcos en Lepanto (1571), pero fue derrotado por Inglaterra (1585, fracaso de la Armada Invencible) y provocó una sublevación en los Países Bajos por intereses políticos y religiosos (1568-1648). Todo esto supuso un alto coste económico, pero fue fructífero con la anexión de Portugal (1580). Felipe II sustituyó el concepto de Imperio universal de su padre por el de una Monarquía Hispánica, con centro y base en Castilla (en 1561 trasladó la capital a Madrid) y las Indias como principal fuente de financiación. En política interior llevó a cabo una castellanización de sus reinos, impulsó en España la Contrarreforma potenciando la Inquisición, y aumentó el autoritarismo político y religioso (Alpujarras 1568-1570, Revuelta Foral en Aragón 1590-1592). En el Gobierno siguió un sistema polisinodial basado en el Consejo. A diferencia de Carlos I, Felipe II dio preferencia a Juntas o Consultas creadas para cada ocasión y a las que acudía un Secretario de Despacho (origen de los futuros validos). A los consejos territoriales ya existentes (Castilla y Aragón) se les añadieron otros. Las instituciones (Santa Hermandad, Hacienda… ) permanecieron, así como el sistema confederal, y en la administración de la justicia se implantó el modelo castellano en Aragón y en América.


3.5 Exploración y colonización de América. Consecuencias de los descubrimientos en España, Europa y América. La conquista de América se inició en 1499 cuando los Reyes Católicos autorizaron las expediciones de carácter privado. Fue un proceso rápido debido a la superioridad armamentística y la falta de cohesión de los imperios precolombinos. Hernán Cortés conquistó el Imperio Azteca tras una sangrienta guerra (1519-1522) que le otorgó el control de la meseta central mexicana, mientras que Francisco Pizarro conquistó el Imperio Inca (1527-1533) que comprendía los actuales Ecuador, Perú y parte de Bolivia. Durante estos años se llevaron a cabo numerosas expediciones, entre las que destaca la primera vuelta al mundo (1519-1522)
iniciada por Magallanes y terminada por Elcano. El descubrimiento de América conllevó poner en contacto
razas, religiones, idiomas y costumbres diferentes, y la mezcla de razas dio lugar al mestizaje. Asimismo,
supuso un estímulo de la actividad intelectual: Francisco de Vitoria puso las bases del derecho de gentes, hoy
derecho internacional, mientras que la denuncia del maltrato de los colonizadores a los indios llevó a la
creación de las Leyes de Burgos (1512) y las Leyes Nuevas (1542) para evitar esos abusos. En cuanto a las
consecuencias económicas, surgíó una economía del mundo cada vez más integrada, con nuevos productos y
piedras y metales preciosos provenientes de América. Estos últimos inundaron el mercado monetario de
Europa, provocando un fenómeno conocido como la revolución de los precios.


3.6 Los Austrias del Siglo XVII: el gobierno de validos. La crisis de 1640. En el Siglo XVII se da la pérdida de la hegemonía española bajo el gobierno de los llamados Austrias Menores (Felipe III, 1598-1621; Felipe IV, 1621-1665; y Carlos II, 1665-1700). Todos ellos contaron con el apoyo de un valido que les asesoraba en la toma de decisiones. El de Felipe III fue el Duque de Lerma, cuya medida más destacada fue la expulsión de los moriscos . Felipe IV se apoyó en el Conde-Duque de Olivares, que puso en marcha una serie de reformas administrativas y fiscales, e impulsó la creación de la Uníón de Armas (1626). Su política encontró especial oposición en Cataluña y Portugal. En la primera, explotó una rebelión de campesinos en 1640 (Corpus de Sangre o Guerra de los Segadores) que acabó con la proclamación de la República Catalana, aliada con la Francia de Luis XIII. No fue sofocada hasta 1652, cuando Don Juan José de Austria rindió Barcelona. En Portugal el duque de Braganza se proclamó rey como Juan IV. Esta insurrección se debíó al descontento luso por diversos motivos políticos y económicos, y concluyó con el Tratado de Lisboa (1668) que reconocía la independencia del reino portugués. Tras la destitución de Olivares (1643) se sucedieron los conflictos en la corona de Aragón, Valencia, Andalucía, Nápoles y Sicilia. Finalmente, debido a la incapacidad física y psíquica de Carlos II, durante su gobierno se sucedieron una serie de validos (Don Juan José de Austria, el Conde de Oropesa, el Duque de Medinaceli) que se centraron en la aplicación de medidas políticas y económicas.


3.7 La Guerra de los Treinta Años y la pérdida de la hegemonía en Europa.
En el Siglo XVII se da la pérdida de la hegemonía española bajo el gobierno de los llamados Austrias Menores (Felipe III, 1598-1621; Felipe IV, 1621-1665; y Carlos II, 1665-1700). Nos encontramos con una economía arruinada por las continuas guerras y rebeliones internas. Con Felipe III llegará una época de paz propiciada por el agotamiento de la Hacienda Real: la Pax Hispánica. Así, se firmará con Francia la Paz de Vervins (1598), con Inglaterra el Tratado de Londres (1604), y con Holanda la Tregua de los Doce Años (1609). Sin embargo, con Felipe IV España entrará en la Guerra de los Treinta Años al mandar tropas a la Bohemia para socorrer a sus parientes austriacos, lo que supondrá el fin definitivo de nuestra hegemonía. En la guerra se enfrentaron por un lado, los Habsburgo, (defensores de una Europa unida por la fe y por el emperador) contra la católica Francia y los países protestantes del Norte (defensores de una Europa dividida en Estados independientes). Vencerán estos últimos y el Tratado de Westfalia (1648) supondrá la derrota de todos los intereses españoles, pluralismo religioso, consolidación de la hegemonía francesa). La guerra continuará contra Francia por la rebelión catalana hasta la Paz de los Pirineos (1659) que supuso la pérdida del Rosellón y la Cerdeña. Con Carlos II se certificará la decadencia: independencia de Portugal (1668) y pérdida del Franco Condado, Flandes y Luxemburgo a manos de Francia (paces de Aquisgrán (1668), Nimega (1678) y Tratado de Ratisbona (1684))


3.8 Principales factores de la crisis demográfica del Siglo XVII y sus consecuencias.
La crisis española se encuentra dentro de una general que afecta a prácticamente a todos los países europeos del Siglo XVII. Entre las causas del hundimiento económico podemos señalar las alteraciones monetarias (moneda de vellón), el incremento de la deuda pública, el desarrollo de una pesada burocracia, y las calamidades (malas cosechas, epidemias). En consecuencia, se dio un descenso demográfico (de ocho a siete millones de habitantes) debido a guerras, epidemias, emigración a América… . En la agricultura el campesino se empobrece por la caída de la población lanar y agrícola; mientras que en la industria se produce un colapso artesanal que afecta especialmente a los textiles castellanos, con causas tanto económicas (rigidez gremial, retraso científico y técnico) como políticas (tratados de paz con cláusulas comerciales, invasión de productos extranjeros). Se da además un debilitamiento comercial (comercio interior casi inexistente, comercio con América en manos holandesas, francesas e inglesas) y la ruina de las finanzas reales, lo que obliga a aumentar los impuestos, especialmente en Castilla. Los arbitristas (Saavedra Fajardo) denunciaron estos problemas, y
durante el reinado de Carlos II (gobierno del Duque de Medinaceli) se adoptó una política mercantilista y
proteccionista que condujo a la recuperación económica.


3.9 Crisis y decadencia de la Monarquía Hispánica: el reinado de Carlos II y el problema sucesorio.
Tras la muerte de Felipe IV en 1665 asciende al trono su hijo Carlos II. Debido a la corta edad del monarca, y
más tarde a sus discapacidades físicas y psíquicas, se sucederán en su gobierno una larga serie de válidos: su
madre (Mariana de Austria) y la Junta de Gobierno, el padre Nithard, Valenzuela, Don Juan José de Austria, el
Duque de Medinaceli, el Conde de Oropesa… Etc. Todo esto provocará una gran sensación de desgobierno y
confusión. En este ambiente aparecerán dos fenómenos en política interior: el neofeudalismo (cuando la alta
nobleza controle a la monarquía) y el neoforalismo (con un renacer de los fueros y privilegios de los reinos
frente a la corona). A la crisis política y social se le añade una desastrosa situación económica, especialmente
en Castilla. En política exterior, la debilidad de la Monarquía se manifestará en el reconocimiento de la
independencia de Portugal (1668) y la pérdida del Franco Condado, Flandes y Luxemburgo a manos de
Francia (paces de Aquisgrán (1668), Nimega (1678) y Tratado de Ratisbona (1684)). La muerte sin
descendencia de Carlos II (1700) dará lugar a la Guerra de Sucesión (1701-1713/14) en la que se enfrentarán
los dos candidatos al trono: el escogido por el monarca, Felipe de Borbón (nieto del rey francés Luis XIV) y el
Archiduque don Carlos (segundo hijo del emperador Leopoldo I de Austria).

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